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La Caja y la medicina preventiva

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 02 diciembre, 2009




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Hoy, de 3 a 4 p.m. usted puede conversar con don Carlos Denton, columnista de este medio, sobre la Caja Costarricense de Seguro Social y la medicina preventiva, en la página electrónica www.larepublica.net


La Caja y la medicina preventiva

¿Cuénteme qué molestia tiene? Ese es el saludo que recibe cualquier asegurado cuando al fin logra un encuentro con un médico en un EBAIS, o en una clínica del Seguro Social. Después de escuchar lo que tiene que decir el paciente, en algunos casos el médico podría hacer un examen físico. Con examen o sin él, el profesional de salud pudiera recetarle una medicina, o quizás referirlo a un especialista o mandarlo a hacer estudios de laboratorio. Así de sencillo es el proceso. El Seguro Social trata a los enfermos y como resultado Costa Rica es uno de los países con los mejores indicadores de salud en el mundo, y los habitantes disfrutan de una esperanza de vida muy superior a la mayoría de los que están vivos en el planeta en la actualidad.
Donde comienza a fallar el sistema es con los exámenes de laboratorio o con las citas con especialistas. Es posible que el asegurado tenga que esperar un año o más para ver al especialista, y los exámenes de laboratorio pueden ser cosa de varios meses. Personalmente solo conozco a una persona que murió mientras esperaba la visita al especialista, pero todos hemos oído de estos casos. Es posible que muchas de las enfermedades más serias — diabetes, cáncer, problemas de corazón, y otros— pudieran haber sido tratadas con mayor éxito si funcionara mejor y más rápidamente el sistema de referencias.
Aparte de este problema con las referencias es probable que los indicadores de salud costarricenses pudieran ser mucho mejores si hubiera algún tipo de sistema de chequeos anuales para todos los habitantes. Lástima que esto no es tema de campaña. Aunque suena caro, al final resultaría en una reducción sustancial en los costos porque se evitaría la enfermedad en muchos casos. Los chequeos pudieran conllevar consejos para los asegurados —dejar de fumar, consumir menos comida grasosa, hacer ejercicio— pero sobre todo permitirían identificar males antes que en muchos casos el asegurado supiera que los tenía, y tratarlos antes de que avanzaran a ser peligrosos y difíciles de curar.
Es posible que muchos asegurados no aprovecharían los chequeos anuales —las personas que tienen recursos personales y capacidad de pagar por este tipo de servicio en las clínicas privadas del país en muchos casos tampoco se molestan en llegar a ser revisadas. Las racionalizaciones son muchas e incluyen; “Me siento bien. ¿Por qué voy a comportarme como algún tipo de hipocondriaco?”. Es cierto que hay personas que corren donde el médico por cualquier cosita y el suministro de placebos no es algo fuera de lo común, especialmente en lo que es la medicina privada. El hipocondriaco no estaría satisfecho si no recibe algún remedio, y como está pagando se le puede dar una pastilla que es puro azúcar o algo similar que no le hace daño.
Provocar un cambio en el Seguro Social es difícil sencillamente porque hay sistemas y programas en existencia donde los funcionarios se sienten satisfechos y por ende se resistirían a visceralmente cualquier cambio. Pero los médicos tienen más capacidad de traer cambio que otros porque ellos constituyen la elite de la institución. Si estos presionaran para un cambio donde se ejecutara un sistema de medicina preventiva, es posible que pudiera organizarse uno.

cdenton@cidgallup.com

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