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Las motos y la seguridad

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 29 abril, 2009



Las motos y la seguridad


El Gobierno de Guatemala acaba de prohibir que más de una persona viaje en una motocicleta, y es muy importante que Costa Rica adopte la misma regla de inmediato. Además, los guatemaltecos exigen a las motocicletas portar placas visibles y del mismo tamaño de las que lucen los automóviles. También el gobierno ubicado en San José debería seguir el ejemplo de los vecinos del Norte.
Hay varios costarricenses que se han encontrado en meses recientes en una presa cuando una motocicleta aparece a la par; mientras que el que la maneja mantiene las manos en los controles, el pasajero encañona al automovilista y exige la billetera o la cartera y si ve una computadora portátil también la pide. El carro está inmovilizado, mientras que los dos en la motocicleta, al tener ya el botín salen huyendo entre los autos paralizados en la presa. Si ese tipo de crimen fuera todo, menos mal, pero lamentablemente ya ha habido varios casos de sicarios operando de la misma manera —el pasajero en la motocicleta siempre es el que dispara.
Cuando se pregunta a los testigos de esos crímenes el número de placa no lo pueden dar, porque la identificación que emite el Ministerio de Transportes para motocicletas es bastante pequeña, y muchos la colocan a un lado donde es poco o nada visible. Si tuvieran que portar una placa tamaño automóvil tendrían que colocarla en algún tipo de miniplataforma bien iluminada que permitiría que todo el mundo viera la numeración.
Si la Ley de Tránsito exige una placa grande es posible que se acepte en el medio con pocas protestas. Los dueños de los Harley Davidson y los BMW, para citar dos marcas de motocicletas grandes, protestarán por la pérdida de linaje y de estética. Argumentarán que cargar una placa de ese tamaño provoca la pérdida de aerodinamismo, pero probablemente perderían después de apelar a la Sala Cuarta.
Pero la gritada a los cielos en protesta por una política de “una persona, una moto” de los distribuidores de motocicletas, los talleres y, por supuesto, de los dueños de estos aparatos será algo insólito desde que se les obligó a todos los que viajan en auto usar cinturón de seguridad. Los galanes que pasean con sus novias en motocicleta los fines de semana serían los menos en este debate. Aparecerán los padres que llevan uno o más hijos a la escuela en moto, la pareja que depende de una moto para llegar a sus trabajos, los plomeros que ofrecen reparaciones a domicilio que llegan en este tipo de aparato, y muchísimos más. En este caso lo que se necesitaría saber es exactamente cuántas personas habían sido sometidas al bajonazo por dos sujetos en moto, a cuántos les han robado sus pertenencias mientras estaban atrapados en una presa y cuántos homicidios se han llevado a cabo por dos sicarios transportándose de esa manera.
Si los casos sumados de estos tres móviles son menos de diez en el último año, habría que reconsiderar la implementación de la política “una moto, una persona”. Pero si es 100 o más (la realidad) el Presidente de la República debería declarar emergencia nacional e imponer la restricción por decreto.
Es cierto que la política “una moto, una persona” cohíbe la libertad de la gran mayoría de motociclistas que son honestos. Pero hay una pregunta adicional, ¿no es cierto que las motos que operan con más de una persona sufren más accidentes de tránsito?
¡Olvidémoslo! De inmediato hay que prohibir que más de una persona viaje en una motocicleta.

cdenton@cidgallup.com

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