La música
Alexis Morales Barrientos aletromp@gmail.com | Miércoles 02 noviembre, 2022
Alexis Morales Barrientos*
Músico
La música nace con nosotros, se forma en nuestro ser al mismo tiempo que nuestro cuerpo se forma en el vientre de nuestra madre, nuestro primer tambor se llama corazón y no para de sonar hasta el último suspiro, de hecho, llevamos una canción adentro sonando toda la vida, por eso creo fervientemente que la vida no es una caminata, es un baile.
¿Nos hemos detenido en algún momento a reflexionar sobre el papel que tiene la música en nuestra existencia, en el día a día, desde nuestro despertar hasta caer rendidos por la noche?
En este punto nos damos cuenta que la música se convierte en un elemento tan cercano al ser humano que muchas veces dejamos de percibir su poder y su funcionalidad, ésta puede canalizar o potenciar nuestro estado de ánimo, servir como herramienta de concentración, de movimiento, es el complemento perfecto para mil tareas, es la compañera imprescindible de tantas actividades que sería inútil tratar de mencionarlas todas.
A partir de acá, los quiero llevar al punto más importante de este texto, la relación de la música con el espíritu, con el alma, con todo lo mágico e intangible que llevamos dentro. Puede que romantice este vínculo entre la música y el ser humano por mi condición de artista, pero si nos remontamos al pasado, desde los inicios de la humanidad las personas han buscado la música como forma de expresión emocional y espiritual, es ese puente de lo intangible a lo tangible, ha sido un medio de catarsis y cercanía. Basta notar que todos los actos sagrados en las diversas sociedades tienen música como parte de sus rituales, que todo acontecimiento importante lleva canciones o interpretaciones, en fin, la humanidad sabe que la música cala dentro de los corazones de la gente y que la gente saca al mundo su esencia a través de los sonidos.
Exponiendo lo anterior, les lanzo una invitación que raya en desafío, un desafío peligrosísimo, porque puede generar adicción irreversible e incurable, cuidado extremo con este experimento. El desafío consiste en buscar un momento del día, ir por audiófonos o encender la radio, sentarse en un lugar tranquilo, poner su canción favorita y analizar todas las sensaciones que pasan por su cuerpo, permítanse sentir, abrazar y sensibilizar por la música, que vayamos un poco más allá de la capa superficial del sonido y que dejemos entrar a profundidad las melodías y lo que traen consigo, bajemos las defensas, apaguemos los ruidos y pensamientos, seamos un templo rebosante de música, que las melodías resuenen y converjan en nuestros adentros. Dejemos que nuestro corazón sienta y que el alma descanse o baile, que ría o llore o ambas al mismo tiempo. Pido por favor que como sociedad, reconectemos con esa otra función de la música, su función primordial, nutrir nuestra humanidad, lógicamente la música siempre será entretenimiento también, pero su mayor valor es espiritual.
El reto que tenemos es enorme, es vital concientizarnos sobre qué consumimos musicalmente y si este material me construye o me degrada, pero el reto va en ambas direcciones, porque los artistas también tenemos la responsabilidad de crear arte que cale, música que tenga la suficiente profundidad, contenido y claridad espiritual como para que la gente quiera abrir sus corazones, sentir esa cercanía, intimidad y confianza con la música. Seamos abiertos de alma para dejarnos sorprender por nuevos y viejos sonidos, experimentar con estilos y artistas, educarnos y educar a los que están en nuestro entorno, regalar música, ir a escuchar artistas en vivo, vivir la experiencia de la creación en directo y espontánea, los invito a que ustedes también canten, toquen y compartan sus sentimientos a través de los sonidos, de la música…
*Foto Ginette Venegas Vargas, Foto Fantasías