Latinoamérica se beneficiaría de más trabajadoras
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 08 marzo, 2011
Latinoamérica se beneficiaría de más trabajadoras
Solo uno de cada cinco trabajadores agrícolas en Latinoamérica es mujer, mientras que en el conjunto de los países en desarrollo la participación de las féminas en este sector asciende al 43%, según un documento de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentado ayer en Chile.
En cambio, América Latina tiene la mayor proporción regional de jefas de explotaciones agrícolas, que supera el 25% en países como Chile, Ecuador y Panamá, de acuerdo al informe anual sobre “El estado mundial de la agricultura y la alimentación (SOFA 2010-11)”.
Según la FAO, el cierre de esa brecha de género en el acceso a los recursos permitiría aumentar entre un 2,5 y un 4% la producción agrícola en los países en desarrollo y disminuir a su vez entre 100 y 150 millones el número de personas que padece hambre en el mundo.
Además, permitiría hacer frente a los problemas para abastecer a la población mundial y fomentaría la seguridad alimentaria frente a la volatilidad de los precios de los alimentos, que en la actualidad han sobrepasado los niveles alcanzados durante la crisis de 2008.
También las familias salen beneficiadas cuando las mujeres tienen más influencia sobre las decisiones económicas, ya que sus familias destinan más ingresos a la alimentación, la salud, la educación, el vestido y la nutrición de los niños.
Para contrarrestar la desigualdad de la mujer en la agricultura, la FAO propone eliminar la discriminación en el marco legal, en el acceso a los recursos agrícolas, la educación, los servicios de extensión y financieros y en los mercados de trabajo.
También sugiere invertir en tecnologías e infraestructura que permitan ahorrar el tiempo de trabajo y mejorar la productividad, y facilitar la participación de la mujer en mercados de trabajo rurales más flexibles, eficientes y justos.
Las diferencias son el reflejo de unos niveles educativos femeninos relativamente altos en América Latina y de la diversificación y el crecimiento económicos, de acuerdo a la FAO.
A ello se suman unas normas culturales que favorecen la emigración de las mujeres del campo a la ciudad para trabajar en el sector de servicios, según explicó durante la presentación del informe el economista de la FAO Gustavo Anríquez.
Sin embargo, en el caso de la agricultura, las latinoamericanas tienden a ocupar más trabajos temporales, estacionales y de bajos ingresos en comparación a los hombres, y tienen menos posibilidades que estos de trabajar como asalariadas en ese sector.
Así, en Panamá, Guatemala, Ecuador y Nicaragua, menos de un 10% de las mujeres recibe un sueldo, mientras que en los hombres esa proporción supera el 25%.
Además, tanto en Latinoamérica como en el resto de países en desarrollo, las mujeres tienen menor acceso que sus compañeros a la tierra, al ganado y a la maquinaria.
EFE
Solo uno de cada cinco trabajadores agrícolas en Latinoamérica es mujer, mientras que en el conjunto de los países en desarrollo la participación de las féminas en este sector asciende al 43%, según un documento de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) presentado ayer en Chile.
En cambio, América Latina tiene la mayor proporción regional de jefas de explotaciones agrícolas, que supera el 25% en países como Chile, Ecuador y Panamá, de acuerdo al informe anual sobre “El estado mundial de la agricultura y la alimentación (SOFA 2010-11)”.
Según la FAO, el cierre de esa brecha de género en el acceso a los recursos permitiría aumentar entre un 2,5 y un 4% la producción agrícola en los países en desarrollo y disminuir a su vez entre 100 y 150 millones el número de personas que padece hambre en el mundo.
Además, permitiría hacer frente a los problemas para abastecer a la población mundial y fomentaría la seguridad alimentaria frente a la volatilidad de los precios de los alimentos, que en la actualidad han sobrepasado los niveles alcanzados durante la crisis de 2008.
También las familias salen beneficiadas cuando las mujeres tienen más influencia sobre las decisiones económicas, ya que sus familias destinan más ingresos a la alimentación, la salud, la educación, el vestido y la nutrición de los niños.
Para contrarrestar la desigualdad de la mujer en la agricultura, la FAO propone eliminar la discriminación en el marco legal, en el acceso a los recursos agrícolas, la educación, los servicios de extensión y financieros y en los mercados de trabajo.
También sugiere invertir en tecnologías e infraestructura que permitan ahorrar el tiempo de trabajo y mejorar la productividad, y facilitar la participación de la mujer en mercados de trabajo rurales más flexibles, eficientes y justos.
Las diferencias son el reflejo de unos niveles educativos femeninos relativamente altos en América Latina y de la diversificación y el crecimiento económicos, de acuerdo a la FAO.
A ello se suman unas normas culturales que favorecen la emigración de las mujeres del campo a la ciudad para trabajar en el sector de servicios, según explicó durante la presentación del informe el economista de la FAO Gustavo Anríquez.
Sin embargo, en el caso de la agricultura, las latinoamericanas tienden a ocupar más trabajos temporales, estacionales y de bajos ingresos en comparación a los hombres, y tienen menos posibilidades que estos de trabajar como asalariadas en ese sector.
Así, en Panamá, Guatemala, Ecuador y Nicaragua, menos de un 10% de las mujeres recibe un sueldo, mientras que en los hombres esa proporción supera el 25%.
Además, tanto en Latinoamérica como en el resto de países en desarrollo, las mujeres tienen menor acceso que sus compañeros a la tierra, al ganado y a la maquinaria.
EFE