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La Crisis Militar de los Estados Unidos

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 03 febrero, 2009


TROTANDO MUNDOS 136
La Crisis Militar de los Estados Unidos

Lic. Humberto Pacheco

La serie de televisión de John Adams, contemporáneo de Benjamín Franklin y otros grandes líderes, nos hace preguntarnos cómo fue que una nación desarrollada pudo caer, mediante el poder del voto, en manos de un gobierno tan incompetente que la llevó al borde del abismo. Desde muy temprano en su carrera electoral las múltiples limitaciones de Bush quedaron al descubierto, pero los electores norteamericanos decidieron ignorarlas.
Por tolerar al chafarote de Pakistán, cómplice de los talibanes que obvió expulsarlos de ese país, éstos pudieron esconderse y refortalecerse hasta el punto de que hoy están ganando la guerra por la que el mundo entero apoyó a los Estados Unidos. Tras una guerra más larga que cualquiera de las dos mundiales, la situación en Afganistán es hoy día crítica, por no decir perdida.
No se trata de favoritismo por uno de los partidos mayoritarios. Consideramos a Ronald Reagan y George Bush padre dos magníficos presidentes. El primero porque devolvió a los norteamericanos su dignidad perdida en Vietnam, tras la primera derrota en una conflagración militar internacional, y frenó a los comunistas soviéticos que planeaban un avance militar sobre Europa. Invasión que hasta los chinos comunistas vaticinaron y que casi cuesta la vida a su Santidad el Papa tras un grave atentado.
El segundo porque sacó al invasor Sadam Hussein de Kuwait y le quitó la mordida, en una maniobra militar limpia y efectiva apoyada en las Naciones Unidas, pero no destapó la Caja de Pandora de deponerlo.
Les siguió Bill Clinton, quien a pesar de sus devaneos tenorios, llevó al país a un superávit nunca visto y apoyó a Latinoamérica, visitando Costa Rica en una muestra importante de solidaridad.
En cambio, con George W el pueblo se equivocó, magnificando geométricamente su error al re-elegirlo para un segundo período, sólo para terminar repudiándolo. Pero ya todo estaba consumado. En retrospectiva, fue como ver una mala película de los Tres Chiflados.
Tras recibir el apoyo mundial más solidario que hayamos visto, Bush hijo debió irse de lleno contra Bin Laden y los talibanes de Afganistán y Pakistán. En cambio, oliendo el potencial del petróleo de Irak, optó por hacerlo a medias, mal aconsejado por un Ministro de Defensa que al final sufrió una purga incipiente por no autorizar en Afganistán el poderío militar necesario para la consecución del objetivo principal.
Impulsado por el Vicepresidente Cheney, que veía en el petróleo iraquí y en la reconstrucción de ese país grandes negocios personales, y que fue el principal artífice del segundo Vietnam, Bush lanzó a un verdadero patriota- el General Colin Powell- a hacer el ridículo en Naciones Unidas de tratar de pasar una camioneta de venta ambulante de hamburguesas por un arma de destrucción masiva. Al descubrir el engaño, cuando llega el momento de la desacertada re-elección el General Powell opta silenciosamente por retirarse sin hacer escándalo, para no perjudicar a su país.
Usando sus influencias, George W evitó ir a Vietnam. Sin embargo, y a diferencia de quienes por rehusarse no pudieron evitar la cárcel, él no tuvo problemas. De ahí que nunca entendió lo que era embarcar a su país en una aventura militar en Irak. Ni siquiera los ardientes consejos de su padre, en contra de tan absurdo proyecto, lograron convencerlo.
Rumsfeld y Cheney ya lo habían mareado y así, los Tres Chiflados son los responsables de que su país se encuentre en el gravísimo trance militar en que se encuentra.
Es indudable que Bush desplazó a Carter como el peor presidente de la historia de ese gran país.

vikocr@racsa.co.cr

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