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COLUMNISTAS


Las bondades de prevenir

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 02 diciembre, 2019


Los excelentes resultados que ponen a Costa Rica a la cabeza del mundo en el tratamiento de cáncer de cérvix según la tasa de sobrevivencia, demuestran una vez más la importancia de actuar a tiempo. Este extraordinario resultado se lo debemos, en primer lugar, al exitoso programa que encabezó Lorena como Primera Dama para efectuar el examen de citología a todas las mujeres en la edad en la que lo requieren.

La publicación de la American Cancer Society, Global Cancer Facts & Figures 4ª Edición, indica que Costa Rica es la nación con mayor tasa de sobrevivencia cinco años después de la detección del cáncer de cérvix.

Específicamente señala “Cuando el invasivo cáncer cervical se descubre temprano en su desarrollo, es uno de los cánceres con tratamiento más exitoso. La tasa neta de sobrevivencia a los cinco años va de 49% en Colombia a 77% en Corea y 78% en Costa Rica, y se sitúa entre 60 y 70% en la mayoría de los países”

En 1968 la incidencia y la mortalidad causada por este tipo de cáncer, seguía siendo muy alta, pese a que es curable cuando se detecta a tiempo y la citología que permite esa detección es un procedimiento relativamente sencillo. Sin embargo, en 1997 tan solo se practicaron ese examen el 23% de las mujeres en edad para hacerlo. Era un contrasentido humano y desde el punto de vista de salud pública que estuviesen muriendo personas por una causa totalmente prevenible.

Despertando la atención del sector salud, generando conciencia en las mujeres y recabando el apoyo decidido de la empresa privada, la Primera Dama puso en marcha un cambio radical en esa área de la salud pública.

El proceso de análisis de las citologías y de comunicación de sus resultados era muy lento y de baja efectividad, y había una enorme cantidad de muestras sin examinar y claro sin reportar sus resultados.

Para resolver el problema se estableció un moderno Laboratorio Nacional de Citologías y se incrementó el personal capacitado para procesar las muestras. Además, se usó el sistema de Correos de Costa Rica, que recién se había modernizado, para acelerar el envío de las muestras. También, para facilitar la detección temprana en todo el territorio nacional, se llevaron unidades móviles hasta las zonas más recónditas, y a fin de vencer la desinformación y las barreras entre la población se recurrió al voluntariado y a la colaboración de los medios de comunicación masiva.

Ese programa logró crear consciencia en decenas de miles de mujeres sobre sus derechos en salud y que vencieran los prejuicios en contra de los exámenes; incentivar a médicos y personal de salud a hacer los exámenes gracias al ejemplo de algunas profesionales muy comprometidas con esa causa; y poner a operar un sistema eficiente y humano.

Como resultado, para diciembre 2001 se habían realizado más de un millón trescientas cincuenta mil citologías y la cobertura se había cuadriplicado, llegando a cubrir a un 94% de las mujeres en edad de practicarse el examen. Esto permitió detectar un 98,12% de los casos a tiempo de ser tratados y se redujeron los casos de cáncer invasor en casi la mitad, salvando la vida de centenares de mujeres y preservando la tranquilidad de sus familias.

Como señala el informe mencionado “Cuando se detecta a tiempo el cáncer cervical invasivo, es uno de los que se puede tratar con mayor éxito”. Esto y los buenos servicios de la CCSS nos ha llevado al primer lugar en la efectividad de los tratamientos cinco años después. Ahora se goza de los resultados de ese programa de hace 20 años en cuanto a la efectividad de su cura.

Pero los resultados van más allá de la efectividad de los tratamientos, lo que es ya en si mismo maravilloso.

Como indica la misma “American Cancer Society”: “Los procedimientos de detección (citologías en nuestro caso) pueden también prevenir el cáncer de cérvix por encontrar y permitir el tratamiento de lesiones precancerosas” Claro y además, como he señalado, “…también detectan el cáncer temprano, cuando es tratable”.

Por ello no es de extrañar que su incidencia en nuestro país también disminuyó de 24 casos por 100.000 mujeres en las edades seleccionadas en 1999, a solo 16 en 2002 y a 12 en 2007.




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