La familia y la sociedad
| Sábado 11 mayo, 2013
Cuando por las circunstancias de la vida se produce un desliz en la unión matrimonial, generalmente se perjudica a la familia con la mayor repercusión sobre los hijos
La familia y la sociedad
La familia es una institución histórica, es el elemento natural y fundamental de la sociedad. Se podría asegurar que es un núcleo originado por el matrimonio entre un hombre y una mujer que, junto con los hijos, nietos y demás miembros, procuran que descanse su futuro.
Se llamará padre y madre a los formadores, quienes están obligados a crear a los hombres y a las mujeres en el camino más recto de la vida.
La familia con principios se mantiene sólida, bien constituida en su desarrollo sin que nada pueda alterarla, pues solo así se podrá preservar la raza por los siglos de los siglos.
Las uniones “diferentes”, cuando no son hombre y mujer (parejas homosexuales), dependerá de la legislación del país donde se lleven a cabo. Dentro de los tipos de familia, tenemos también el de la madre soltera.
En todo caso, crear una familia con responsabilidad no es fácil de hacer. Lo primero a tomar en cuenta es el amor y después sus frutos, los hijos y su descendencia quienes encontrarán en la familia techo, salud, alimentación y educación, siempre y cuando la relación entre los padres se mantenga firme, porque de ello depende la sobrevivencia del núcleo familiar.
Cuando por las circunstancias de la vida se produce un desliz en la unión matrimonial, generalmente se perjudica a la familia con la mayor repercusión a los hijos, en especial, si están pequeñitos y esto podría alterar la célula donde se aprenden los afectos y los valores, tales como saber qué es correcto y qué no lo es.
Las separaciones son riesgosas debido a que la familia se puede resquebrajar perdiendo el control, sea, sin comando. Contrariamente, la familia unida podría llegar a ser hasta las riendas con la que se dirige una nación.
Lo ideal es que la familia esté unida y sea feliz, sin estar obsesionada en los recursos materiales, pues de qué vale un baúl cargado de dinero sin amor y sin armonía, aunque sí es recomendable un ahorro, que al final del camino, no será mal visto por ese hombre y esa mujer.
Como ejemplo, los hijos grandes, tendrán que hacer el mismo esfuerzo para que los padres no tengan preocupaciones con ellos y menos por su situación financiera, cuando se les ha dado techo, protección, alimentos y educación.
La responsabilidad de los hijos grandes es un asunto de ellos que no debe mortificar a los progenitores. Los padres, hasta donde Dios lo permita, deben tener su propia independencia recordando los buenos momentos, no así los malos.
Pueden hacer muchas cosas en su jubilación, entre ellas practicar deportes como la natación o simplemente caminar, que es tan bueno para la salud. El ejercicio diario nos ayuda a mantener la célula viva, la esperanza.
También es importante la música, las bellas artes, ser aficionado a un equipo de futbol y disfrutar los encuentros en familia. Eso da vida manteniendo al núcleo familiar en armonía. El amor verdadero, como el perfume del alma, rejuvenece. La familia es una colectividad natural, la más antigua. Sin ella no se concibe la posibilidad de una vida en sociedad.
José Eliseo Valverde Monge
Médico