La política sí importa
| Viernes 04 enero, 2013
Cuando se politiza un tema es con la intención de ponerlo a discusión para conocer los diferentes pareceres y llegar a un acuerdo, esto se hace inclusive en cualquier familia civilizada
La política sí importa
Desde hace varios años he definido a los pseudopolíticos costarricenses como aquellos que con harta insistencia se acuerpan en la ingobernabilidad para justificar su poca habilidad para gobernar. La palabra ingobernabilidad es el referente más utilizado en la “moderna” jerga política para describir cualquier imposibilidad que se presente de concretar promesas y acciones con rapidez y sin oposición.
Es tal el desconocimiento que tienen los pseudopolíticos sobre la política y su relación con la gobernabilidad, que además, constantemente llaman a no “politizar” los temas urgentes, craso error. La política es la disciplina que permite a los diferentes actores plantear sus preferencias y divergencias, sobre una variedad de temas que requieren discutirse para concretar acuerdos en una sociedad que por definición es diversa.
Cuando se politiza un tema es con la intención de ponerlo a discusión para conocer los diferentes pareceres y llegar a un acuerdo, esto se hace inclusive en cualquier familia civilizada. Otra cosa, muy diferente, es politiquear los temas, a lo que con frecuencia nos vienen acostumbrando nuestros partidos políticos y sus representantes. Quienes en Costa Rica hablan de ingobernabilidad y piden no politizar los problemas, solapadamente intentan evitar la participación y el debate.
Esto lleva, adrede o por ignorancia, a confundir la institucionalidad con la elasticidad política con que un buen estadista debe gobernar dentro de procesos democráticos, en los cuales las libertades políticas son fundamento del sistema.
Es por lo anterior indispensable entrarnos al debate de la gobernabilidad, a sabiendas de que las decisiones discutidas y consensuadas siguen siendo fundamentales en la política y en lo que es su mayor producto: la democracia.
La política es política, e importa. La persona que desea que la dejen en paz y no tener que preocuparse de la política acaba siendo el aliado inconsciente de esos pseudopolíticos, que consideran que la política es un espinoso obstáculo para sus sacrosantas intenciones de no dejar nada en paz.
Donde hay política existe una aceptación de la convivencia simultánea de diversos grupos, intereses y tradiciones, claro, dentro de una unidad territorial sujeta a un gobierno legítimo común.
Un buen sistema político debe estar dotado de los instrumentos necesarios para escuchar a esos grupos, a fin de buscar la conciliación en la medida de lo posible, ofreciendo categorías legales, de protección y medios de expresión y participación, claros y razonablemente seguros, todo dentro de un marco de libertad, esto sí es sinónimo de gobernabilidad.
En conclusión, intentar renunciar a la política, o destruirla como se hace con el frecuente uso de las palabras “ingobernabilidad” y “despolitización”, es destruir justamente los mejores instrumentos que tienen los seres humanos para poner orden en la verdadera ingobernabilidad. La gobernabilidad es politizar los temas, discutir los proyectos, intentar definir las políticas públicas en forma participativa y tomar decisiones oportunas.
Claudio Alpízar Otoya, politólogo