Ley de Tránsito... ¿y la educación?
Cristian Williams cwilliams@larepublica.net | Jueves 27 noviembre, 2008
Con el lector
Ley de Tránsito… ¿y la educación?
Cristian Williams
cwilliams@larepublica.net
En momentos en que los costarricenses nos estamos matando en las carreteras, surge como la gran solución una Ley de Tránsito que, por lo que dicen quienes la defienden, si la aprueban estamos salvados.
De entrada le expreso que no me gusta esa ley que pretenden aprobar, ya que, por ningún lado la veo preventiva y se basa en castigar y castigar. Más plata para un Estado ineficiente.
No me preocupa que aumenten las multas por ebriedad, ya que por gracia de Dios no consumo licor, pero quien está consumiendo licor ni piensa en la multa que le vayan a imponer.
Les pido a los diputados, así como a la ministra de Transportes, Karla González, que les den una revisadita a los periódicos de inicio de los años 90, cuando estaba por aprobarse la actual Ley de Tránsito.
Es copia fiel de lo que se vive en estos días. También defendían que con multas más fuertes la paz llegaría a las carreteras. ¿Me parece que nada cambió? Los opositores señalaban que lo único que se lograría era que las “mordidas” o sobornos aumentasen. Lo mismo que ahora, ¿verdad?
Diputados y ministra González, ¿creen ustedes que a un irresponsable que hoy se emborracha y toma el volante con su familia al lado, sin importarle un comino que los lleve en ruta a la muerte, le vaya a inquietar una mayor multa o cárcel, cuando ni siquiera le conmueve matar a su familia?
Esta ley la única sensación que me deja es que busca más dinero a como dé lugar. A ver, que alguien me explique en qué se mejorará la matanza en las carreteras si en lugar de ¢2 mil por haber dejado olvidada la licencia, se pasa a pagar ¢45 mil.
Me disgusta que por ningún lado leo y menos escucho hablar de soluciones que vayan más allá de cobrar más y más, como si los borrachos fuesen a desaparecer a partir de esa aprobación o que ya no tendremos más muertos en las carreteras.
Este país requiere mayor educación, educación de verdad, para conductores y peatones; necesita que la gente sea consciente, que crea en lo que hace y no viva en un mundo de terror.
Este país necesita sembrar educación vial, crear conciencia desde la escuela, enseñar a las personas a cruzar por las zonas peatonales y a usar los puentes. Háganlo y verán qué buena cosecha nos espera.
Hay que sensibilizar a las nuevas generaciones, hacerlas responsables para que, cuando se conviertan en los nuevos conductores, marquen la diferencia. Hay que dificultar la posibilidad de tener una licencia, que quien conduzca realmente esté capacitado y no como ahora.
Me gusta la campaña de Chofer designado de la Cervecería, así se debe actuar, invitar a la prevención y no buscar el castigo. Aquí hay gente que piensa y puede dar mejores ideas que la de solo aumentar las multas.
Costa Rica requiere un cambio, pero le aseguro, porque igual pasó hace casi 20 años, que con multas más altas nada cambia, ni siquiera el pésimo estado de las carreteras, que muchas veces son las culpables de las muertes.
No caigan en la presión mediática, analicen bien lo que van a aprobar, están a tiempo.
Ley de Tránsito… ¿y la educación?
Cristian Williams
cwilliams@larepublica.net
En momentos en que los costarricenses nos estamos matando en las carreteras, surge como la gran solución una Ley de Tránsito que, por lo que dicen quienes la defienden, si la aprueban estamos salvados.
De entrada le expreso que no me gusta esa ley que pretenden aprobar, ya que, por ningún lado la veo preventiva y se basa en castigar y castigar. Más plata para un Estado ineficiente.
No me preocupa que aumenten las multas por ebriedad, ya que por gracia de Dios no consumo licor, pero quien está consumiendo licor ni piensa en la multa que le vayan a imponer.
Les pido a los diputados, así como a la ministra de Transportes, Karla González, que les den una revisadita a los periódicos de inicio de los años 90, cuando estaba por aprobarse la actual Ley de Tránsito.
Es copia fiel de lo que se vive en estos días. También defendían que con multas más fuertes la paz llegaría a las carreteras. ¿Me parece que nada cambió? Los opositores señalaban que lo único que se lograría era que las “mordidas” o sobornos aumentasen. Lo mismo que ahora, ¿verdad?
Diputados y ministra González, ¿creen ustedes que a un irresponsable que hoy se emborracha y toma el volante con su familia al lado, sin importarle un comino que los lleve en ruta a la muerte, le vaya a inquietar una mayor multa o cárcel, cuando ni siquiera le conmueve matar a su familia?
Esta ley la única sensación que me deja es que busca más dinero a como dé lugar. A ver, que alguien me explique en qué se mejorará la matanza en las carreteras si en lugar de ¢2 mil por haber dejado olvidada la licencia, se pasa a pagar ¢45 mil.
Me disgusta que por ningún lado leo y menos escucho hablar de soluciones que vayan más allá de cobrar más y más, como si los borrachos fuesen a desaparecer a partir de esa aprobación o que ya no tendremos más muertos en las carreteras.
Este país requiere mayor educación, educación de verdad, para conductores y peatones; necesita que la gente sea consciente, que crea en lo que hace y no viva en un mundo de terror.
Este país necesita sembrar educación vial, crear conciencia desde la escuela, enseñar a las personas a cruzar por las zonas peatonales y a usar los puentes. Háganlo y verán qué buena cosecha nos espera.
Hay que sensibilizar a las nuevas generaciones, hacerlas responsables para que, cuando se conviertan en los nuevos conductores, marquen la diferencia. Hay que dificultar la posibilidad de tener una licencia, que quien conduzca realmente esté capacitado y no como ahora.
Me gusta la campaña de Chofer designado de la Cervecería, así se debe actuar, invitar a la prevención y no buscar el castigo. Aquí hay gente que piensa y puede dar mejores ideas que la de solo aumentar las multas.
Costa Rica requiere un cambio, pero le aseguro, porque igual pasó hace casi 20 años, que con multas más altas nada cambia, ni siquiera el pésimo estado de las carreteras, que muchas veces son las culpables de las muertes.
No caigan en la presión mediática, analicen bien lo que van a aprobar, están a tiempo.