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Las dos Costa Ricas energéticas (II)

Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 13 agosto, 2018


Las dos Costa Ricas energéticas (II)

La problemática de las dos Costa Ricas energéticas descrita en la columna anterior es, en gran medida, consecuencia del hecho de que el país no está incorporando las fuentes de energía de bajo costo que, en el mundo, están liderando actualmente la diversificación y la transición energética, la reducción de los costos de la energía y la reducción de las emisiones al ambiente.

Entre los muchos estudios que muestran estas transformaciones en el mundo, se encuentra el “World Energy Outlook 2017: A World in Transformation”, elaborado por la International Energy Agency (IEA), el cual señala lo siguiente:

  • “La forma en que el mundo va a satisfacer sus crecientes necesidades de energía cambia drásticamente en el Escenario de Nuevas Políticas, con el liderazgo tomado por el gas natural, por el rápido aumento de las energías renovables (particularmente la energía solar) y por la eficiencia energética”.
  • “En los próximos cinco años, la energía solar fotovoltaica tendrá la mayor incorporación anual de capacidad para las energías renovables, muy por encima de la eólica y la hidráulica”.
  • “Como resultado de las grandes transformaciones en el sistema energético global, que ocurrirán en las próximas décadas, las energías renovables (especialmente la energía solar) y el gas natural son los grandes ganadores en la carrera para satisfacer la demanda de energía al 2040”.


La energía solar y el gas natural son los líderes de la diversificación y la transición energética mundial porque también son de muy bajo costo.

Recientes estudios como el “BP Energy Outlook, 2018 Edition” señalan, además, que el gas natural desplazará al petróleo de su primer lugar en el mundo. Sobre este tema, una publicación de Reuters indicó lo siguiente: “BP espera que el gas natural supere al petróleo como la principal fuente de energía mundial alrededor del año 2040”.

La realidad internacional muestra que, actualmente y en las próximas dos o tres décadas, la energía solar seguirá siendo la principal fuente de energía que liderará el cambio dentro de las renovables en el subsector eléctrico y que el gas natural lo está haciendo dentro del subsector combustibles.

La evolución de la realidad energética mundial es muy diferente a la evolución de la realidad energética nacional, ya que las principales fuentes de energía que están liderando e impulsando los cambios en el mundo, en esta etapa de la diversificación y la transición energética, no están teniendo ningún impacto en Costa Rica.

Por ejemplo, en el 2017, la energía solar representó el 0,0044% del suministro energético nacional y el gas natural el 0,0%. Este combustible gaseoso, que es de bajas emisiones, permitiría sustituir una parte importante de las crecientes y caras importaciones petroleras y generar adicionalmente grandes cantidades de recursos fiscales. Y para el 2030, como lo señalé en mi columna anterior, la participación prevista de la energía solar sería del 0,011% del suministro total de energía del país y la participación del gas natural continuaría en 0,0%.

Lo anterior se da a pesar de que en el territorio nacional existe un amplio potencial de estas dos fuentes de energía. 

Mientras que aquí la dependencia petrolera es, actualmente, del 62% y se estima que en el 2030 estaría en un 62,85%. En el 2017, la participación del petróleo en el consumo energético mundial estuvo entre el 31% y el 36% y se estima que en el 2030 esta participación bajaría ligeramente para ubicarse en un rango entre el 28% y el 32%. Costa Rica tiene una dependencia petrolera del doble con respecto al promedio mundial, la cual se mantendría en ese nivel en el futuro, de acuerdo con los estudios sobre la evolución energética nacional.

Los estudios sobre la realidad energética, citados en mi columna anterior, indican claramente que, en el país, no está ocurriendo ningún cambio (diversificación, transición, reducción de costos, independencia energética, etc.) y que las fuentes de energía tradicionales de alto costo siguen estando fuertemente arraigadas, tanto las importadas como las nacionales.  

La retórica política en Costa Rica ha impedido la competencia entre las fuentes de energía y, consecuentemente, ha evitado la diversificación y la transición energética.

Esta retórica ha inducido una inacción en la realidad energética nacional porque una parte importante de las acciones que se encuentran en los planes nacionales de energía de escritorio terminan teniendo poco efecto o nada del todo. Por esto, no se está realizando ningún cambio de relevancia en el país. Este tema lo analicé en una columna publicada en el mes de mayo pasado bajo el título “Políticas públicas que no inciden en el mundo real”.

La competencia entre las diferentes fuentes de energía y la diversificación energética, que son dos procesos claves de la transición energética en el mundo, no se están dando aquí.

En Costa Rica, una buena parte de las principales opciones energéticas que se impulsan políticamente se deciden sin los estudios correspondientes, por lo que terminan sin desarrollarse por diversas razones (técnicas, económicas, financieras y mercadológicas, entre otras) y las que sí logran desarrollarse terminan siendo muy caras y de poco impacto en la transición. 

Opciones energéticas que son claves en la transición y en la competitividad energética mundial son políticamente “descartadas y bloqueadas” a priori sin que medien los estudios rigurosos que se requieren (técnicos, económicos, financieros, ambientales, entre otros) para poder tomar este tipo de decisiones.  

Las fuentes de energía de bajo costo que están liderando la diversificación y la transición energética en el mundo no solamente no participan de manera relevante en Costa Rica, sino que también las fuentes de energía, escogidas políticamente a dedo, para ,supuestamente, “liderar” el cambio energético nacional no aparecen como relevantes en la transición energética en el mundo por su alto costo y su bajo impacto.

La creciente influencia de la retórica política en el sector energético ha provocado una parálisis en la necesaria transición energética nacional y ha creado dos efectos negativos: las opciones que se quieren introducir políticamente que, en general, son caras, terminan no realizándose o teniendo poco efecto; mientras que las que podrían tener un impacto significativo son bloqueadas.  

Como resultado de la retórica política existente y de las medidas de inacción y de bloqueo que se derivan de ella, la realidad señalada por los estudios muestran que, en el país, la energía no solamente es más cara que en muchos otros países con los que competimos en el comercio internacional y por atraer inversión externa, sino que, también, la Costa Rica de las energías no renovables (impulsada por las crecientes importaciones petroleras) ha venido creciendo más rápidamente que la Costa Rica de las energías renovables, por lo que no se está dando ninguna transición energética.

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