La seguridad jurídica y la doble moral de los ticos
| Viernes 08 abril, 2011
La seguridad jurídica y la doble moral de los ticos
La seguridad jurídica es un principio universal del derecho que nos previene sobre lo permitido y lo prohibido. La Sala Constitucional lo ha reafirmado al sentenciar que “lo que no está prohibido, está permitido”. El Estado, que es el que debe garantizar esa seguridad jurídica, es el que en forma arbitraria y con un afán politiquero varía situaciones jurídicas consolidadas y genera desconfianza e indefensión en sus tutelados. Algunas muestras se dan de seguido:
I. Carretera a Caldera. Los gobiernos no consideraron hacerla por más de 30 años. Un proyecto que dure más de cuatro años, políticamente no es rentable. Alguien se atrevió y lo hizo a través del modelo conocido como “Inversión privada en obra pública”. Un consorcio de valientes inversionistas ticos y extranjeros se atrevieron y la desarrollaron. Ahora algunos ticos, que manejan una doble moral, incluido el mismo Gobierno, los quieren arruinar. ¿Cuál carretera en este país no es peligrosa? Ninguna respuesta nos convencerá, porque la mira está puesta en los inversionistas más que en la propia seguridad de la carretera y su único pecado es tratar de recuperar una gran inversión que otros no tuvieron el valor de realizar.
ll. Riteve. Igual. Inversionistas privados corren un gran riesgo, invierten millones de dólares y ahora, que abrieron brecha; que hay en el país una cultura de seguridad, los quieren sacar, ya con el camino allanado; sin la corrupción de muchos años pasados; desde que la revisión la brindaba el propio Gobierno en la Sabana, hasta antes de Riteve cuando algunos talleres privados, en un claro conflicto de intereses; brindaban la revisión y reparaban en forma simultánea. Aunque duela, son muchas las lecciones positivas que nos ha dejado Riteve, aunque algunos sigan alquilando llantas o haciéndole matráfulas al motor para poder pasarla. Tendrán los talleres privados la capacidad financiera para dar ese servicio en todo el país?; porque no es justo que lo hagan solo en San José. En la licitación que se promoverá, debe haber un puntaje mínimo y el ítem indiscutiblemente más ponderado, deberá ser, dar ese servicio a nivel nacional.
lll. Crucitas. Por más que no estemos de acuerdo con la minería a cielo abierto, no es el momento de protestar contra el Proyecto Crucitas. Dónde estaban los que adversan la empresa ahora; cuando esta pasó casi siete años reuniendo los requisitos para estar a derecho con el proyecto e invirtiendo millones de dólares; la mayoría en planillas y ahora hay que sacarla del país, con el móvil de la protección ambiental. Nuestra doble moral sale a flote, pero a qué costo: que todos los ticos le pagaremos a la empresa no solo la inversión realizada, sino las expectativas de utilidad que el proyecto le iba a generar o es que también vamos a impedir que la empresa recupere su inversión.
Ahorremos los gastos que realizan algunos funcionarios públicos viajando por el mundo buscando inversión privada. Hay dos clases de reglas; las que les ofrecemos y las que les aplicamos. Los ticos manejamos una doble moral y las serruchadas de piso estarán a la orden del día, eso sí, cuando la inversión esté hecha y alguien le pueda sacar provecho, no necesariamente apoyándola. Ejemplos abundan.
Juan Carlos Díaz Solís
Consultor en Administración y Seguros
La seguridad jurídica es un principio universal del derecho que nos previene sobre lo permitido y lo prohibido. La Sala Constitucional lo ha reafirmado al sentenciar que “lo que no está prohibido, está permitido”. El Estado, que es el que debe garantizar esa seguridad jurídica, es el que en forma arbitraria y con un afán politiquero varía situaciones jurídicas consolidadas y genera desconfianza e indefensión en sus tutelados. Algunas muestras se dan de seguido:
I. Carretera a Caldera. Los gobiernos no consideraron hacerla por más de 30 años. Un proyecto que dure más de cuatro años, políticamente no es rentable. Alguien se atrevió y lo hizo a través del modelo conocido como “Inversión privada en obra pública”. Un consorcio de valientes inversionistas ticos y extranjeros se atrevieron y la desarrollaron. Ahora algunos ticos, que manejan una doble moral, incluido el mismo Gobierno, los quieren arruinar. ¿Cuál carretera en este país no es peligrosa? Ninguna respuesta nos convencerá, porque la mira está puesta en los inversionistas más que en la propia seguridad de la carretera y su único pecado es tratar de recuperar una gran inversión que otros no tuvieron el valor de realizar.
ll. Riteve. Igual. Inversionistas privados corren un gran riesgo, invierten millones de dólares y ahora, que abrieron brecha; que hay en el país una cultura de seguridad, los quieren sacar, ya con el camino allanado; sin la corrupción de muchos años pasados; desde que la revisión la brindaba el propio Gobierno en la Sabana, hasta antes de Riteve cuando algunos talleres privados, en un claro conflicto de intereses; brindaban la revisión y reparaban en forma simultánea. Aunque duela, son muchas las lecciones positivas que nos ha dejado Riteve, aunque algunos sigan alquilando llantas o haciéndole matráfulas al motor para poder pasarla. Tendrán los talleres privados la capacidad financiera para dar ese servicio en todo el país?; porque no es justo que lo hagan solo en San José. En la licitación que se promoverá, debe haber un puntaje mínimo y el ítem indiscutiblemente más ponderado, deberá ser, dar ese servicio a nivel nacional.
lll. Crucitas. Por más que no estemos de acuerdo con la minería a cielo abierto, no es el momento de protestar contra el Proyecto Crucitas. Dónde estaban los que adversan la empresa ahora; cuando esta pasó casi siete años reuniendo los requisitos para estar a derecho con el proyecto e invirtiendo millones de dólares; la mayoría en planillas y ahora hay que sacarla del país, con el móvil de la protección ambiental. Nuestra doble moral sale a flote, pero a qué costo: que todos los ticos le pagaremos a la empresa no solo la inversión realizada, sino las expectativas de utilidad que el proyecto le iba a generar o es que también vamos a impedir que la empresa recupere su inversión.
Ahorremos los gastos que realizan algunos funcionarios públicos viajando por el mundo buscando inversión privada. Hay dos clases de reglas; las que les ofrecemos y las que les aplicamos. Los ticos manejamos una doble moral y las serruchadas de piso estarán a la orden del día, eso sí, cuando la inversión esté hecha y alguien le pueda sacar provecho, no necesariamente apoyándola. Ejemplos abundan.
Juan Carlos Díaz Solís
Consultor en Administración y Seguros