La hora de la equidad y del desarrollo humano
| Sábado 17 diciembre, 2011
La hora de la equidad y del desarrollo humano
Costa Rica logró desde la mitad del siglo XX un importante crecimiento económico, modernización, pero ante todo creación de oportunidades y ascenso social que permitió más equidad social y desarrollo humano.
Se han dado posiciones contrarias entre los promotores de estas diferentes visiones de desarrollo, lo cual no ha ayudado a plantear un modelo de desarrollo alternativo, congruente con lo que la sociedad costarricense requiere. Diversas investigaciones y ahora el informe del Estado de la Nación muestran la necesidad de lograr acuerdos nacionales para revertir la lamentable tendencia que proyecta desestabilizar socialmente nuestra sociedad.
Para algunos el Estado era la fuente de todos los males, por ello se dio el desmantelamiento de ministerios e instituciones. No obstante, como lo indica el mismo Banco Mundial y lo corrobora el Estado de la Nación, el Estado es fundamental para promover el desarrollo, dotar de servicios públicos, definir licitaciones, por ejemplo de infraestructura, bien realizadas, evaluar, supervisar y controlar para velar por el bien común, entre otros. Hay sin embargo tareas urgentes de reforma y optimización de procesos, eliminación de duplicaciones, evaluación de desempeño y mejoramiento de los programas.
En una sociedad como la costarricense no debe haber contradicción entre Estado e iniciativa privada, por el contrario deben complementarse. El fomento de zonas económicamente deprimidas, promoción de emprendimientos, el desarrollo de encadenamientos productivos y acuerdos para trabajar por la equidad social y el ambiente son ejemplos de ese trabajo conjunto que se requiere.
Lo que sí nos han dejado de forma contundente tres décadas del modelo de crecimiento vigente, es un aumento preocupante de la desigualdad social. El coeficiente de Gini de Costa Rica es 0.54, nos muestra un creciente aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso, cerca de países de América Latina (la región más desigual del mundo) que han tenido problemas serios de convivencia social. Por tanto, el país debe definir un norte, este, sin ninguna duda, debe ser la adopción de políticas y estrategias que lleven a una mayor igualdad social.
La desigualdad social está asociada a diversos problemas, como el aumento de la inseguridad y la criminalidad, el bajo porcentaje de jóvenes que concluyen la secundaria, problemas de salud, la falta de viabilidad de emprendimientos productivos y la disminución de la demanda de bienes, entre otros efectos.
La hora de la igualdad social es la hoja de ruta que debe seguir el país en sus estrategias futuras de desarrollo. Las políticas en todos sus sectores y ámbitos deben asumir ese objetivo. Debe existir vinculación y coherencia entre los objetivos sociales y económicos para el logro de la equidad. La democracia, la competitividad, el desarrollo humano y el desarrollo sostenible dependen de la construcción de una sociedad equitativa. Para todos, la agenda de la igualdad distributiva es el mejor camino.
Roberto Jiménez Gómez
Economista
robertojg@racas.co.cr
Costa Rica logró desde la mitad del siglo XX un importante crecimiento económico, modernización, pero ante todo creación de oportunidades y ascenso social que permitió más equidad social y desarrollo humano.
Se han dado posiciones contrarias entre los promotores de estas diferentes visiones de desarrollo, lo cual no ha ayudado a plantear un modelo de desarrollo alternativo, congruente con lo que la sociedad costarricense requiere. Diversas investigaciones y ahora el informe del Estado de la Nación muestran la necesidad de lograr acuerdos nacionales para revertir la lamentable tendencia que proyecta desestabilizar socialmente nuestra sociedad.
Para algunos el Estado era la fuente de todos los males, por ello se dio el desmantelamiento de ministerios e instituciones. No obstante, como lo indica el mismo Banco Mundial y lo corrobora el Estado de la Nación, el Estado es fundamental para promover el desarrollo, dotar de servicios públicos, definir licitaciones, por ejemplo de infraestructura, bien realizadas, evaluar, supervisar y controlar para velar por el bien común, entre otros. Hay sin embargo tareas urgentes de reforma y optimización de procesos, eliminación de duplicaciones, evaluación de desempeño y mejoramiento de los programas.
En una sociedad como la costarricense no debe haber contradicción entre Estado e iniciativa privada, por el contrario deben complementarse. El fomento de zonas económicamente deprimidas, promoción de emprendimientos, el desarrollo de encadenamientos productivos y acuerdos para trabajar por la equidad social y el ambiente son ejemplos de ese trabajo conjunto que se requiere.
Lo que sí nos han dejado de forma contundente tres décadas del modelo de crecimiento vigente, es un aumento preocupante de la desigualdad social. El coeficiente de Gini de Costa Rica es 0.54, nos muestra un creciente aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso, cerca de países de América Latina (la región más desigual del mundo) que han tenido problemas serios de convivencia social. Por tanto, el país debe definir un norte, este, sin ninguna duda, debe ser la adopción de políticas y estrategias que lleven a una mayor igualdad social.
La desigualdad social está asociada a diversos problemas, como el aumento de la inseguridad y la criminalidad, el bajo porcentaje de jóvenes que concluyen la secundaria, problemas de salud, la falta de viabilidad de emprendimientos productivos y la disminución de la demanda de bienes, entre otros efectos.
La hora de la igualdad social es la hoja de ruta que debe seguir el país en sus estrategias futuras de desarrollo. Las políticas en todos sus sectores y ámbitos deben asumir ese objetivo. Debe existir vinculación y coherencia entre los objetivos sociales y económicos para el logro de la equidad. La democracia, la competitividad, el desarrollo humano y el desarrollo sostenible dependen de la construcción de una sociedad equitativa. Para todos, la agenda de la igualdad distributiva es el mejor camino.
Roberto Jiménez Gómez
Economista
robertojg@racas.co.cr