La fuga del cafetín
| Viernes 06 mayo, 2011
La fuga del cafetín
En la historia hay grandes fugas, que han servido para famosas películas como Alcatraz, la Gran Evasión, Colditz, Papillon o el Expreso de medianoche. Y se han fugado César Borgia, Casanova el seductor, Luis XVI, Napoleón, Winston Churchill y Benito Mussolini. En octubre de 1964, 57 residentes de Berlín Oriental pasaron por bajo el Muro a una profundidad de 13 metros, con 145 metros de largo y 70 cm de alto, hacia la libertad.
Pero esos escapes palidecen ante treinta y un diputadas y diputados protagonistas de la ya célebre FUGA DEL CAFETÍN, el pasado 1 de mayo en la Asamblea Legislativa. Un plan perfecto para atropellar la Constitución: arrebatar la llave de un ujier, evadir curules, superar cámaras de televisión, bordear la urna de los votos y fugarse a través de los aromas del café recién hecho, para alcanzar, ya no la libertad, sino el pacto de la oposición. Y todo en el marco de un mayo que no fue negro, ni rojo ni verde.
Eso no duele, lo que sí duele es que no fuera un mayo transparente. Mi alocución el 1 de mayo en la Asamblea contuvo palabras fuertes, pero hay que contextualizarlas al calor de una jornada larga y dura y de confrontación. Si el tiempo demuestra que mis términos fueron inapropiados, tendré la gallardía de rectificar, pero si comprueba que lo que hice fue profetizar y acertar, no seré yo quien lo evalúe, sino el país entero. Esta Costa Rica que a veces parece indolente pero que no olvida y no se deja engañar. El adjetivo “forajido” lo usé en su acepción de quienes se fugan. Y esto no lo negarán las y los diputados de oposición que, con sus razones, protagonizaron “La fuga del cafetín”. Ellos pueden justificar su escapada, pero que se fueron, se fueron. Esa desbandada es premonición de lo que pasa cuando partidos tan distintos se reparten un pastel: como no alcance para todos, se peleen hasta quebrar el plato.
Y ahora todo está en el futuro, en el tiempo de las adivinaciones y los oráculos. Un oráculo es una profecía, antiguamente por medio de un sacerdote, de una pitonisa, de señales, de cartas o restos de animales. Y el PAC tiene su sacerdote, sus pitonisas, sus señales y sus cartas, todas volcadas hacia abajo, no se las enseñan ni entre ellos mismos. Por eso es un partido ideal para adivinarle el futuro. Los hebreos llevaban su Arca de la Alianza, símbolo del pacto, al frente de batalla, en este directorio van a necesitar cinco arcas, porque cada reunión va a ser una batalla entre irreconciliables. El símbolo del Pacto de la Alianza es un arca, el símbolo de este pacto de la oposición bien podría ser el barquito de papel de Serrat: “Barquito de papel, sin nombre, sin patrón y sin bandera, navegando sin timón donde la corriente quiera.”
Si fuera profeta pondría una consulta en el parque central de Alajuela, por supuesto, pagando patente a la Municipalidad. Solo interpreto augurios. Y estoy seguro que en menos de un año me van a decir: ¡Fabio, nos lo avisaste! Y me van a pedir el número premiado de la lotería del domingo.
Fabio Molina Diputado liberacionista
En la historia hay grandes fugas, que han servido para famosas películas como Alcatraz, la Gran Evasión, Colditz, Papillon o el Expreso de medianoche. Y se han fugado César Borgia, Casanova el seductor, Luis XVI, Napoleón, Winston Churchill y Benito Mussolini. En octubre de 1964, 57 residentes de Berlín Oriental pasaron por bajo el Muro a una profundidad de 13 metros, con 145 metros de largo y 70 cm de alto, hacia la libertad.
Pero esos escapes palidecen ante treinta y un diputadas y diputados protagonistas de la ya célebre FUGA DEL CAFETÍN, el pasado 1 de mayo en la Asamblea Legislativa. Un plan perfecto para atropellar la Constitución: arrebatar la llave de un ujier, evadir curules, superar cámaras de televisión, bordear la urna de los votos y fugarse a través de los aromas del café recién hecho, para alcanzar, ya no la libertad, sino el pacto de la oposición. Y todo en el marco de un mayo que no fue negro, ni rojo ni verde.
Eso no duele, lo que sí duele es que no fuera un mayo transparente. Mi alocución el 1 de mayo en la Asamblea contuvo palabras fuertes, pero hay que contextualizarlas al calor de una jornada larga y dura y de confrontación. Si el tiempo demuestra que mis términos fueron inapropiados, tendré la gallardía de rectificar, pero si comprueba que lo que hice fue profetizar y acertar, no seré yo quien lo evalúe, sino el país entero. Esta Costa Rica que a veces parece indolente pero que no olvida y no se deja engañar. El adjetivo “forajido” lo usé en su acepción de quienes se fugan. Y esto no lo negarán las y los diputados de oposición que, con sus razones, protagonizaron “La fuga del cafetín”. Ellos pueden justificar su escapada, pero que se fueron, se fueron. Esa desbandada es premonición de lo que pasa cuando partidos tan distintos se reparten un pastel: como no alcance para todos, se peleen hasta quebrar el plato.
Y ahora todo está en el futuro, en el tiempo de las adivinaciones y los oráculos. Un oráculo es una profecía, antiguamente por medio de un sacerdote, de una pitonisa, de señales, de cartas o restos de animales. Y el PAC tiene su sacerdote, sus pitonisas, sus señales y sus cartas, todas volcadas hacia abajo, no se las enseñan ni entre ellos mismos. Por eso es un partido ideal para adivinarle el futuro. Los hebreos llevaban su Arca de la Alianza, símbolo del pacto, al frente de batalla, en este directorio van a necesitar cinco arcas, porque cada reunión va a ser una batalla entre irreconciliables. El símbolo del Pacto de la Alianza es un arca, el símbolo de este pacto de la oposición bien podría ser el barquito de papel de Serrat: “Barquito de papel, sin nombre, sin patrón y sin bandera, navegando sin timón donde la corriente quiera.”
Si fuera profeta pondría una consulta en el parque central de Alajuela, por supuesto, pagando patente a la Municipalidad. Solo interpreto augurios. Y estoy seguro que en menos de un año me van a decir: ¡Fabio, nos lo avisaste! Y me van a pedir el número premiado de la lotería del domingo.
Fabio Molina Diputado liberacionista