La salud y la educación
| Viernes 11 enero, 2008
La salud y la educación
La salud y la educación son los dos pilares fundamentales sobre los que se puede construir una sociedad desarrollada.
Ambas, salud y educación, van de la mano, son los derechos originales con los que nacemos todos y cada uno de los seres humanos; son las dos fuerzas motoras que nos brindan la posibilidad de disfrutar de un estado de total bienestar físico, emocional y social.
Las comunidades saludables y educadas son más seguras y más felices. Estos dos ingredientes dotan a los pueblos de la capacidad necesaria para asumir retos, le proporcionan el poder suficiente para que construyan física y moralmente una vida digna para todo el conglomerado humano por el que están conformados.
Los países que cuentan con sistemas debidamente organizados, con altos índices de salud y de educación, son los que avanzan con más celeridad, son las naciones donde la vida cotidiana evoluciona con mayor previsión y son necesariamente los más creativos y productivos, económica y culturalmente.
La pobreza de las naciones es quizá el resultado inmediato y el más visible de la falta de educación y de la carencia de salud. La ignorancia y la enfermedad han sido el lastre que ha retardado el desarrollo y el crecimiento de los pueblos en todas las épocas.
La deserción escolar, la carencia de instrucción y la ausencia de atención médica son el inicio de una cadena de males sociales que se va multiplicando, que va creciendo como una bola de nieve, recogiendo en el camino delincuencia, drogadicción, vagabundería, prostitución y toda clase de parasitismo social, que a la postre le cuesta al conjunto de la sociedad, ingentes sumas de dinero.
El notorio avance que Costa Rica ha logrado en su entorno geográfico más próximo, en materia de desarrollo económico, se ha debido ciertamente, a una mayor inversión en estos dos importantes rubros de la vida nacional.
La proliferación de escuelas y centros de atención médica primaria han dado sus resultados positivos y es tarea de todos los días robustecerlos a lo ancho y lo largo del país.
Además, desde esta perspectiva, en lo que a nosotros respecta, seria y solidariamente, como nación, como administrados y administradores, debemos atender estas dos materias con suma responsabilidad, para beneficio de la colectividad en su conjunto.
Asegurar a todos los niños y niñas el acceso a los cuadernos, uniformes, aulas, maestros bien entrenados, vacunas, atención médica preventiva y una alimentación adecuada, no significa en ningún caso paternalismo estatal, es la mejor inversión que el país puede hacer para garantizarse un futuro en paz, en armonía y con altos niveles de salud, desarrollo y creatividad.
Johnny Sáurez Sandí
Abogado y notario
La salud y la educación son los dos pilares fundamentales sobre los que se puede construir una sociedad desarrollada.
Ambas, salud y educación, van de la mano, son los derechos originales con los que nacemos todos y cada uno de los seres humanos; son las dos fuerzas motoras que nos brindan la posibilidad de disfrutar de un estado de total bienestar físico, emocional y social.
Las comunidades saludables y educadas son más seguras y más felices. Estos dos ingredientes dotan a los pueblos de la capacidad necesaria para asumir retos, le proporcionan el poder suficiente para que construyan física y moralmente una vida digna para todo el conglomerado humano por el que están conformados.
Los países que cuentan con sistemas debidamente organizados, con altos índices de salud y de educación, son los que avanzan con más celeridad, son las naciones donde la vida cotidiana evoluciona con mayor previsión y son necesariamente los más creativos y productivos, económica y culturalmente.
La pobreza de las naciones es quizá el resultado inmediato y el más visible de la falta de educación y de la carencia de salud. La ignorancia y la enfermedad han sido el lastre que ha retardado el desarrollo y el crecimiento de los pueblos en todas las épocas.
La deserción escolar, la carencia de instrucción y la ausencia de atención médica son el inicio de una cadena de males sociales que se va multiplicando, que va creciendo como una bola de nieve, recogiendo en el camino delincuencia, drogadicción, vagabundería, prostitución y toda clase de parasitismo social, que a la postre le cuesta al conjunto de la sociedad, ingentes sumas de dinero.
El notorio avance que Costa Rica ha logrado en su entorno geográfico más próximo, en materia de desarrollo económico, se ha debido ciertamente, a una mayor inversión en estos dos importantes rubros de la vida nacional.
La proliferación de escuelas y centros de atención médica primaria han dado sus resultados positivos y es tarea de todos los días robustecerlos a lo ancho y lo largo del país.
Además, desde esta perspectiva, en lo que a nosotros respecta, seria y solidariamente, como nación, como administrados y administradores, debemos atender estas dos materias con suma responsabilidad, para beneficio de la colectividad en su conjunto.
Asegurar a todos los niños y niñas el acceso a los cuadernos, uniformes, aulas, maestros bien entrenados, vacunas, atención médica preventiva y una alimentación adecuada, no significa en ningún caso paternalismo estatal, es la mejor inversión que el país puede hacer para garantizarse un futuro en paz, en armonía y con altos niveles de salud, desarrollo y creatividad.
Johnny Sáurez Sandí
Abogado y notario