La Costa Rica degradada
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 13 agosto, 2008
En las últimas décadas, el país ha transitado una ruta degradante que llevó a los costarricenses a perder esa especie de paraíso en el que habitaban y que hasta fue llamado “la Suiza centroamericana”.
En realidad, había razones para ello, aunque la comparación suene exagerada.
Mientras en el resto de la región había una marcada brecha social entre ricos y pobres, serios problemas en materia de salud y educación y la democracia en general sufría grave deterioro por múltiples razones generadoras de guerras internas, Costa Rica había logrado, mediante valientes decisiones de gobiernos visionarios, dar un enorme paso adelante y asegurar la tranquilidad de su gente por medio de instituciones que proveían a todos la salud y la educación, entre otras garantías sociales, y con ello la movilidad social progresiva. Una Costa Rica solidaria que vivió años de paz y armonía interna.
Esa Costa Rica ya no existe. Lo sabe la gente y lo demuestran los datos de la última encuesta de CID-Gallup publicados ayer en LA REPUBLICA.
Los resultados del sondeo evidencian que casi en uno de cuatro hogares vive al menos una persona que ha sido víctima de la delincuencia en los últimos cuatro meses y en la mitad de los casos el hecho no fue reportado a la policía por desconfianza en la Fuerza Pública. Una Costa Rica en donde se vive el miedo cotidianamente.
Pero además está el otro gran temor. El que nace del aumento de la pobreza. Ya hay muchos costarricenses que han dejado de hacer alguna de las comidas diarias por motivos económicos y en general el distanciamiento de la brecha social produce incertidumbre, angustia y desesperanza. De ahí a tratar de evadir esa realidad mediante el uso de drogas y caer en la violencia y la delincuencia hay solo un paso.
La pérdida de calidad de vida y la falta de esperanza son los peores enemigos hoy de una Costa Rica que pide a gritos actos visionarios y honestos gobernantes que se decidan a pasar a la historia como los que sentaron las bases, en los inicios del nuevo siglo y en el contexto actual, para un nuevo ciclo de equilibrio y de paz social mediante una democracia real cimentada en la solidaridad y que provea salud, educación, seguridad y empleo.