La papeleta ideológica para 2010
| Lunes 14 diciembre, 2009
La papeleta ideológica para 2010
Luego de las primarias en los partidos políticos y la definición de las candidaturas a la presidencia de la República parecía que, más allá del tema de la “moral”, sería el modelo de desarrollo el que estaría “detrás” de todos los planteamientos programáticos, como el eje central del discurso de campaña por parte de las fuerzas en disputa. Lo anterior se confirmó con la designación de las vicepresidencias y algunos otros acontecimientos, los cuales hacen ver que, para los próximos comicios de febrero de 2010, en la papeleta presidencial las y los costarricenses tendremos al frente un documento que sintetiza la oferta del espectro ideológico político nacional, del que saldrá como resultado la visión de mundo vencedora que regirá los destinos del país durante el siguiente cuatrienio. Sin embargo, la situación ideológica no parece estar del todo definida y por el contrario existe evidencia que sugiere que el espectro ideológico se ha “corrido”, precisamente como resultado de esos acontecimientos.
Hemos asistido en los últimos días a la ubicación del Partido Acción Ciudadana (PAC) hacia el “centro” (ver el debate entre Alberto Cortés y Alberto Salom), dejando atrás su postura tradicional apegada a la socialdemocracia ortodoxa, merced a la escogencia entre sus vicepresidencias a una seguidora del Sí al TLC, la señora Mónica Segnini, así como a la llegada a este partido de una parte de la dirigencia del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) entre los que destaca el señor Juan Rafael Lizano, quien afirmó haber encontrado “muchas coincidencias entre Acción Ciudadana y el enfoque humanista de la política idéntico al socialcristianismo de Calderón Guardia” (Costa Rica Hoy, 22/10/09).
Por su parte el PUSC, además de este presunto distanciamiento de sus orígenes filosóficos, así como de la “fuga” de su dirigencia y de su base electoral hacia otras fuerzas políticas, experimenta también una fisura o resquebrajamiento interno al menos en dos frentes: quienes permanecen bajo la égida del ahora candidato Luis Fishman y aquellos que le reclaman a este oportunismo, actuación premeditada y no le reconocen como seguidor del socialcristianismo, lo cual le colocaría al frente de un movimiento de carácter instrumental (cuyo fin en sí mismo es alcanzar el poder) y alejado de posturas de carácter programático, que guíen un proyecto de desarrollo y sus políticas, en un eventual triunfo en la justa electoral para la Presidencia de la República.
Otra dimensión aparte la ocupan las fuerzas que conforman el ala izquierda de la “papeleta ideológica”, hoy nuevamente fragmentada y compuesta al menos por tres agrupaciones: la Alianza Patriótica, con Rolando Araya Monge y su socialismo-cuántico; el Partido Integración Nacional (PIN), el cual no se ha caracterizado por enarbolar solidez ideológica o programática definida, pero que ahora cuenta con una figura que le aporta estas características específicas a su causa: el doctor Álvaro Montero Mejía, designado para ocupar la candidatura a la vicepresidencia. Finalmente, se encuentra el Frente Amplio, cuyas particularidades probablemente sí hayan sido la robustez ideológico-política de la “izquierda histórica” con sello nacional y por ende el último reducto del otrora Partido Vanguardia Popular.
Esto da como resultado —grosso modo— un entorno cuya oferta al menos en lo electoral, está compuesto en el lado izquierdo del espectro ideológico por una serie de agrupaciones distanciadas y dispersas, todas reclamando paternidad del movimiento del No al TLC; seguidas hacia el “centro” por el PAC y hacia el “centro-derecha” por el Partido Liberación Nacional, lo cual ubica al PUSC a la “derecha” y al Movimiento Libertario aún más hacia la derecha o la “extrema-derecha costarricense”. Todo esto evidencia que, en el tema ideológico en nuestro país, hace más una serie de movimientos teñidos de activismo político electoral, con el fin de lograr atraer a las masas de votantes, que la revisión programática o la definición producto de congresos ideológicos, en cualquiera de los bandos.
Si bien es cierto nuestros partidos políticos carecen de algunas características que les trocarían en representantes más “puros” de cada una de las ideologías señaladas, este es el escenario que “a la tica” se hace evidente en la papeleta presidencial, que tendremos al frente quienes acudamos a las urnas electorales, el próximo domingo 7 de febrero del 2010… hasta nuevo aviso.
