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Los famosos mordiscos…

Andrea Calderón ancalderon@saintgregory.cr | Miércoles 21 junio, 2017


Los que me conocen saben que me gusta hablar las cosas como son, y este tema es un tema delicado y complicado de manejar para los que somos papás. Probablemente si su hijo tiene más de un año, ha mordido o ha sido mordido. Les tengo que contar que mi bebé cuando tenía 1.3 años vino mordido a la casa, lo peor de todo fue que lo mordió su mejor amiguita, a quién el abrazó después de ser mordido. ¡Así que hoy vamos a hablar de los famosos y temidos mordiscos!

Debido a la etapa oral, a los niños de 1 y 2 años les gusta explorar las cosas con su boca; es su manera de aprender del mundo de una manera cómoda. Tenemos que saber (aunque no lo haga más fácil para nosotros como papás) que el acto de morder es totalmente normal en el entorno de un “toddler”, la mayoría de niños no muerde por maldad ni con maldad, sino más bien muerden para intentar expresar sus emociones; muerden porque están emocionados, frustrados, ansiosos, o hasta aburridos y como no tienen las destrezas de lenguaje para expresarlo desencadena en esta acción. En la mayoría de casos, cuando los niños llegan a una madurez de lenguaje en la que pueden expresarse un poco más, el impulso de morder desaparece.

Usualmente los niños muerden en la casa o en la escuela -lugares adonde se sienten seguros- y expresan sus emociones fácilmente.  Las circunstancias pueden variar mucho, pero lo que veo más frecuentemente es que esto ocurre en momentos donde esperamos que los niños compartan juguetes y la atención de adultos, y por su edad y madurez; ¡compartir no es exactamente su fuerte todavía!

Según Judith Garrard, Ph.D. de la Universidad de Minnesotta, un toddler es mordido siete, si SIETE, veces al año…y cómo ni usted ni yo queremos que nos muerdan (ni que los nuestros muerdan) tantas veces al año les dejo unos consejitos:

Para prevenir…

  • Motivar e intentar de que el niño se exprese y que use palabras. Es importante recordarles que a veces nos sentimos frustrados, cansados, tristes, enojados, muy felices.
  • Después de dinámicas y períodos activos, hagan actividades pasivas como jugar en silencio o una siesta, los niños sobre estimulados tienden a morder más que un niño estimulado pero descansado.
  • Ofrezca un sustituto para morder, introduzca al niño un trapito u objeto que cuando sienta frustración o enojo pueda tener a mano y recuérdele: puede morder esto.

Cuando muerden…
Para lidiar con este comportamiento efectivamente, el mensaje para los niños debe ser que primero atendemos al niño que ha sido mordido, esto deja un mensaje muy importante para el niño que muerde; al no referirnos a la acción, no reforzamos el comportamiento.

Después, alejamos al niño que mordió y le damos un ratito para que digiera lo que acaba de pasar. Siempre debemos recordarle en este momento que a todos nos duele cuando nos hacen daño y que lo que acaba de hacer le dolió a su amigo. NUNCA, NUNCA, mordemos al niño que mordió, no sólo es inefectivo, pero le dice al niño que esto atrae atención.

Esta acción también puede indicarnos que el niño está en medio de una situación de cambio o ajuste, como dejando los pañales, pasándose de casa, acaba de tener un hermanito; que al fin y al cabo estas situaciones siempre afectan hasta los niños más estables.

¡A veces un poquito de atención especial y muchos chineos de mamá y papá es todo lo que los niños necesitan para parar de morder!

Compartamos esto para que todos sepamos cómo manejar este tema en casa… ¡Nos estamos leyendo pronto!

 






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