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“La música no es elitista, es inclusiva”

Carolina Barrantes redaccion@larepublica.net | Miércoles 17 julio, 2013


Carlos Miguel Prieto es director de música de la Orquesta Sinfónica Nacional de México y la Orquesta Sinfónica de Minería de la nación azteca, así como de la Orquesta Filarmónica de Luisiana en Estados Unidos.Esteban Monge/La República


ENTREVISTA

“La música no es elitista, es inclusiva”

Carlos Miguel Prieto, director musical de la Orquesta de las Américas (YOA), conversó con Magazine

La música no es elitista, todo lo contrario, es inclusiva y abre puertas en la educación de los niños, para que se alejen de tentaciones que muchas veces son negativas.
Esa es la opinión de Carlos Miguel Prieto, director musical de la Orquesta de las Américas (YOA), quien señala precisamente que parte de la misión de ese reconocido ensamble es llevar música a lugares recónditos del continente americano.
Prieto conversó con Magazine sobre la YOA y el I Festival de Orquestas Unidas que se hace en el país y que tiene a esa agrupación como invitada especial.

Fusionar el talento de 100 músicos de diferentes países no es fácil, ¿cómo mide usted el éxito que ha alcanzado la YOA?
La orquesta cumple 11 años este 2013 y fue un proyecto desde un inicio exitoso de comunión musical y social internacional de todos los países del continente americano. Hay muy pocos proyectos que potencialmente unen a músicos o artistas de naciones desde Canadá hasta Chile, y quizá una medida del éxito de este proyecto es decir que con excepción de un puñado muy pequeño de países de este continente, la orquesta se ha presentado en todos los demás.
Este año vamos a estar en tres o cuatro países en donde nunca se ha presentado la orquesta: Belice, Guatemala, El Salvador y Nicaragua. Agregarle además que la orquesta ha estado en varios sitios de Europa y China, o sea, es una orquesta americana que le ha hecho honor a su nombre como muy pocas instituciones.
Creo que la permanencia del proyecto indica también su éxito, pero la real manera de medir este proyecto es escuchando a la orquesta en un concierto, porque ahí es donde se convence la gente de la calidad artística y del éxito social que es, porque une diferentes idiomas, nacionalidades, religiones, razas. Así que es un proyecto de una gran nobleza artística y humana como muy pocos.

¿Qué le han parecido los músicos costarricenses que han formado parte del ensamble?
Aquí hay seis exintegrantes de la YOA que forman parte de la Orquesta Sinfónica de Costa Rica y todos mostraron un gran nivel. Para mí es muy emocionante cada vez que los veo, porque ahora son profesionales y están en organizaciones de excelencia, eso le da ese sentido al proyecto y ellos recuerdan a la YOA como una etapa muy importante de su formación.
Siempre he admirado el proyecto musical que tienen aquí (Centro Nacional de la Música), ojalá en México tuviéramos un proyecto tan fructífero si lo vemos en términos per cápita. Vivo en una ciudad que tiene 25 millones de habitantes y aquí hay 5 millones, o sea, si en la Ciudad de México tuviéramos la misma riqueza de orquestas juveniles que tienen aquí, estaríamos muy muy muy bien, entonces la verdad es que admiro lo que hacen y cómo lo hacen.

¿Cuál reto enfrenta la YOA?
El mayor reto es continuar en un ascenso gradual que ha tenido, no desviarse de servir al público de nuestro continente, porque una parte de la misión de la orquesta es social, el llevar la música a los sitios más recónditos de nuestros países. Algunos de los más memorables conciertos que hemos hecho han sido en lugares en donde nunca había habido un recital de este tipo, como por ejemplo este año se hará el primer concierto de música sinfónica en Belice.

La YOA viene como parte del I Festival de Orquestas Unidas en el país. ¿Qué opina de este tipo de eventos?
Es fabuloso, no tengo más que admiración por este tipo de eventos.
Los gobiernos deberían apoyar más este tipo de iniciativas y para que crean, tienen que ver la bondad social que hay en ellos; tienen que estar convencidos de que la música es parte esencial de la educación y le presenta al niño una alternativa de vida sana y los aleja de tentaciones a veces negativas.
La música no es elitista, es inclusiva, hay muy pocos ejemplos de proyectos que tengan en su corazón el unir y buscar la belleza de las personas.

Carolina Barrantes
cbarrantes@larepublica.net







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