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Viernes, 26 de abril de 2024



EDITORIAL


La violencia oculta

| Sábado 09 marzo, 2013




Muchos de estos casos (de violencia) ni siquiera pasan a formar parte del abanico informativo de los medios y en gran medida no se ponen en evidencia en las estadísticas


La violencia oculta

La edición especial que hizo este medio para el día de ayer, permitió ver, en su conjunto, mucha información y reflexiones que continuamente, en ediciones normales, son noticia sobre la situación de las mujeres en el mundo.
Si bien en Occidente ellas se mueven entre una extensa franja con muchos matices relacionados con la igualdad real respecto de los varones, porque muchas veces la realidad es contraria a lo que dicen las leyes, está claro que en otras partes del mundo las mujeres se encuentran en estado de indefensión y sometidas a brutales violencias.
El caso de la joven de 20 años y madre de dos hijos que fue torturada y luego quemada viva en Papúa-Nueva Guinea, por supuesta práctica de lo que llaman brujería, de acuerdo con declaraciones de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, es un ejemplo claro de lo último.
Los casos de mutilación genital se inscriben también dentro de las situaciones en donde la cultura obliga a las niñas y mujeres a soportar esa tortura y brutal violencia contra su integridad física y su salud mental y emocional.
No obstante, en las sociedades occidentales, donde estas u otras prácticas están prohibidas por ley, una serie de atropellos y distintos tipos de violencia se practican contra las mujeres de forma clandestina, desde los perpetrados a mujeres de zonas rurales o muy carentes de independencia económica y conocimientos acerca de cómo denunciar, hasta los que ocurren en el ámbito de operación de grupos organizados y entrenados para ocultar su actividad.
Muchos de estos casos ni siquiera pasan a formar parte del abanico informativo de los medios y en gran medida no se ponen en evidencia en las estadísticas porque no hay denuncias que obliguen a la investigación y las saquen a la luz.
Sin embargo, y a pesar de lo dicho, es importante comprobar que en una buena parte del mundo ya ellas no tienen que soportar violencia y cuando son esclavizadas o agredidas por grupos organizados, lo mismo puede ocurrirles a los hombres.
No hay duda de que las sociedades del mundo necesitan avanzar hacia el respeto a los demás, al interior de cada país, y a la convivencia en paz en el concierto de naciones.
La historia de la humanidad ha demostrado ya con creces que violencia genera más violencia y que el ser humano solo requiere tener posibilidad de disfrutar de una buena salud y educación, trabajo y paz, es decir, con sus necesidades básicas cubiertas, para formar parte de un tejido social armónico y productivo.
 







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