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La Banca del futuro cercano

Francisco Gamboa fgamboa@meic.go.cr | Lunes 30 agosto, 2021

Francisco Gamboa

La actividad bancaria es fundamental para la economía de un país, pues permite canalizar recursos de las personas y empresas que generan ahorro, hacia las personas y empresas que requieren créditos de corto o largo plazo para sus distintas necesidades como: crecimiento de la actividad productiva, consumo, vivienda, educación, entre otros. Si los bancos no existieran, las personas y empresas que requieren un préstamo deberían buscar, encontrar y contactar a las personas o empresas que precisamente quieran ahorrar en el mismo plazo y monto, lo cual resultaría poco práctico, poco posible y eficiente.

Para tener recursos para prestar, los bancos reciben depósitos de los ahorrantes y para ello, deben pagar rendimientos relativamente atractivos, pues de lo contrario no captarían recursos del público y no tendrían cómo prestar. Esos rendimientos ofrecidos por los bancos a quien ahorra son las tasas de interés que se denominan tasas pasivas, mientras que las que cobran por los créditos, son las que se llaman tasas activas. Un componente muy importante de las tasas que los bancos deben cobrar cuando otorgan crédito (tasas activas), es el costo de fondeo que tienen, representado por las tasas que deben pagar a los ahorrantes según las condiciones del mercado (tasas pasivas).

Realidades de nuestra banca. Algunas características importantes de la banca en Costa Rica, a veces se olvidan o desconocen y es importante tenerlas claro. En primer lugar, nuestra banca es de las que presenta menos concentración y más competencia en Latinoamérica. Segundo, su rentabilidad, medida con los distintos indicadores que para ello existen, es de las más bajas de Latinoamérica, y en ocasiones, la más baja. Lo anterior, confirma que el margen de intermediación financiera de la banca en Costa Rica, o sea la diferencia entre lo que ésta cobra por los créditos y lo que paga por los depósitos de los ahorrantes, no es una diferencia mayor; además, es una diferencia que se viene reduciendo en los últimos 5 años. Tercero, el país muestra una inclusión financiera mucho mayor al promedio regional, lo cual es también consecuencia, entre otros factores, de que la banca en Costa Rica no tenga enormes márgenes, y, por ende, tampoco enorme rentabilidad.

Mayor disminución de tasas de interés. Una medida de corrección importante en el sistema, que muy posiblemente haría que bajen aún más las tasas, pasivas y activas en Costa Rica, es disminuir el costo que tienen los bancos para conseguir ahorros, depósitos; y ese costo de fondeo, es más alto mientras más alto sea el déficit del Gobierno, pues al tener el mismo que cerrar la brecha entre lo que recibe y lo que gasta, sale a captar recursos y entre mayor sea esa brecha (o sea el déficit fiscal) y necesite más recursos, presiona más al alza las tasas y aumenta el riesgo del país; esto es el estrujamiento fiscal, ya que el Gobierno compite con el sector productivo, por los mismos recursos. Solucionar y dar sostenibilidad a las finanzas públicas es entonces, una medida impostergable e importante. Un segundo elemento que incide en los niveles de tasas de interés es el encaje mínimo legal, que es la reserva que hacen las entidades en el Banco Central de Costa Rica (12% de los ahorros en colones y 15% en ahorros dólares). Esos altos niveles encarecen los costos de los créditos y si ese nivel se redujera, el impacto sin duda sería positivo en la reducción de las tasas activas.

Decálogo de la Banca del futuro cercano en Costa Rica:

1. Debe ser una banca que acoja, incorpore e implemente todas las tendencias y herramientas de transformación digital para proveer la máxima cantidad de servicios financieros digitalmente a sus clientes, desde el inicio de un trámite hasta la finalización de este.

2. Debe simplificar la vida de los clientes, siendo una banca ágil, eficiente y con una experiencia al cliente que sobrepase sus expectativas.

3. Debe apoyar con distintos servicios y crédito a todos los tipos de empresas, para la reactivación económica y la recuperación de empleos, esta es la función de impulso al desarrollo. Pero además proporcionar conocimiento y asesoría a las micro, pequeñas, y medianas empresas para que estas aumenten sus posibilidades de supervivencia.

4. Debe ser una banca sostenible económica, ambiental y socialmente.

5. Debe jugar un papel fundamental para otorgar financiamiento en condiciones favorables a las actividades y procesos que mitiguen y combatan el cambio climático.

6. Debe promover un “consumo responsable” de los servicios financieros, mediante los programas de educación financiera que enseñen a sus clientes actuales y potenciales cómo tomar las mejores decisiones de consumo, cómo ahorrar, cómo usar los canales digitales, cómo cubrirse del riesgo con los seguros que tiene a disposición, cómo no sobre endeudarse, entre muchos otros.

7. Debe comprender su importante papel para el impulso de la innovación, la transformación productiva y el surgimiento de la economía de lo que no existe.

8. Debe velar por el bienestar integral de sus colaboradores.

9. Debe ser poseer los mayores estándares de transparencia y gobierno corporativo.

10. Debe regirse por principios éticos.

Claro está que las entidades bancarias que no adopten estas tendencias serán desplazadas por las que sí lo hagan. Valga la pena subrayar sobre la urgencia de hacerlo, que no estamos hablando de un futuro lejano ni indeterminado, estamos hablando de la Banca de un futuro tan cercano que casi parece presente.


Francisco Gamboa Soto, Economista

Director de Relaciones Institucionales del Banco Nacional








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