La democracia se construye en las aulas
| Lunes 15 febrero, 2010
La democracia se construye en las aulas
Cuando recorro los pasillos de una escuela; cuando camino bajo el marco de las puertas de un aula; cuando observo las pizarras, las barritas de tiza, los pupitres en fila y los chinches sosteniendo dibujos sobre la madera, recuerdo la época en que fui un niño. Todavía pienso a veces en aquellos días: en mi maestra de escuela, la niña Olga Camacho de Brenes, caminando entre los estudiantes con sus zapatitos de tacón. Pienso en el patio de la Escuela República de Argentina, donde mis amigos y yo jugábamos en el recreo bola y otros juegos como canicas y chapas. Todavía pienso en la voz del Director, que resonaba como un trueno en los actos cívicos del 15 de septiembre, y en las elecciones estudiantiles en que me nombraron Ciudadano de la clase, que era como entonces se les decía a los Presidentes del grupo.
Porque antes de que los costarricenses me eligieran para ser Presidente de la República, hubo un grupo que me dio su voto desde los primeros años de mi vida: mis compañeros de escuela. Ellos me pidieron que les ayudara desde el Gobierno de la clase, a dar apoyo a los estudiantes a quienes más les costaba la escuela. Me pidieron que hablara con el Director cuando había un problema y que vigilara el grupo cuando la niña no estaba. Me pidieron que fuera el encargado de la hoja de clase y que llevara las listas de quienes se habían portado bien y quienes se habían portado mal. Pero sobre todo, me pidieron que fuera su representante. Esto quiere decir que yo ya no tenía que pensar sólo en mí, sino también en todos mis compañeros de clase. Ya no tenía que preocuparme sólo por pasar las materias con buena nota, sino también por que no se quedaran los demás. Cuando hablaba, hablaba en nombre de otros. Cuando actuaba, actuaba pensando en todos. Ahí aprendí el valor de la democracia y lo que significa ser elegido para gobernar.
Cuando en algunas semanas o meses, los escolares y colegiales de nuestro país voten para la Junta Directiva de su clase, podrán escoger Presidentes, Vicepresidentes, Secretarios, Tesoreros y Vocales, como nosotros escogimos Presidentes, Vicepresidentes, Diputados y Regidores el domingo 7 de febrero, podrán expresar su voluntad al elegir a quienes consideran que es el mejor. Y eso es algo maravilloso. De verdad las elecciones estudiantiles son tan importantes como las que hicimos nosotros: porque el valor de la democracia se aprende en la escuela y el colegio, o no se aprende del todo.
Yo aprendí a respetar la voluntad de la mayoría en un aula de la Escuela República Argentina. Aprendí a recibir críticas y consejos de mis compañeros de clase. Aprendí a tomar decisiones y a asegurarme de cumplir las promesas. Por eso quiero que los estudiantes de nuestras escuelas y colegios comprendan la importancia de las elecciones en Costa Rica. Quiero que comprendan que en muchos países no hay niños guía en las elecciones, sino soldados armados. Quiero que comprendan que en muchos países la gente no sale a votar, porque tiene miedo de lo que le puede suceder, o que a veces ni siquiera existe la opción de escoger, y el mismo Presidente se queda por la fuerza durante años y años. Así viven muchos otros pueblos del mundo y esa es la realidad que conocen millones de niños y jóvenes como ellos.
Los costarricenses, en cambio, salimos a votar tranquilos. Porque sabemos que nuestros votos van a ser contados y protegidos por el Tribunal Supremo de Elecciones, de la misma forma en que la maestra vigila el conteo de los votos en las elecciones del aula. Sabemos que no habrá violencia cuando anuncien el resultado, de la misma manera en que ellos aprenden a ser otra vez un grupo unido cuando se acaba la campaña. Sabemos que el Presidente se quedará en el poder sólo el tiempo que le toca, de la misma manera en que ellos saben que el próximo año elegirán de nuevo a otra Junta Directiva.
Quiero pedirles a los jóvenes de mi país una cosa: que aprendan a valorar la política desde ahora. Ellos serán los líderes de Costa Rica dentro de los próximos años. Espero que cuando eso llegue a pasar, recuerden que un Presidente que amaba a Costa Rica, que amaba la democracia, que amaba la paz y la libertad; un Presidente que se llamaba Óscar Arias, les dijo que la democracia se construye en las aulas.