Gustavo Araya Martínez
Politólogo y comunicador
Luego de las primarias en los partidos políticos y la definición de las candidaturas a la presidencia de la República parecía que, más allá del tema de la “moral”, sería el modelo de desarrollo el que estaría “detrás” de todos los planteamientos programáticos, como el eje central del discurso de campaña por parte de las fuerzas en disputa. Lo anterior se confirmó con la designación de las vicepresidencias y algunos otros acontecimientos, los cuales hacen ver que, para los próximos comicios de febrero de 2010, en la papeleta presidencial las y los costarricenses tendremos al frente un documento que sintetiza la oferta del espectro ideológico político nacional, del que saldrá como resultado la visión de mundo vencedora que regirá los destinos del país durante el siguiente cuatrienio. Sin embargo, la situación ideológica no parece estar del todo definida y por el contrario existe evidencia que sugiere que el espectro ideológico se ha “corrido”, precisamente como resultado de esos acontecimientos.
Hemos asistido en los últimos días a la ubicación del Partido Acción Ciudadana (PAC) hacia el “centro” (ver el debate entre Alberto Cortés y Alberto Salom), dejando atrás su postura tradicional apegada a la socialdemocracia ortodoxa, merced a la escogencia entre sus vicepresidencias a una seguidora del Sí al TLC, la señora Mónica Segnini, así como a la llegada a este partido de una parte de la dirigencia del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) entre los que destaca el señor Juan Rafael Lizano, quien afirmó haber encontrado “muchas coincidencias entre Acción Ciudadana y el enfoque humanista de la política idéntico al socialcristianismo de Calderón Guardia” (Costa Rica Hoy, 22/10/09).
Por su parte el PUSC, además de este presunto distanciamiento de sus orígenes filosóficos, así como de la “fuga” de su dirigencia y de su base electoral hacia otras fuerzas políticas, experimenta también una fisura o resquebrajamiento interno al menos en dos frentes: quienes permanecen bajo la égida del ahora candidato Luis Fishman y aquellos que le reclaman a este oportunismo, actuación premeditada y no le reconocen como seguidor del socialcristianismo, lo cual le colocaría al frente de un movimiento de carácter instrumental (cuyo fin en sí mismo es alcanzar el poder) y alejado de posturas de carácter programático, que guíen un proyecto de desarrollo y sus políticas, en un eventual triunfo en la justa electoral para la Presidencia de la República.
Otra dimensión aparte la ocupan las fuerzas que conforman el ala izquierda de la “papeleta ideológica”, hoy nuevamente fragmentada y compuesta al menos por tres agrupaciones: la Alianza Patriótica, con Rolando Araya Monge y su socialismo-cuántico; el Partido Integración Nacional (PIN), el cual no se ha caracterizado por enarbolar solidez ideológica o programática definida, pero que ahora cuenta con una figura que le aporta estas características específicas a su causa: el doctor Álvaro Montero Mejía, designado para ocupar la candidatura a la vicepresidencia. Finalmente, se encuentra el Frente Amplio, cuyas particularidades probablemente sí hayan sido la robustez ideológico-política de la “izquierda histórica” con sello nacional y por ende el último reducto del otrora Partido Vanguardia Popular.
Esto da como resultado —grosso modo— un entorno cuya oferta al menos en lo electoral, está compuesto en el lado izquierdo del espectro ideológico por una serie de agrupaciones distanciadas y dispersas, todas reclamando paternidad del movimiento del No al TLC; seguidas hacia el “centro” por el PAC y hacia el “centro-derecha” por el Partido Liberación Nacional, lo cual ubica al PUSC a la “derecha” y al Movimiento Libertario aún más hacia la derecha o la “extrema-derecha costarricense”. Todo esto evidencia que, en el tema ideológico en nuestro país, hace más una serie de movimientos teñidos de activismo político electoral, con el fin de lograr atraer a las masas de votantes, que la revisión programática o la definición producto de congresos ideológicos, en cualquiera de los bandos.
Si bien es cierto nuestros partidos políticos carecen de algunas características que les trocarían en representantes más “puros” de cada una de las ideologías señaladas, este es el escenario que “a la tica” se hace evidente en la papeleta presidencial, que tendremos al frente quienes acudamos a las urnas electorales, el próximo domingo 7 de febrero del 2010… hasta nuevo aviso.
Gustavo Araya Martínez
Politólogo y comunicador