La importancia de los debates en las campañas
Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 01 febrero, 2012
La importancia de los debates en las campañas
Las elecciones primarias republicanas en Estados Unidos han provocado un cambio en la manera de hacer política en ese país; por primera vez los debates entre los precandidatos presidenciales han sido de primordial importancia en la toma de decisión de los votantes.
En cada estado donde se han llevado a cabo primarias se han realizado entre ocho y 15 debates; en algunas ocasiones se han celebrado dos o tres en la misma semana. Los ratings confirman que los votantes abandonan sus programas habituales para verlos; los anunciantes felizmente pautan en los debates porque sus clientes están mirando este otro tipo de “reality show”.
Está claro que Newt Gingrich ganó la elección en Carolina del Sur por su capacidad en los debates. No hay duda que Rick Perry perdió cualquier posibilidad de ser el candidato republicano por su incapacidad en un debate en Iowa.
Han sido organizados sobre todo por los canales de televisión; han dejado de ser de índole educacional y se han convertido en “instrumentos de batalla”.
Aparte de temas como el desempleo, la deuda nacional, la inmigración y los derechos de las minorías, para citar algunos, estos tocan la historia laboral de los candidatos, sus finanzas, sus vidas familiares y sus pecadillos.
Sigue en importancia la propaganda política en todos los medios y también las visitas a lugares públicos para saludar a los votantes, pero ahora se agrega este elemento.
En Costa Rica siempre ha habido debates, pero estos se han caracterizado más como una prueba de fuerza entre los periodistas moderadores que como una lucha entre los candidatos.
En vez de permitir que los candidatos debatan entre sí, a veces con palabras y acusaciones fuertes, típicamente lo que se ha organizado en el país ha sido “un bostezo”. Los periodistas han querido ser las estrellas y demostrar al público que son inteligentes y capaces de hacer preguntas. Los participantes han sido muy formales, muy civiles y moderados en sus respuestas, y después de cinco a diez minutos los votantes cambian de canal para ver algo más divertido o por lo menos estimulante.
Sería interesante si fuera posible que para la campaña de 2014 los canales costarricenses pudieran organizar debates más interesantes, más “picantes”, donde los candidatos se obligaran a comportarse más como “gladiadores de la palabra” que como “diplomáticos”.
En el pasado los debates ticos favorecían a los que estaban atrás en la intención de voto registrada en las encuestas, porque permitía que los “pequeñitos” se igualaran con los grandes. Si se mantiene la política de ser “amables” entre sí, de limitar ataques uno al otro, hay mucho de cierto en el argumento que no le sirve debatir al candidato adelante en las encuestas.
Pero un debate donde se “quitan los guantes”, donde los políticos y no los “comunicadores” fueran el centro de atención, serviría para eliminar temprano a los que realmente no deberían estar participando por incapaces; quedaría aparente cuál de todos es el mejor.
Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com
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