La vida en 2020
| Viernes 15 mayo, 2009
La vida en 2020
La norma será tener siempre disponibles informaciones relevantes, interacción inmediata con allegados, uso de herramientas inteligentes y la transformación de objetos en servicios diseñados al gusto personal
Suena el despertador y con un simple gesto se consulta en la consola del dormitorio las citas del día. Luego, en el auto, se atienden las llamadas perdidas, mientras que el propio vehículo negocia con la compañía eléctrica la mejor tarifa para recargar su batería.
Escenas como estas, pertenecientes a un futuro no tan lejano, han sido debatidas en “El futuro de Internet: Europa hacia adelante”, una iniciativa de la Presidencia checa de la Unión Europea sobre investigación y desarrollo e innovación (I+D+i), que se clausuró en Praga.
Para los expertos, el desarrollo tecnológico transformará profundamente en la próxima década la vida de los europeos.
Para 2020, la norma será tener siempre disponibles informaciones relevantes, la interacción inmediata con familiares y amigos, el uso de herramientas trabajo inteligentes y la transformación de objetos en servicios diseñados al gusto personal.
Coches eléctricos que recuerdan al conductor que hay que pasar por la tienda para hacer la compra. Mesas de despacho virtuales que son monitores en 3D, en la que se puede tratar documentos electrónicos como si fueran físicos.
De vez en cuando, los padres más preocupados o desconfiados podrán controlar a distancia qué hacen sus hijos, mientras están aún en clase o cuando andan de paseo con los amigos.
En casa, tras un intenso día de trabajo en equipo “on-line” con personas de varios continentes, se podrá disfrutar del derbi Real Madrid-F.C. Barcelona en formato de alta resolución y comentar el encuentro con los amigos que están en línea.
Al acabar, si todavía quedan fuerzas, se podrá editar el vídeo para el cumpleaños del hijo, sobre la consola de la habitación y desde la que se tiene acceso a un banco de vídeos familiares.
Para la excursión del fin de semana, el coche saludará a los pasajeros antes de planificar la ruta y dar explicaciones sobre los lugares que se van a visitar.
Si se acude a un hotel, el ambiente en la habitación será del total agrado del huésped, ya que la temperatura, el color de las paredes y los canales de televisión se habrán configurado según los parámetros de cada hogar.
Durante la cena, si se ha ensuciado una de sus prendas, las nanofibras de que está hecha la ropa se comunicarán con la pequeña lavadora del lavabo para determinar el programa de lavado adecuado.
Para convertir Internet en esa “red personal global”, que afecta a todos los aspectos de la relación con el entorno familiar y social, los expertos se refirieron a algunos desafíos y cuellos de botella.
En concreto, se planteó la necesidad de inversión a largo plazo en investigación y desarrollo para repensar la arquitectura de Internet como espina dorsal de la sociedad del siglo XXI, ya que el diseño y capacidades actuales no bastarían.
En este proceso de convergencia de los mundos físico y digital, los expertos abogaron por una nueva arquitectura “sin fisuras” que permita el acceso ininterrumpido a la información e interacción a través de todos los entornos en que se desenvuelve la vida (hogar, automóvil, oficina).
También abordaron la necesidad de investigaciones sociológicas, acerca de los estándares de interoperatividad para asegurar economías de escala, sobre proyectos de lanzamiento en sectores que empujen al resto, y para crear el marco de regulación que apoye esta nueva economía basada en la web.
Praga
EFE
La norma será tener siempre disponibles informaciones relevantes, interacción inmediata con allegados, uso de herramientas inteligentes y la transformación de objetos en servicios diseñados al gusto personal
Suena el despertador y con un simple gesto se consulta en la consola del dormitorio las citas del día. Luego, en el auto, se atienden las llamadas perdidas, mientras que el propio vehículo negocia con la compañía eléctrica la mejor tarifa para recargar su batería.
Escenas como estas, pertenecientes a un futuro no tan lejano, han sido debatidas en “El futuro de Internet: Europa hacia adelante”, una iniciativa de la Presidencia checa de la Unión Europea sobre investigación y desarrollo e innovación (I+D+i), que se clausuró en Praga.
Para los expertos, el desarrollo tecnológico transformará profundamente en la próxima década la vida de los europeos.
Para 2020, la norma será tener siempre disponibles informaciones relevantes, la interacción inmediata con familiares y amigos, el uso de herramientas trabajo inteligentes y la transformación de objetos en servicios diseñados al gusto personal.
Coches eléctricos que recuerdan al conductor que hay que pasar por la tienda para hacer la compra. Mesas de despacho virtuales que son monitores en 3D, en la que se puede tratar documentos electrónicos como si fueran físicos.
De vez en cuando, los padres más preocupados o desconfiados podrán controlar a distancia qué hacen sus hijos, mientras están aún en clase o cuando andan de paseo con los amigos.
En casa, tras un intenso día de trabajo en equipo “on-line” con personas de varios continentes, se podrá disfrutar del derbi Real Madrid-F.C. Barcelona en formato de alta resolución y comentar el encuentro con los amigos que están en línea.
Al acabar, si todavía quedan fuerzas, se podrá editar el vídeo para el cumpleaños del hijo, sobre la consola de la habitación y desde la que se tiene acceso a un banco de vídeos familiares.
Para la excursión del fin de semana, el coche saludará a los pasajeros antes de planificar la ruta y dar explicaciones sobre los lugares que se van a visitar.
Si se acude a un hotel, el ambiente en la habitación será del total agrado del huésped, ya que la temperatura, el color de las paredes y los canales de televisión se habrán configurado según los parámetros de cada hogar.
Durante la cena, si se ha ensuciado una de sus prendas, las nanofibras de que está hecha la ropa se comunicarán con la pequeña lavadora del lavabo para determinar el programa de lavado adecuado.
Para convertir Internet en esa “red personal global”, que afecta a todos los aspectos de la relación con el entorno familiar y social, los expertos se refirieron a algunos desafíos y cuellos de botella.
En concreto, se planteó la necesidad de inversión a largo plazo en investigación y desarrollo para repensar la arquitectura de Internet como espina dorsal de la sociedad del siglo XXI, ya que el diseño y capacidades actuales no bastarían.
En este proceso de convergencia de los mundos físico y digital, los expertos abogaron por una nueva arquitectura “sin fisuras” que permita el acceso ininterrumpido a la información e interacción a través de todos los entornos en que se desenvuelve la vida (hogar, automóvil, oficina).
También abordaron la necesidad de investigaciones sociológicas, acerca de los estándares de interoperatividad para asegurar economías de escala, sobre proyectos de lanzamiento en sectores que empujen al resto, y para crear el marco de regulación que apoye esta nueva economía basada en la web.
Praga
EFE