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La política del dólar fuerte ha llegado a ser una reliquia

| Viernes 09 octubre, 2009




La política del dólar fuerte ha llegado a ser una reliquia

Washington -- Más de un decenio después de que el ex secretario del Tesoro Robert Rubin hizo del “dólar fuerte” una política nacional, los negociantes de divisas dicen que las mismas palabras en boca del Gobierno del presidente estadounidense Barack Obama tienen poco sentido.
Timothy Geithner, el actual secretario del Tesoro, ha tolerado la caída del dólar de un 12% desde su apogeo de este año en marzo, medida por un índice de la Reserva Federal, ponderado por comercio, sobre el dólar frente a otras monedas principales. Si bien dijo tan recientemente como el 3 de octubre que “es muy importante que Estados Unidos siga teniendo un dólar fuerte”, la última vez que Estados Unidos intervino en los mercados para respaldar su moneda fue en 1995.
Es posible que la caída del dólar estimule las exportaciones de Estados Unidos conforme la economía se recupera de la peor recesión desde los años treinta del siglo pasado. El riesgo es que también puede ahuyentar a los mayores acreedores del país precisamente en momentos en que el Departamento del Tesoro depende más que nunca de los inversionistas extranjeros, para que compren los bonos que financian el programa de estímulo de Obama. La cuota del dólar de las reservas mundiales de divisas bajó en el segundo trimestre al 62,8%, la proporción más baja en diez años por lo menos, dijo el Fondo Monetario Internacional en Washington el 30 de septiembre.
“Puesto que el dólar ha estado débil y debilitándose por años, Geithner usaba una frase cifrada, un residuo de la administración Bush”, dijo David Malpass, director general de la firma de investigaciones Encima Global en Nueva York. “Quiere decir que Estados Unidos acepta el debilitamiento constante del dólar, pero no quiere que haya un colapso perjudicial”, dijo, el ex economista principal de Bear Stearns Cos. y subsecretario del Tesoro de 1986 a 1989.
La caída del dólar de un 15% frente al euro y un 11% frente al yen desde principios de marzo está ahondando la inquietud entre los líderes mundiales. Al mismo tiempo, los estadounidenses se están empobreciendo más.
La riqueza neta per cápita bajó a $172.749 en agosto desde un apogeo de $212.599 en septiembre del 2007, según estadísticas gubernamentales. Un Informe de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Humano, emitido el 5 de octubre, dice que Estados Unidos cayó a la posición número 13 en calidad de la vida en una tabla mundial del 2007 desde el número 5 en el 2000.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, dijo en Bruselas el 28 de septiembre que es “muy importante” que haya un dólar fuerte. Toyoo Gyohten, uno de los asesores del nuevo ministro de Finanzas de Japón, dijo el mismo día que “no hay mejor alternativa que el dólar”. El primer vicepresidente de Bank Rossii, Alexei Ulyukayev, dijo el 29 de septiembre que Rusia seguirá comprando bonos soberanos estadounidenses porque no hay alternativa realista.
“Reconocemos que el papel importante del dólar en el sistema nos impone cargas y responsabilidades especiales y vamos a hacer todo lo que sea necesario para garantizar que mantendremos la confianza”, dijo Geithner a los periodistas después de haber asistido a una reunión de homólogos suyos y jefes de bancos centrales del Grupo de Siete potencias económicas en Estambul el 3 de octubre.
Los comentarios llegan después de que las autoridades de China a Rusia hicieron llamamientos en pro de una alternativa a la principal moneda del mundo en las reservas de divisas.
“Los países emisores de las principales monedas de reserva deberían tomar en cuenta y sopesar las posibles consecuencias de su política monetaria tanto para sus propias economías como para la economía mundial con miras a mantener la estabilidad de los mercados financieros internacionales”, dijo el presidente chino Hu Jintao a los líderes del Grupo de 20 países en Pittsburg el 25 de septiembre, según la traducción de su discurso.
Cuando Ronald Reagan fue elegido presidente en 1980, su plataforma abogaba por una “OTAN fuerte”, “un liderazgo fuerte”, “una paz fuerte” y una moneda fuerte. “Se restaurará una política monetaria sólida, diseñada para inspirar confianza en el dólar estadounidense en el exterior, así como para reducir la tasa de inflación del país”, según un folleto de la campaña de Reagan de 1980.






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