La transición energética debe ser un tema científico no ideológico
Mihaela Dobrinescu redaccion@larepublica.net | Viernes 17 junio, 2022
MBA Ing. Mihaela Dobrinescu
Geóloga y Geofísica
El pasado 16 de mayo de 2022, el abogado Álvaro Cedeño Molinari, expresó varias opiniones que, por inexactas, mal haríamos si las dejáramos pasar por alto.
Para los expertos del Colegio de Geólogos de Costa Rica, la exploración petrolera nacional no es incierta y contrario a lo que dice Cedeño, sí sería una fuente de reactivación para nuestra economía. Reducir el tema a la disminución en los precios de los combustibles, solo se explica en un simplista y malicioso enfoque.
Coincidimos en que “la era de piedra no terminó porque se agotaron las piedras” y que “la era del petróleo no terminará por falta de petróleo, sino porque hemos desarrollado alternativas menos contaminantes y más baratas”, sin embargo, esta valoración excluye el tiempo que se tomará la humanidad en esa transición.
A la fecha no hay alternativas más baratas a los combustibles fósiles y tampoco se puede pronosticar cuanto tiempo les tomaría a los combustibles alternativos alcanzar precios más competitivos. La ansiada descarbonización es un proceso largo, lento y que se dará de forma gradual y natural.
El artículo en mención, omite la enorme cantidad de usos que tiene el petróleo y el gas natural. La manufacturación de miles y miles de productos alimenticios, agrícolas, médicos, farmacéuticos, cosméticos, textiles y químicos que consumimos a diario, dependen de ellos, el tema no se reduce al carburante destinado al transporte.
Si bien es cierto que, a mediano o largo plazo, se podría sustituir el combustible fósil por eléctrico para el transporte, la sustitución del petróleo y del gas natural para los demás usos, no lo es. No disponerlo dejaría sin materia prima a un inmenso sector industrial que genera millones de fuentes de trabajo.
Las condiciones geopolíticas actuales que amenazan la oferta de hidrocarburos y los indeseables efectos de la pandemia del Covid-19, ya incentivan a muchos países a buscar la independencia energética. Recientemente los Estados Unidos de América autorizó la exploración de hidrocarburos en terrenos federales, Alemania y Holanda están abriendo exploración en el Mar del Norte e Inglaterra vuelve a utilizar las centrales de carbón. Estas naciones lo hacen para suplir de energía a sus economías ya que la energía renovable no puede satisfacer la demanda.
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), al día de hoy, la matriz energética mundial refleja que el petróleo y sus derivados representan el 32% del uso, el carbón mineral el 29%, el gas natural el 21%, la biomasa el 10%, la energía nuclear el 5%, la hidroelectricidad el 2% y otras energías renovables el 1%. O sea, toda la energía renovable representa el 18% a nivel mundial y las no renovables, el 82% con el petróleo en primer lugar.
Otras estadísticas como las del World Energy Council (WEC) de la EIA, proyectan que para el 2060, el gas natural ocupará el primer lugar con el 33%, el petróleo pasará al segundo puesto con un 21% y el carbón mineral bajará al 9% por debajo de la biomasa con el 13%. Las otras energías renovables ocuparán el 12%. Según esta proyección, en 40 años, las energías renovables representarán un 29% y las no renovables el 71% de la mencionada matriz.
Estos cambios en la evolución de la matriz energética mundial, reflejan la necesidad de tomar medidas para frenar el cambio climático y mantener el límite del aumento de la temperatura por debajo de 2° Celsius. El camino hacia la descarbonización está claro y se llama transición energética, la sustitución del petróleo y sus derivados será obligadamente paulatina. Esta transición apenas comienza.
En Costa Rica, la matriz energética indica que los derivados del petróleo ocupan un 64,3% del consumo, la electricidad un 22.3% (mayoritariamente hidro generada), la biomasa 12,4%, y otras fuentes de energía el 1,2%. Como vemos, el consumo de los derivados del petróleo, es el doble de lo que refleja la matriz energética mundial y las proyecciones dicen que aumentará. Nótese que Costa Rica no consume gas natural.
Tomando en cuenta estos datos y que la energía es indispensable para desarrollar el país, Costa Rica debería tomar medidas para mejorar su matriz energética y acercarse a los niveles internacionales con el fin de alcanzar la descarbonización.
La ciencia nos indica que deberíamos reducir drásticamente el uso de los derivados del petróleo y dar paso al uso del gas natural y paulatinamente; cuando la tecnología lo permita y el nivel económico de la población lo haga posible, pasar al transporte impulsado por energías renovables como la hidroelectricidad y el hidrógeno.
En Costa Rica, ya existen investigaciones desarrolladas por compañías de inversión extranjera, algunas en convenio con RECOPE, que han puesto en evidencia al menos dos categorías de petróleo e importantes reservas de gas natural de una excelente calidad. Estos resultados ya están integrados a prestigiosos estudios científicos, como el de la Western Atlas International, que condujeron a la localización de 10 zonas con interés potencial de hidrocarburos.
Ahora bien, ¿Cuánto tiempo le tomaría al país confirmar la disponibilidad de estos recursos? De uno, a un año y medio, pues las primeras dos etapas: Prospección y exploración regional ya están superadas, lo que permite iniciar la exploración de detalle en varias zonas, última fase previa al desarrollo de un yacimiento.
Por lo tanto, los 10 años que estima el abogado Cedeño para obtener los beneficios de utilizar nuestro recurso petrolero, están muy lejos de la realidad con lo que induce a un error.
Prohibir la producción de hidrocarburos priva a Costa Rica de sus múltiples beneficios y provoca que los sigamos transfiriendo a otros países mediante la elevada factura petrolera que pagamos todos. Es simple: Porque no produzcamos petróleo, no es que dejemos de usarlo.
Otra preocupación es la supuesta alta inversión que requiere el desarrollo de la actividad exploratoria. Quien así opine, desconoce tanto la legislación costarricense en materia de exploración y producción de hidrocarburos, como la dinámica internacional en esta industria.
El artículo 4 de la Ley de Hidrocarburos de Costa Rica, autoriza el desarrollo de la actividad bajo diversos modelos de contrato, de los cuales, resalta el de asociación. Según este modelo, la totalidad del costo la asume el inversionista y en la segunda etapa, una vez confirmada la presencia de recursos, entra el Estado en asociación con el inversionista.
Para finalizar, el desarrollo de un país debe incluir todas las actividades productivas, y la seguridad energética, con su transición, es una de ellas.