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La cruda realidad: una cronología del desplome petrolero

Andrzej Baranski a.baranski@nyu.edu | Miércoles 22 abril, 2020

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El pasado 8 de marzo, Mohammed bin Salman, príncipe heredero de Arabia Saudita, no logró convencer al presidente ruso, Vladimir Putin, de recortar la producción de petróleo en conjunto con los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El impacto del coronavirus ya se sentía tras la reducción de demanda por parte de China y era necesario actuar. Como castigo, Bin Salman llamó a sus amigos de la región del Golfo Pérsico para aumentar la producción de petróleo de modo que el precio bajara a tal punto que no fuera económicamente viable para Rusia producir. Y así fue: los precios cayeron por debajo de los $30 por barril (debajo del costo de producción ruso), niveles históricamente bajos que no se observaban en dos décadas.

Antes de continuar con el relato cronológico que nos ha llevado a presenciar precios negativos del crudo por primera vez en la historia, es importante comprender cómo funciona la OPEP. Los países miembros representan aproximadamente un 44 % de la producción mundial y en el 2019 se estimaba que tenían el 75% de las reservas de petróleo. El objetivo de la OPEP es controlar el precio de mercado mediante la coordinación de producción entre sus miembros y algunos actores externos como Rusia y EEUU. La lógica es simple, si todos los países recortan su producción, el precio de mercado aumenta. Pero al aumentar el precio, se hace más tentador para cada productor no querer ser parte del pacto y más bien producir más.

¿Cómo evitar la tentación? Esto se logra mediante la amenaza de castigo tal y como Arabia Saudita procedió ante la negligencia de Rusia. Si algún miembro o país productor no se alinea, miembros de la OPEP pueden inundar el mercado y forzar el precio a la baja. Como algunos países tienen costos de producción muy bajos, pueden llevar a la quiebra el sector petrolero de otros países, y así sancionan a quienes no acatan cuotas de producción.

Tras la inundación del mercado liderada por parte de Arabia Saudita en conjunto con Emiratos Árabes, Kuwait e Irak, el Presidente Trump medió entre las partes y Rusia accedió a volver a la mesa de negociación con la OPEP. El pasado 9 de abril llegaron a un acuerdo histórico: una reducción de 10 millones de barriles al día que entraría en vigencia el 1º de mayo. Pero ya era muy tarde: el coronavirus estaba desmantelando la demanda a nivel mundial. Este mes, la cantidad de barriles consumidos por día ha sido 29 millones de barriles menos (respecto al año anterior) lo cual es mayor que la producción conjunta de los 13 integrantes de la OPEP.

¿Por qué se surgieron los precios negativos? Con la caída de la demanda y la sobreproducción de los países del golfo, empezaron a llenarse los tanques de almacenamiento en todo el mundo. En este momento hay buques petroleros navegando para entregar órdenes que no tienen donde ser almacenadas. En el mercado financiero de futuros, la gran mayoría de los actores que se han comprometido a comprar petróleo en el mes de mayo están vendiendo a un precio negativo, es decir, pagando para que otros ejecuten la compra, pues no tienen donde almacenar el producto.

Hoy se estima que más de una tercera parte de la población mundial tiene su movilidad restringida por alguna medida de contención de la pandemia. Las fronteras están cerradas y el tráfico aéreo ha mermado. Al no avistarse en el corto plazo ninguna reactivación de la vida cotidiana, es de esperar que los precios del crudo se mantengan en rangos menores as los $30 por los próximos dos meses. Los países que tengan como almacenar petróleo tendrán una ventaja en la etapa de recuperación económica post-covid19, pues gozarán de un insumo barato.

Andrzej Baranski Madrigal

Profesor de Economía Profesor de Economía New York University Abu Dhabi

a.baranski@nyu.edu








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