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La energía de respaldo del Sistema Eléctrico Nacional es la más apropiada

| Viernes 12 mayo, 2017


La energía de respaldo del Sistema Eléctrico Nacional es la más apropiada

El pasado 9 de mayo, se publicó un artículo del Dr. Roberto Dobles que señala supuestas limitaciones de la energía firme del Sistema Eléctrico Nacional.

Quiero aprovechar la oportunidad para aclarar lo incorrecto de estas afirmaciones, ya que nuestro sistema, por ser un caso único en el sentido de tener una matriz casi 100% renovable, también tiene una serie de características muy particulares para su funcionamiento.

Para hablar de la energía firme del Sistema Eléctrico Nacional es importante definirla con claridad, antes que nada. Para el Centro Nacional de Control de Energía, del ICE, operador del SEN, energía firme es: “El recurso de generación con reservorio energético suficiente para garantizar el uso de la capacidad máxima de la planta por un periodo de operación continua superior a 24 horas, garantizada cuando se solicite en cualquier momento del año, incluyendo en la época seca en condición de caudales mínimos”. Las plantas que pueden cumplir este requisito en nuestro país son: plantas geotérmicas, las plantas térmicas, Complejo Arenal, Cachí, Pirrís y Reventazón.

Ante la incorporación cada vez mayor de fuentes de generación renovable variable, cada día es más determinante contar con respaldo energético, que tiene como objetivo brindar seguridad en el suministro eléctrico y satisfacer la demanda nacional en todo momento, especialmente cuando se presenta una reducción sustancial del recurso en plantas renovables, como los caudales en los ríos en las plantas de filo de agua y las fluctuaciones del viento en las plantas eólicas.

Este servicio fundamental que requieren los sistemas eléctricos, lo brindan algunas de las plantas que tienen energía firme. En el caso de Costa Rica, este servicio es aportado por las plantas de generación hidroeléctrica del ICE que cuentan con embalse estacional o plurianual (Arenal, Cachí, Pirrís, Reventazón), por las plantas térmicas y por las importaciones del MER. Nótese que no se incluyen las plantas geotérmicas, pues estas no pueden aportar energía en caso de necesitarse por el SEN, ya que operan fijas, en la base, normalmente en su máxima potencia, por las características de los campos geotérmicos.

Por eso las plantas que brindan este servicio son más costosas y tienen costos de operación mayores que las plantas hidroeléctricas de filo de agua y las plantas eólicas y solares.

Nuestro país tomó una decisión histórica y que le dio un papel muy destacado en el mundo, cuando en 1949 decidió impulsar, por medio del ICE, la generación hidroeléctrica como base de su matriz eléctrica. Esto nos llevó a contar con una de las matrices más limpias del mundo.

Esta matriz tiene una característica única en el mundo, que nos obliga a buscar soluciones muy creativas para resolver el problema de incorporación de generación eólica y solar al Sistema.

Sin embargo, gracias a las inversiones planificadas del ICE, nuestro Sistema cuenta con la suficiente energía de respaldo y las características de estas plantas están adecuadas a los requerimientos del sistema nacional. Como se puede ver, el ICE cuenta con embalses de almacenamiento estacional, Cachí, Pirrís y Reventazón y almacenamiento plurianual como Arenal. Estos embalses se han ido incorporando a la matriz energética de acuerdo con el crecimiento de las plantas de filo de agua de los generadores privados, de las distribuidoras y del propio ICE, así como de las plantas eólicas que hoy alcanzan los 340 MW.

Por otro lado, el ICE cuenta con las plantas térmicas de Garabito (200 MW de motores de búnker) y turbinas de diésel, que permiten atender los picos en la demanda y las variaciones de los recursos renovables.

Las características de estas plantas de respaldo son apropiadas para un sistema basado en generación hidroeléctrica, con una alta proporción de filo de agua (1.700 MW, de los 3.457 MW instalados). Es apropiada, porque con 200 MW de generación geotérmica en la base y con la generación eólica de 340 MW, más toda la generación de filo de agua, con una demanda máxima de 1.692 MW, es evidente que el país, requiere utilizar muy pocos días al año la generación térmica.

Según lo señalado en el párrafo anterior en nuestro sistema, las plantas térmicas tienen muy poco uso. En 2016 las plantas térmicas del ICE generaron únicamente un 2,73% de toda la generación anual del SEN. Este bajo porcentaje de uso es muy poco para justificar la inversión en plantas de gas natural para respaldar el Sistema Eléctrico Nacional. En este caso no conviene tener plantas de muy alto costo de instalación para usarlas pocos días al año.

Expresar que la energía firme de nuestro sistema tiene limitaciones, poniendo como alternativa el gas natural, es absolutamente equivocado, ya que estamos comparando decisiones tomadas de acuerdo con los recursos disponibles, comparándolo con un recurso como el gas natural, que en primer lugar no tenemos viabilidad siquiera de explorarlo en nuestro país. Hay que recordar que los últimos gobiernos han decretado vedas a la exploración de los hidrocarburos. Aun obviando esta realidad, si nos dispusiéramos como país a investigarlo, hay mucho tiempo de por medio para contar con estudios que den factibilidad al recurso y luego hay que considerar el periodo necesario para tenerlo disponible para su explotación comercial.

Tampoco sería viable importar el gas natural, que tiene altos costos de inversión en las plantas de regasificación, transporte y almacenamiento del gas, además de contratos de compra de gas de largos periodos y altos riesgos en los precios, lo cual implicaría un alto riesgo de incremento en el costo de la energía.

Por lo anterior, podemos concluir sin temor a equivocarnos, que la energía de respaldo con la que cuenta Costa Rica, es la más adecuada a las características de la matriz energética que tiene el país para la producción de electricidad y que un cambio en el corto plazo hacia el gas natural, sería sin duda alguna un camino incierto y que tendría como consecuencia el encarecimiento de la tarifa eléctrica.

Salvador López Alfaro
Ingeniero eléctrico






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