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La enseñanza de la economía

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 27 marzo, 2012



Reflexiones
La enseñanza de la economía

La formación de una nueva generación de economistas es una responsabilidad de grandes proporciones que debe asumirse con toda seriedad por la generación precedente. Para quienes fuimos formados en la década de los 80, ha llegado la hora de aportar de verdad en la construcción de las bases de la nueva economía, no solo en lo que respecta a su expresión material concreta, sino también en lo que a su interpretación científica se trata. Tarea nada fácil, cuando tenemos una creciente influencia de manuales de economía que provienen de contextos muy distintos al nuestro y al mismo tiempo, tenemos una gran cantidad de prejuicios y de concepciones ideologizadas de la disciplina.
Si bien es cierto que los tiempos han cambiado, las preguntas relevantes para los jóvenes economistas no son muy distintas a las que se plantearon los clásicos en economía, ¿qué explica la riqueza o la pobreza de las naciones?; ¿qué factores inciden en la productividad de las industrias?; ¿qué actividades regular y por qué motivos?; ¿cómo y para qué debe intervenir el Estado en la economía?; ¿cómo funciona el mercado y cuáles son sus fallas?; etc. De igual forma, el debate esencial entre la economía normativa y la economía positiva que destacaba desde muchos años atrás el economista y nobel Sueco Gunnar Mirdal, sigue siendo vital en la supervivencia de la disciplina económica como ciencia.
Lamentablemente la carga ideológica ha llenado de prejuicios la formación de los economistas, el viejo truco de la izquierda y la derecha sigue de forma solapada prejuiciando a quienes abordan los temas de nuestra desgastada disciplina. Los jóvenes economistas se merecen una formación mucho más amplia y una caja de herramientas completa. Las escuelas de pensamiento económico ya sean clásica, neoclásica, institucional o marxista son absolutamente necesarias para comprender el complejo funcionamiento de la economía de nuestro tiempo, pero al mismo tiempo, son completamente insuficientes. La disciplina económica debe abrirse a la colaboración con otras disciplinas para abordar apropiadamente y en forma interdisciplinaria, la creciente complejidad que los temas de hoy requieren.
En el fondo, consciente o inconscientemente, aún seguimos en nuestra disciplina separando o de manera prejuiciosa juzgando a quienes se atreven a pensar diferente. Si miramos la lista de los nobeles de la disciplina, veríamos claramente que son precisamente quienes han pensado diferente y se han atrevido a innovar y trascender las estrechas barreras que los manuales de economía quienes efectivamente han pasado a la historia como los grandes economistas. Es por eso que en nuestro pequeño país, quizás sea un buen momento para replantearnos en serio la forma de como enseñamos economía.

Leiner Vargas Alfaro
lavagrecia@gmail.com

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