La administración Monge y la de Chinchilla
| Sábado 14 enero, 2012
La administración Monge y la de Chinchilla
Haciendo una revisión de los principales periódicos de marzo a diciembre de 1983, para analizar los hechos que llevaron a que el gobierno de Luis Alberto Monge pudiera imponer los impuestos que se establecieron en su periodo, los cuales, en su esencia, se buscan modificar en la actualidad, se desprende el siguiente análisis de estilos de gobierno, que vale la pena destacar.
En primera instancia, se debe tener presente que Monge fue elegido con un 59% de los votos válidos, mientras que la actual administración lo hizo con un 47%. Con esto vemos que el mandato popular de la administración de Don Luis Alberto superó con creces al de la presente administración.
En segundo lugar, se observa que en la época de Monge, el Gobierno en su conjunto era el que originaba noticias, no solo el Presidente de la República sino también sus Ministros, y el papel de la Asamblea Legislativa era de apoyo o rechazo a dicha gestión, pero definitivamente era el Ejecutivo el que imponía la pauta de lo que se hacía en el país, cosa que en el presente ha variado sustancialmente, pues es principalmente la Asamblea la que origina las principales noticias.
A estar el Congreso cerrado (por vacaciones de los diputados), llama la atención que el Ejecutivo no genera muchas noticias importantes sobre su gestión.
En tercera instancia, destaca el papel de las Cámaras Empresariales. En la época de Monge, cuando estas estuvieron de acuerdo con las medidas que estaba adoptando el Gobierno para salir adelante en material fiscal, el Congreso aprobó las principales leyes al impuesto de la renta que hoy se pretenden modificar.
En el presente, con la composición del Congreso que tenemos, observamos que de poco han servido las posiciones que han presentado las Cámaras Empresariales. Los logros que están obteniendo algunos gremios, para que se modifiquen ciertos artículos del proyecto del paquete tributario actual, se han debido a la presión que estos han ejercido a través de los distintos medios de comunicación y, por tanto, de la opinión de la ciudadanía en general.
No digo que esto sea malo, sino que no entiendo cómo se puede dejar de lado la opinión empresarial, pues al final de cuentas es a través de las acciones del sector privado que se logran los incrementos del PIB en nuestro país y no a las acciones del Gobierno como tales, a menos que este invierta en mejoras e infraestructura para facilitar a los primeros poder llevar a cabo de manera más eficiente su misión.
Pienso que la señora Presidente Chinchilla debería reflexionar sobre el estilo de administración que está llevando a cabo.
Las declaraciones del Presidente del Congreso, señalando las inconsistencias en la forma en que se ha manejado el actual paquete de impuestos en discusión, sugieren que deberían proponerse modificaciones más consensuadas con los distintos sectores de la sociedad, para que sean aplicables a la mayor brevedad.
Pero también, como decía, debería cambiar el estilo en general de la administración actual, por otro que una a su gestión la de sus Ministros, y que en conjunto marquen el derrotero a seguir en lo que queda de su periodo.
Ojalá esto sirviera también para la próxima administración.
Randall Castro Vargas
Economista
Haciendo una revisión de los principales periódicos de marzo a diciembre de 1983, para analizar los hechos que llevaron a que el gobierno de Luis Alberto Monge pudiera imponer los impuestos que se establecieron en su periodo, los cuales, en su esencia, se buscan modificar en la actualidad, se desprende el siguiente análisis de estilos de gobierno, que vale la pena destacar.
En primera instancia, se debe tener presente que Monge fue elegido con un 59% de los votos válidos, mientras que la actual administración lo hizo con un 47%. Con esto vemos que el mandato popular de la administración de Don Luis Alberto superó con creces al de la presente administración.
En segundo lugar, se observa que en la época de Monge, el Gobierno en su conjunto era el que originaba noticias, no solo el Presidente de la República sino también sus Ministros, y el papel de la Asamblea Legislativa era de apoyo o rechazo a dicha gestión, pero definitivamente era el Ejecutivo el que imponía la pauta de lo que se hacía en el país, cosa que en el presente ha variado sustancialmente, pues es principalmente la Asamblea la que origina las principales noticias.
A estar el Congreso cerrado (por vacaciones de los diputados), llama la atención que el Ejecutivo no genera muchas noticias importantes sobre su gestión.
En tercera instancia, destaca el papel de las Cámaras Empresariales. En la época de Monge, cuando estas estuvieron de acuerdo con las medidas que estaba adoptando el Gobierno para salir adelante en material fiscal, el Congreso aprobó las principales leyes al impuesto de la renta que hoy se pretenden modificar.
En el presente, con la composición del Congreso que tenemos, observamos que de poco han servido las posiciones que han presentado las Cámaras Empresariales. Los logros que están obteniendo algunos gremios, para que se modifiquen ciertos artículos del proyecto del paquete tributario actual, se han debido a la presión que estos han ejercido a través de los distintos medios de comunicación y, por tanto, de la opinión de la ciudadanía en general.
No digo que esto sea malo, sino que no entiendo cómo se puede dejar de lado la opinión empresarial, pues al final de cuentas es a través de las acciones del sector privado que se logran los incrementos del PIB en nuestro país y no a las acciones del Gobierno como tales, a menos que este invierta en mejoras e infraestructura para facilitar a los primeros poder llevar a cabo de manera más eficiente su misión.
Pienso que la señora Presidente Chinchilla debería reflexionar sobre el estilo de administración que está llevando a cabo.
Las declaraciones del Presidente del Congreso, señalando las inconsistencias en la forma en que se ha manejado el actual paquete de impuestos en discusión, sugieren que deberían proponerse modificaciones más consensuadas con los distintos sectores de la sociedad, para que sean aplicables a la mayor brevedad.
Pero también, como decía, debería cambiar el estilo en general de la administración actual, por otro que una a su gestión la de sus Ministros, y que en conjunto marquen el derrotero a seguir en lo que queda de su periodo.
Ojalá esto sirviera también para la próxima administración.
Randall Castro Vargas
Economista