La dieta mental
| Viernes 14 octubre, 2016
Si toma conciencia de la importancia de su dieta mental, no solo su mente se lo agradecerá sino que también su cuerpo, sus amigos, vecinos y compañeros de trabajo
La dieta mental
Verónica Gutiérrez
Psicóloga
En muchas ocasiones nos preocupamos por las calorías, los azúcares, carbohidratos y grasas saturadas que consumimos en el día, y nos horrorizamos cuando la ropa nos queda ajustada debido a un aumento de peso. La condición física es muy importante, debemos cuidarla con responsabilidad. Al igual que el cuerpo, nuestra mente necesita cuidados para que pueda rendir de manera apropiada.
Necesitamos nuestra mente para todas las funciones que realizamos pero posiblemente se nos olvida cuidarla y alimentarla adecuadamente. En este artículo se expondrá la importancia de guardar una verdadera y oportuna dieta mental, que favorezca nuestra salud tanto física como psíquica.
La palabra dieta procede del latín “diaeta” y esta a su vez del término griego “δíαιτα”, que significa “régimen de vida”. De manera que la dieta mental, se puede conceptualizar como el consumo de estímulos, información, factores y actividades que contribuyan a un sano régimen mental.
Para identificar el tipo de alimento que le damos a nuestra mente, podemos realizar las siguientes preguntas: ¿Qué información absorbe mi mente? ¿Qué modelos percibe? ¿Qué tipo de lecturas, programas, audios, charlas consume? ¿A qué tipo de conceptos, frases y discursos está expuesta? ¿Tengo tiempos de recreación? ¿Realizo actividades que impliquen un reto mental? ¿Qué conversaciones recibe? ¿Son conversaciones positivas, proactivas, o críticas destructivas? Estas interrogantes funcionan como parámetro para medir nuestra dieta mental.
Nuestra mente está constantemente divagando en un mar de información; parte de esa información es fruto de las elecciones cotidianas que realizamos, por ejemplo, el libro que leo, la capacitación a la que asisto, el programa de televisión que veo, revisar el Facebook. Otra parte de la información llega espontáneamente, como por ejemplo, los anuncios publicitarios en las vías públicas, el programa de radio en el bus, las conversaciones de los compañeros de trabajo, entre otros.
¿Ha sentido que su mente está “secuestrada”, que sus pensamientos giran en torno a muchas cosas que le cansan, le impiden concentrarse y enfocarse en otras tareas o actividades? Esa sensación se debe al hecho de que a pesar de la capacidad natural de la mente, la hemos saturado de excesiva información y demandas, provocando una acumulación de datos, obligaciones y responsabilidades que le generan cansancio (mental). El cansancio puede volverse patológico y llevar a la persona a un estado de desgaste, caracterizado por el agotamiento, los olvidos continuos, la irritabilidad y la afectación de sus facultades ejecutivas.
Por otra parte, el consumo de información nociva, a lo que llamaremos “darle azúcar a la mente”, por ejemplo programas de televisión, conversaciones, relaciones interpersonales, u otros, basados en la crítica, el rencor, el resentimiento, la envidia; le condiciona para percibir mayormente aspectos negativos del entorno y ver la vida de una forma catastrófica; unido a esto, el consumo de “azúcar” puede provocar el mal hábito del chisme y la crítica destructiva, y por ende un alejamiento del camino hacia el desarrollo personal.
Las elecciones que realizamos en nuestra dieta mental no se dan de forma aislada, sino que responden a nuestras creencias, paradigmas y valores: aquello que conceptualizamos como importante, lo que consideramos necesario e imprescindible, lo que da dirección a nuestra vida. Esos factores son los que determinan la manera de ver, percibir, sentir, vivir y al mismo tiempo definirá nuestras elecciones y hábitos a nivel mental. Una vez identificadas nuestras creencias y paradigmas, podremos entender el porqué de dichas elecciones y a partir de ahí realizar las modificaciones necesarias.
¿Pero, cómo promover un saludable régimen mental? A continuación, algunas recomendaciones:
Si usted es de las personas que se sobrecargan mentalmente, tome en cuenta lo siguiente:
• Desconéctese de sus labores rutinarias e invierta tiempo en su recreación y autocuidado personal.
• Conéctese con las personas y experiencias más significativas: comparta con su familia, amigos y compañeros de trabajo, contemple la naturaleza, realice ejercicio, escuche su música preferida, cómase un helado, disfrute de alguna obra de teatro.
• Preste atención a esas actividades preferidas que ha dejado de efectuar y que le cargan energía y entusiasmo: dibujar, leer un buen libro, bailar, cocinar unos de sus platillos favoritos.
• Mantenga buenos hábitos de sueño.
Si usted es de las personas que suelen “darle azúcar” a su mente, le recomiendo:
• Enfóquese en hábitos que le signifiquen un reto mental, como por ejemplo aumentar su lectura: literatura que contribuya con su conocimiento cultural, crecimiento personal e interpersonal.
• Rodéese de personas positivas, que le inspiren y motiven.
• Omita comentarios que puedan dañar la dignidad de otras personas, e incluso, su propia reputación. Priorice los comentarios positivos y proactivos, ante las llamadas “críticas constructivas”. Efectúe con cortesía aquellas recomendaciones que sirvan como contribución al bienestar y crecimiento de otras personas.
Le aseguro que si toma conciencia de la importancia de su dieta mental, no solo su mente se lo agradecerá sino que también su cuerpo, sus amigos, vecinos y compañeros de trabajo. Podrá ser una persona más feliz, asertiva, serena, con mayor disposición ante la vida y mentalmente saludable.