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Los impuestos no son la solución

Felipe Guadamuz Flores redaccion@larepublica.net | Jueves 16 julio, 2020

Guadamuz

Volando Guayabazos


El ex Primer Ministro británico Winston Churchill comparó una vez a una nación que trata de salir adelante aumentando los impuestos con al hombre que intenta prosperar con sus dos pies en el cubo tratando de levantarse tirando de la agarradera. Es ilógico, contraproducente y hay otras maneras de salir adelante. Como resultado, no se trata de usar la retórica para sacar adelante al país sin hechos constatables, sino que debe hacerse con claridad, trabajo, dedicación y definitivamente, sin aumentar la carga tributaria. En consecuencia, la propuesta del Presidente de la República de aumentar los impuestos no parece ser conveniente ni adecuada, menos cuando la economía está detenida por la falta de propuestas de reactivación económica.

Cierto, necesitamos salir adelante y la crisis del Covid-19 ha cambiado completamente el panorama y expectativa de muchos. Como bien indicó el Presidente de la República en su discurso el domingo 12 de julio de 2020, se trata de proteger al Estado Social de Derecho y no de afectar a quienes menos tienen, pero en este momento los impuestos no son la solución. Ya se aprobó una carga tributaria fuerte con la Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas y esto iba sirviendo, lo que queda es disminuir el gasto público.

En el discurso presidencial hay temas que quedaron por fuera y deben ser analizados. No se puede pretender una reactivación económica cuando los inversionistas en alta tecnología no invertirán en un país que no protege su propiedad industrial e intelectual. Hasta el momento ni el Poder Ejecutivo ni los diputados se han pronunciado al respecto, siendo una de las fortalezas que podría ayudar a nuestro país a salir adelante. Se necesita reforzar la propiedad intelectual e industrial atendiendo a las necesidades nacionales, pero con propuestas de proyectos de ley serios, con participación de todos los sectores involucrados para llegar a consensos. Esto aumentaría el atractivo para que tanto inversionistas nacionales como extranjeros inviertan en Costa Rica.

Otro punto que quedó por fuera pero que es de suma importancia es la informalidad, la cual es la mayor forma de evasión fiscal. Da la impresión de que existen dos realidades, la de Cuesta de Moras y la del resto de Costa Rica. En la Asamblea Legislativa pareciera que no existe conexión con el costarricense común que se ve ahogado cuanto trata de emprender, porque las cargas tributarias y sociales son altísimas, para un servicio deficiente y que, si bien es aceptable para un país subdesarrollado, no lo es en cuanto al coste que se paga. La Caja y el Ministerio de Hacienda han sido los menos solidarios, cobrando a patronos pequeños cargas sociales altísimas y haciéndoles perder el tiempo en procedimientos de cobro mal planteados y sin fundamento, cuando no hay forma de generar dinero porque la economía está detenida y aparte los funcionarios no revisan lo que van a cobrar. Luego, cuando son evidenciados, se escudan hasta el punto de decir que a ellos no les aplica la Ley General de la Administración Pública.

No existe un plan claro y contundente por parte del gobierno para reactivar la economía. Las palabras de algunos economistas han sido mal interpretadas para buscar reactivar la economía con impuestos, cuando lo dicho por estos economistas no fue así. Los impuestos sirven para financiar los servicios públicos, pero para ello se necesita una economía robusta, cosa que no parecieran entender ni el gobierno ni los diputados en la Asamblea Legislativa.

La reducción de trámites es fundamental para que los negocios permanezcan a flote. Según datos del Ministerio de Economía, Industria y Comercio, MEIC, las pequeñas y medianas empresas representaron en el 2017 el 97,5% total del parqué empresarial en Costa Rica, lo que equivale a un poco más de 108 mil empresas MIPYMES en un país de cinco millones de habitantes. Así, las medidas que se toman contra los empresarios en realidad afectan a las MIPYMES que son las más impactadas por estas medidas, algo que las autoridades parecieran no entender.

La reactivación económica debe enfocarse en ese parqué empresarial de PYMES, pero sin dejar de lado a otras empresas más grandes. No todos los empresarios son unos corruptos, así como no todos los sindicalistas son unos vagos, en efecto, las minorías son las que tintan a las mayorías y originan esas generalizaciones falsas que residen en el imaginario colectivo, pero la realidad es muy distinta, ambos son personas honorables, sin embargo, lamentablemente, la chota y el irrespeto generan estas matizaciones que lejos de ayudar más bien separan en tiempos en los cuales deberíamos estar unidos.

Es importante, para sacar adelante al país, dejar de separarnos y trabajar como un solo equipo, pero para ello se necesita liderazgo serio. Pedir prestado no es la solución y muestra poca creatividad y visión por parte del Presidente de la República y el Poder Ejecutivo. Costa Rica necesita de ideas claras, las soluciones no son sencillas, pero están. Hasta que no se comience a aplicar la teoría económica como se debe y el respeto a la propiedad privada, incluyendo la industrial e intelectual, seguiremos estancados y esto llevará inevitablemente al caos porque la paz con hambre no dura.






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