La paradoja de los impuestos
Alfredo Puerta alfredo.puerta@estrategia-financiera.net | Lunes 07 mayo, 2012
La paradoja de los impuestos
Recientemente han salido en publicaciones académicas algunos trabajos de investigación relacionados con el tema impositivo, quizás impulsados por los cambios que en algunas economías, especialmente europeas, han obligado la delicada situación económica.
Un punto de partida que muestran todos estos estudios es el propósito del impuesto, que es financiar el gasto corriente del Estado; es decir, el costo del aparato administrativo que se encarga de gerenciar el país. Esta definición explicaría por qué los países deben recurrir al endeudamiento u otras formas de generación de recursos para poder financiar temas como la infraestructura, educación, etc.
Más aún se podría inferir en primer lugar que hasta cierto punto el impuesto per se puede ser deficitario, sobre todo el de la renta, ya que se paga una vez al año (por lo que en países de alta inflación puede perder poder adquisitivo) y es limitado solo a un determinado grupo de la población.
En segundo lugar, luce bastante claro que los Estados deben generar tributos alternos, como el del consumo, a la inversión, etc. para poder sostener y hacer crecer la administración pública.
El otro punto que se maneja en los estudios es el monto de la tasa de impuestos que un país debe cobrar; algunos análisis realizados por la OECD y el Banco mundial, a las principales economías de Europa, muestran una dualidad interesante.
En buena teoría uno podría esperar que una alta tasa impositiva (superior al 30% del ingreso) genere una tasa de crecimiento económico alta (superior al 20% anual), mientras que una tasa de impuesto baja, genere bajo crecimiento.
La evidencia muestra que tasas superiores al 30% pueden conducir a crecimientos económicos bajos (menores al 5% anual), lo que va en contra de la idea generalizada que los países que gravan más alto crecen más o también, que si quiero crecer tengo que cobrar más impuestos.
Un análisis detallado, muestra que tasas entre el 30% y 40% sobre el ingreso parecen ser suficientes para mantener el aparato administrativo del gobierno; sin embargo, la verdadera razón por la cual funcionan es que el porcentaje de recaudación de los tributos sobrepasa el 70%.
En los países con altas tasas de impuesto y bajo desarrollo, la recaudación se ubica por debajo del 50%. Obviamente hay casos donde la recaudación es alta y la única explicación es una deficiente administración pública.
Los países latinoamericanos deberíamos aprender esta lección del viejo continente; es más que evidente que la prioridad de un país en materia impositiva es la recaudación y no el aumento desmesurado de los tributos.
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