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Las mujeres dicen más de una economía que el dinero

| Lunes 09 noviembre, 2009




Las mujeres dicen más de una economía que el dinero
Si usted es un inversor que piensa que el tema social de la brecha entre sexos está fuera de su cartera, piénselo de nuevo

Bloomberg

Siguiendo el recorrido del dinero frecuentemente uno llega al fondo de una historia. Hacer el seguimiento de la experiencia económica de las mujeres puede brindar una comprensión más amplia de esa historia.
Las mujeres constituyen la mitad de la población del planeta y la prosperidad y competitividad dependen de que se logre la igualdad entre los sexos. El último Índice Global de la Brecha entre Sexos del Foro Económico Mundial ofrece detalles oportunos y reveladores de las trayectorias de crecimiento de los países.
Tomemos como ejemplo Islandia. Está bien, no se puede comprar un Big Mac ahí. McDonald’s Corp. está abandonando ese mercado, ha sucumbido al colapso de la corona y la erosión de las ganancias. Las islandesas, no obstante, lideran en cuanto a igualdad. La economía quedó expuesta como un gran castillo de naipes. No obstante, el éxito alcanzado al dar a toda su fuerza laboral una sacudida equitativa podría convertir a Islandia en una opción de compra de largo plazo.
Asia es un terreno especialmente fértil para hacer un seguimiento de la dinámica de los sexos, y también desalentador. Muchos más países asiáticos retrocedieron que los que avanzaron en el 2009. Eso significa que la crisis global hizo retroceder los esfuerzos para reducir la brecha entre hombres y mujeres en el poder económico y político. Si usted es un inversor que piensa que este es un tema social fuera de su cartera, piénselo de nuevo.
No hay una política económica más tonta que atarse una mano a la espalda y ése es un motivo clave por el cual Asia tiene un desempeño inferior. Extraer recursos de una fuente laboral más pequeña --y más débil-- impide cualquier tipo de crecimiento de un país y de sus empresas.
Este impedimento estructural al crecimiento es tan tonto como dañino. Asia lamentará no haber abordado este problema.
No sorprenderá a nadie que el Yemen aparezca en el último lugar entre las 134 economías en las que se hizo el sondeo. A pocos tomará desprevenidos que los países nórdicos dominan la punta superior del ranking.
Les sorprendería saber a las mujeres de Nueva York, Londres y Tokio que les va mejor a sus pares en Manila, Colombo y Ulan Bator. Esto es en relación con los cuatro criterios con que se elabora el índice del Foro: participación económica y oportunidad, logro educacional, poder político, y salud y tasa de supervivencia.
Varios países clave del Asia descendieron tres o más lugares en el 2009. Y aunque Filipinas todavía se halla entre los 10 primeros de la lista, cayó tres niveles. Sri Lanka, el otro país asiático que se ubica en el bloque de los 20 primeros, cayó cuatro niveles. La moraleja de esas historias: mandar las mujeres a otros países para que obtengan trabajos mejor remunerados y transfieran el dinero a sus familias tiene más efectos negativos que lo habitual durante una crisis internacional.
Tailandia bajó cuatro niveles a 59, ubicándose detrás de Uzbekistán. Es un sobrio recordatorio de que 12 años después de la crisis asiática, la segunda economía del sudeste asiático se centra demasiado en las cifras gruesas del producto bruto interno, y no lo suficiente en dar el poder a las masas. Y es una caída continua: hace dos años, Tailandia estaba entre los primeros 50 lugares.
Más allá de todas las buenas noticias sobre Corea del Sur, el sexismo es una mancha. No utilizar plenamente la fuerza de trabajo es una receta para un crecimiento y generación de riqueza bajo la par en el largo plazo. La patria del “descuento coreano” en las acciones debe dejar de descontar a sus mujeres.
Hubo éxitos notables. Japón escaló 25 lugares, al número 75, mientras que Mongolia subió 18 al puesto número 22. Incluso aquí, las cosas no son lo que parecen.
Japón obtuvo un gran impulso en los comicios del 30 de agosto en el que un récord de 54 mujeres ganó bancas en el Parlamento. Es lamentable que lo opuesto sea lo que prevalece en el sector privado. Ninguna de las 225 compañías que integran el índice bursátil Nikkei tiene una mujer en el cargo de máximo ejecutivo.
Los avances de Mongolia son para ser aplaudidos. Es inusual que un país advierta la importancia de este tema en una etapa tan temprana de la globalización de su economía. Se ubica por encima de Estados Unidos y Canadá. El problema es la falta de participación femenina en la política. Es algo que Mongolia necesita abordar para alcanzar su potencial.
Podría ser un momento singular para explorar estas causas del peor desempeño de Asia. Los mercados están en auge en momentos en que la región emerge de la crisis global antes que Occidente. Los índices de acciones subieron más del 40 por ciento este año en China, Hong Kong, India, Indonesia, Corea, Malasia, Filipinas, Singapur, Sri Lanka, Taiwán, Tailandia y Vietnam.
Eso es lo que pasa cuando los que diseñan las políticas abren las compuertas monetaria y fiscal durante las turbulencias financieras. Una vez que las tasas vuelvan a subir y se desvanezca el estímulo gubernamental, las economías necesitarán plantarse en la calidad de sus datos fundamentales. Las tasas de crecimiento serán decepcionantes.
La desigualdad de sexos es una clara grieta en la venerada invulnerabilidad del Asia, y una grieta estúpida.






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