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¡León murió en la telaraña!

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 16 mayo, 2016


Jugadores del Herediano celebran la conquista del campeonato; título 25 para las vitrinas del glorioso club rojiamarillo. www.imagenesencostarica.com/La República


Herediano cumplió con los pronósticos.
Señalado por los analistas como el gran favorito a la corona, despachó sin ningún problema al Alajuelense, con doble victoria 1-0 y 2-0, mostrando sobre el endeble rival una superioridad táctica impresionante.
Hace rato no se observa en los campeonatos cortos de nuestro fútbol, una superioridad tan manifiesta de un equipo sobre el otro. El gestor de esta proeza fue Hernán Medford, llamado por la dirigencia del Team como relevo de Odir Jacques.
En la final, el estratega rojiamarillo se lució, anulando de tajo a un rival que en dos partidos se vio impotente para descifrar el esquema táctico de los florenses, y contra la Liga tácticamente hizo lo que le dio la gana, desapareciéndolo del terreno con un sistema de juego que para nuestro medio rayó en la perfección.
Javier Delgado no pudo descifrar el planteamiento del nuevo monarca; incluso, su colega le repitió inteligentemente la formación del juego de ida porque la excelencia no se toca y ni así pudo “El Sheriff” romper el esquema del rival, que lo mandó al infierno apenas en las primeras de cambio.
No hacía falta meterse a vivir entre juego y juego en el vestuario rojinegro, a escuchar las indicaciones de su entrenador para que sus jugadores no cometieran faltas cerca del área. El Team es letal con ellas.
Pero, apenas a los nueve minutos, Kenner Gutiérrez agarró del uniforme a Elías Aguilar que le hizo una finta y el tiro libre, por carambola terminó en las redes de Patrick.
¡Apague y vámonos!
Fue un gol de suerte para el anfitrión; de hecho el remate de Aguilar fue resuelto por la barrera, pero en el rebote surgió como fantasma Cubero para rematar al primer palo, sorprendiendo a Pemberton, crucificado con su puño izquierdo en alto. Remates más letales que este ha desviado el portero erizo en otras oportunidades, pero todo estaba puesto para la gran fiesta rojiamarilla.
Con este gol de madrugada, a cada jugador del Alajuelense se le subieron tres elefantes a su espalda y la final quedó resuelta. Con lo que dictaban las estadísticas, meterle dos goles al Herediano en la casa de don Eladio para apenas empatar la serie, era guión para titanes y el débil libreto del León no estaba escrito para cumplirlo.
Los dos partidos fueron idénticos y retrataron el orden táctico de una formación sólida e infranqueable, que marcó, presionó y contraatacó con estilo, frente a un rival flojo, perdido, desorientado e inoperante.
El 2-0 del Herediano, obra de arte dibujada entre “Mambo”, Aguilar y Yendrick, dio vía libre al baile; el León se había convertido en un minino y el huracán florense lo movió como le vino en gana.







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