Las instituciones que nos hacen falta
Políticas gubernamentales frenaron el desarrollo de algunas de nuestras instituciones por lo cual las críticas no deben recaer sobre ellas sino sobre aquellas actuaciones
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 03 octubre, 2009
Existe una confusión que debe aclararse porque hacerlo puede ponernos en el camino correcto para tener las instituciones adecuadas y eficientes que se necesitan. Nos referimos a la costumbre de atribuir a ellas las fallas que se originaron en realidad, en algún momento, en decisiones políticas de los gobiernos. En el pasado reciente (últimas décadas) por razones que no es el caso analizar en este momento, los gobiernos paralizaron el desarrollo de algunas instituciones del Estado impidiéndoles invertir y descuidando su avance. Esto, como es lógico, produjo un retraso en obras de infraestructura y de otro tipo (proyectos hidroeléctricos, portuarios…etc…) que dichas instituciones debieron haber realizado para continuar a buen ritmo. Esos retrasos, que hoy vivimos y resentimos, deben ser analizados con serenidad en el marco de referencia que motivó esas políticas. Esto no solo produjo el rezago en los servicios que esas entidades brindan sino también, en algunos casos, el retraso de algunos de sus trabajadores que vieron segadas sus posibilidades de mantenerse al día por el ejercicio mismo de sus funciones, de capacitarse o ser capacitados cuando fuere necesario. A pesar de esto ahora les pedimos ser muy capaces y eficientes. Estas políticas produjeron en muchos funcionarios desmotivación y ambiente propicio para comenzara la ineficiencia. Sin embargo, en otros casos se formó, al calor de las experiencias laborales, recurso humano muy valioso que debe ser hoy bien remunerado para evitar su fuga puesto que es capital importante de instituciones nacionales que todos hemos contribuido a financiar. Es necesario asumir la responsabilidad de estos hechos porque solo así se podrá retomar la senda correcta para tener el aparato estatal profesional y eficiente que merecemos. Es por esto que hoy las críticas no deben recaer sobre las entidades. Estas marchan siempre según las dirijan. Si hubo aciertos o errores la responsabilidad es de los gobiernos que actuaron. Para renovarlas y reactivarlas también son necesarias políticas de gobierno.