La pobreza del petróleo
| Viernes 16 mayo, 2008
Con el lector
La pobreza del petróleo
Wilmer Murillo
En los últimos meses, se han agravado los problemas del petróleo, sumados a la gran demanda, de las bajas existencias y la capacidad limitada para aumentar la producción.
Es un fenómeno que se está traduciendo en un empobrecimiento generalizado de los costarricenses que empiezan a advertir una merma en su poder adquisitivo.
Los precios del petróleo están atizando al alza los costos de las materias primas y los bienes importados con efectos negativos sobre la producción local y los costarricenses tendrán que hacer la elección acerca de lo que deberán consumir y esto no será todo.
Ante el alza del petróleo Costa Rica como país tiene poco que hacer para combatir el problema que no sea el ahorro, y las respuestas que pueden ofrecer los agentes económicos son mínimas. Pero representa un empobrecimiento real de la economía y en la capacidad de gasto de la gente.
Los ciudadanos ya se están viendo obligados a sacrificar la compra de algunas cosas. Y en la medida que los precios se mantengan como andan actualmente, planes de contingencia deberán ser adoptados por el Gobierno central, con medidas puntuales como restricciones para circular a los vehículos y nuevas jornadas laborales y escolares.
Ciertamente, ahora somos más pobres que hace dos años, lapso en el cual el incremento por litro de combustible ha llegado a subir hasta las nubes.
Sin embargo, el aumento en los precios del petróleo ni siquiera se está tomando en cuenta para los decretos de aumento salarial, para no generar inflación, lo que va a reflejar en la economía ese empobrecimiento de los ciudadanos.
Los efectos concretos para la economía del país, para contrarrestar el incremento de la factura petrolera, no existen, y la eliminación de impuestos a los combustibles, están fuera de consideración.
Las autoridades parecen inclinadas a financiar las carencias que trae aparejada el alza del petróleo haciendo que cada palo aguante su vela.
El persistente precio elevado del petróleo, por otro lado, deprimirá la actividad económica y podría aumentar las condiciones de pobreza y desempleo y debilitar las cuentas externas del país.
En el medio de todas las transacciones externas, el petróleo podría empezar a poner presión sobre nivel de reservas monetarias internacionales, que determina el tipo de cambio y la capacidad del país de defender la paridad de la moneda respecto a otras divisas.
Por el momento otras variables como los ingresos por turismo, las entradas de capital de las empresas y la inversión extranjera directa están ayudando al país a capear los devastadores efectos del alza de los precios del hidrocarburo como el encarecimiento de muchos otros bienes.
Lo difícil es precisar cuánto podrán seguir aguantando nuestra economía y los bolsillos de los costarricenses.
La pobreza del petróleo
Wilmer Murillo
En los últimos meses, se han agravado los problemas del petróleo, sumados a la gran demanda, de las bajas existencias y la capacidad limitada para aumentar la producción.
Es un fenómeno que se está traduciendo en un empobrecimiento generalizado de los costarricenses que empiezan a advertir una merma en su poder adquisitivo.
Los precios del petróleo están atizando al alza los costos de las materias primas y los bienes importados con efectos negativos sobre la producción local y los costarricenses tendrán que hacer la elección acerca de lo que deberán consumir y esto no será todo.
Ante el alza del petróleo Costa Rica como país tiene poco que hacer para combatir el problema que no sea el ahorro, y las respuestas que pueden ofrecer los agentes económicos son mínimas. Pero representa un empobrecimiento real de la economía y en la capacidad de gasto de la gente.
Los ciudadanos ya se están viendo obligados a sacrificar la compra de algunas cosas. Y en la medida que los precios se mantengan como andan actualmente, planes de contingencia deberán ser adoptados por el Gobierno central, con medidas puntuales como restricciones para circular a los vehículos y nuevas jornadas laborales y escolares.
Ciertamente, ahora somos más pobres que hace dos años, lapso en el cual el incremento por litro de combustible ha llegado a subir hasta las nubes.
Sin embargo, el aumento en los precios del petróleo ni siquiera se está tomando en cuenta para los decretos de aumento salarial, para no generar inflación, lo que va a reflejar en la economía ese empobrecimiento de los ciudadanos.
Los efectos concretos para la economía del país, para contrarrestar el incremento de la factura petrolera, no existen, y la eliminación de impuestos a los combustibles, están fuera de consideración.
Las autoridades parecen inclinadas a financiar las carencias que trae aparejada el alza del petróleo haciendo que cada palo aguante su vela.
El persistente precio elevado del petróleo, por otro lado, deprimirá la actividad económica y podría aumentar las condiciones de pobreza y desempleo y debilitar las cuentas externas del país.
En el medio de todas las transacciones externas, el petróleo podría empezar a poner presión sobre nivel de reservas monetarias internacionales, que determina el tipo de cambio y la capacidad del país de defender la paridad de la moneda respecto a otras divisas.
Por el momento otras variables como los ingresos por turismo, las entradas de capital de las empresas y la inversión extranjera directa están ayudando al país a capear los devastadores efectos del alza de los precios del hidrocarburo como el encarecimiento de muchos otros bienes.
Lo difícil es precisar cuánto podrán seguir aguantando nuestra economía y los bolsillos de los costarricenses.