La no violencia contra la mujer
| Sábado 04 diciembre, 2010
La no violencia contra la mujer
A partir de la reflexión contenida en el Editorial de LA REPUBLICA del 23 de noviembre “No más violencia contra la mujer”, y al conmemorar esta celebración (25 de noviembre) que nos hace reflexionar acerca de la violencia intrafamiliar, es importante que se informe y se conozca lo relativo a los distintos tipos de violencia que no se deben permitir.
En este Editorial se desarrolla, por ejemplo, la violencia a nivel laboral, el trato discriminatorio que algunas mujeres deben soportar, y que no denuncian por considerar que se encuentran en posición de desventaja por su género.
Patrones culturales y comportamientos arraigados en los géneros, hacen a las familias víctimas de un círculo vicioso que desgraciadamente, se pasa por alto debido en parte al desconocimiento de las normas y al temor de recurrir a ellas.
Cada vez se necesitan medios más impactantes para que seamos conscientes de este hecho, y a pesar de que contamos con derechos y mecanismos para protegerlos (en contraposición a muchos países que no los tienen), estos se ven minimizados ante la realidad que nos rodea, y vemos como cada año crece el número de mujeres que han experimentado violencia en sus hogares.
Esto nos lleva a pensar en la ¿violencia silenciosa? ¿La violencia que no se determina a simple vista?, ¿la violencia sicológica… ¿violencia que no es denunciada porque es parte de lo que según la mujer debe ser… o ha sido durante años en su vida? ¿Y la violencia que las mujeres padecen por parte de sus hijos, padres, u otros familiares a los que no se atreve a denunciar?
Estas interrogantes surgen cuando entendemos que el abuso sicológico, la manipulación, el control, la coerción en distintos niveles, son parte de la violencia que se trata de erradicar y además son la base de la violencia a nivel social.
La violencia cuando las instituciones no agilizan procesos para que ella pueda contar con medios para la manutención de sus hijos e hijas.
Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos.
a) el derecho a que se respete su vida;
b) el derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral;
c) el derecho a la libertad y a la seguridad personales;
e) el derecho a que se respete la dignidad inherente a su persona y que se proteja a su familia;
g) el derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos;
h) el derecho a libertad de asociación;
i) el derecho a la libertad de profesar la religión y las creencias propias dentro de la ley, y
j) el derecho a tener igualdad de acceso a las funciones públicas de su país.
Contamos con legislación de avanzada, la violencia intrafamiliar está incluida en las prioridades de seguridad ciudadana del Gobierno.
A nivel comunal, las oficinas Municipales de la Mujer constituyen verdaderas redes donde se difunden estos derechos, estas instituciones son elementos claves en la tutela efectiva, en la educación y la integración de las víctimas a programas en los que se les puedan ofrecer los elementos básicos para la recuperación.
A nivel social, la violencia empieza donde la familia se origina y en la medida que demos a conocer las distintas caras de este lamentable fenómeno, iremos construyendo los muros que la repelerán.
Como líderes locales que somos, como representantes de nuestras comunidades, debemos tomar conciencia de las distintas formas de violencia y ser instrumentos de cambio con nuestro actuar y nuestra labor. Que esos columpios ubicados en conmemoración de este hecho y que hoy nos confrontan, sean el punto de partida para una toma de conciencia y contribuir a erradicar todas las formas de violencia hacia las mujeres.
Agnes Gómez Franceschi
Diputada
A partir de la reflexión contenida en el Editorial de LA REPUBLICA del 23 de noviembre “No más violencia contra la mujer”, y al conmemorar esta celebración (25 de noviembre) que nos hace reflexionar acerca de la violencia intrafamiliar, es importante que se informe y se conozca lo relativo a los distintos tipos de violencia que no se deben permitir.
En este Editorial se desarrolla, por ejemplo, la violencia a nivel laboral, el trato discriminatorio que algunas mujeres deben soportar, y que no denuncian por considerar que se encuentran en posición de desventaja por su género.
Patrones culturales y comportamientos arraigados en los géneros, hacen a las familias víctimas de un círculo vicioso que desgraciadamente, se pasa por alto debido en parte al desconocimiento de las normas y al temor de recurrir a ellas.
Cada vez se necesitan medios más impactantes para que seamos conscientes de este hecho, y a pesar de que contamos con derechos y mecanismos para protegerlos (en contraposición a muchos países que no los tienen), estos se ven minimizados ante la realidad que nos rodea, y vemos como cada año crece el número de mujeres que han experimentado violencia en sus hogares.
Esto nos lleva a pensar en la ¿violencia silenciosa? ¿La violencia que no se determina a simple vista?, ¿la violencia sicológica… ¿violencia que no es denunciada porque es parte de lo que según la mujer debe ser… o ha sido durante años en su vida? ¿Y la violencia que las mujeres padecen por parte de sus hijos, padres, u otros familiares a los que no se atreve a denunciar?
Estas interrogantes surgen cuando entendemos que el abuso sicológico, la manipulación, el control, la coerción en distintos niveles, son parte de la violencia que se trata de erradicar y además son la base de la violencia a nivel social.
La violencia cuando las instituciones no agilizan procesos para que ella pueda contar con medios para la manutención de sus hijos e hijas.
Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos humanos.
a) el derecho a que se respete su vida;
b) el derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral;
c) el derecho a la libertad y a la seguridad personales;
e) el derecho a que se respete la dignidad inherente a su persona y que se proteja a su familia;
g) el derecho a un recurso sencillo y rápido ante los tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos;
h) el derecho a libertad de asociación;
i) el derecho a la libertad de profesar la religión y las creencias propias dentro de la ley, y
j) el derecho a tener igualdad de acceso a las funciones públicas de su país.
Contamos con legislación de avanzada, la violencia intrafamiliar está incluida en las prioridades de seguridad ciudadana del Gobierno.
A nivel comunal, las oficinas Municipales de la Mujer constituyen verdaderas redes donde se difunden estos derechos, estas instituciones son elementos claves en la tutela efectiva, en la educación y la integración de las víctimas a programas en los que se les puedan ofrecer los elementos básicos para la recuperación.
A nivel social, la violencia empieza donde la familia se origina y en la medida que demos a conocer las distintas caras de este lamentable fenómeno, iremos construyendo los muros que la repelerán.
Como líderes locales que somos, como representantes de nuestras comunidades, debemos tomar conciencia de las distintas formas de violencia y ser instrumentos de cambio con nuestro actuar y nuestra labor. Que esos columpios ubicados en conmemoración de este hecho y que hoy nos confrontan, sean el punto de partida para una toma de conciencia y contribuir a erradicar todas las formas de violencia hacia las mujeres.
Agnes Gómez Franceschi
Diputada