Oscar Arias Sánchez
Presidente de la República
Cuando recorro los pasillos de una escuela; cuando camino bajo el marco de las puertas de un aula; cuando observo las pizarras, las barritas de tiza, los pupitres en fila y los chinches sosteniendo dibujos sobre la madera, recuerdo la época en que fui un niño. Todavía pienso a veces en aquellos días: en mi maestra de escuela, la niña Olga Camacho de Brenes, caminando entre los estudiantes con sus zapatitos de tacón. Pienso en el patio de la Escuela República de Argentina, donde mis amigos y yo jugábamos en el recreo bola y otros juegos como canicas y chapas. Todavía pienso en la voz del Director, que resonaba como un trueno en los actos cívicos del 15 de septiembre, y en las elecciones estudiantiles en que me nombraron Ciudadano de la clase, que era como entonces se les decía a los Presidentes del grupo.
Porque antes de que los costarricenses me eligieran para ser Presidente de la República, hubo un grupo que me dio su voto desde los primeros años de mi vida: mis compañeros de escuela. Ellos me pidieron que les ayudara desde el Gobierno de la clase, a dar apoyo a los estudiantes a quienes más les costaba la escuela. Me pidieron que hablara con el Director cuando había un problema y que vigilara el grupo cuando la niña no estaba. Me pidieron que fuera el encargado de la hoja de clase y que llevara las listas de quienes se habían portado bien y quienes se habían portado mal. Pero sobre todo, me pidieron que fuera su representante. Esto quiere decir que yo ya no tenía que pensar sólo en mí, sino también en todos mis compañeros de clase. Ya no tenía que preocuparme sólo por pasar las materias con buena nota, sino también por que no se quedaran los demás. Cuando hablaba, hablaba en nombre de otros. Cuando actuaba, actuaba pensando en todos. Ahí aprendí el valor de la democracia y lo que significa ser elegido para gobernar.
Cuando en algunas semanas o meses, los escolares y colegiales de nuestro país voten para la Junta Directiva de su clase, podrán escoger Presidentes, Vicepresidentes, Secretarios, Tesoreros y Vocales, como nosotros escogimos Presidentes, Vicepresidentes, Diputados y Regidores el domingo 7 de febrero, podrán expresar su voluntad al elegir a quienes consideran que es el mejor. Y eso es algo maravilloso. De verdad las elecciones estudiantiles son tan importantes como las que hicimos nosotros: porque el valor de la democracia se aprende en la escuela y el colegio, o no se aprende del todo.
Yo aprendí a respetar la voluntad de la mayoría en un aula de la Escuela República Argentina. Aprendí a recibir críticas y consejos de mis compañeros de clase. Aprendí a tomar decisiones y a asegurarme de cumplir las promesas. Por eso quiero que los estudiantes de nuestras escuelas y colegios comprendan la importancia de las elecciones en Costa Rica. Quiero que comprendan que en muchos países no hay niños guía en las elecciones, sino soldados armados. Quiero que comprendan que en muchos países la gente no sale a votar, porque tiene miedo de lo que le puede suceder, o que a veces ni siquiera existe la opción de escoger, y el mismo Presidente se queda por la fuerza durante años y años. Así viven muchos otros pueblos del mundo y esa es la realidad que conocen millones de niños y jóvenes como ellos.
Los costarricenses, en cambio, salimos a votar tranquilos. Porque sabemos que nuestros votos van a ser contados y protegidos por el Tribunal Supremo de Elecciones, de la misma forma en que la maestra vigila el conteo de los votos en las elecciones del aula. Sabemos que no habrá violencia cuando anuncien el resultado, de la misma manera en que ellos aprenden a ser otra vez un grupo unido cuando se acaba la campaña. Sabemos que el Presidente se quedará en el poder sólo el tiempo que le toca, de la misma manera en que ellos saben que el próximo año elegirán de nuevo a otra Junta Directiva.
Quiero pedirles a los jóvenes de mi país una cosa: que aprendan a valorar la política desde ahora. Ellos serán los líderes de Costa Rica dentro de los próximos años. Espero que cuando eso llegue a pasar, recuerden que un Presidente que amaba a Costa Rica, que amaba la democracia, que amaba la paz y la libertad; un Presidente que se llamaba Óscar Arias, les dijo que la democracia se construye en las aulas.
Oscar Arias Sánchez
Presidente de la República