Juego en medio del dolor
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 11 septiembre, 2008
Mientras la población de Haití sufre las horribles consecuencias de tormentas tropicales, un huracán y un ciclón que dejaron a su paso más de 600 muertos, desolación, hambre, enfermedades y dolor por todas partes, ayer miles de personas disfrutaron de un partido de fútbol que se llevó a cabo en ese país al ser las 4 p.m. hora de Costa Rica.
En tanto la Selección de Costa Rica se relajaba, ya en Haití, durante la mañana de ayer, y luego hacía un reconocimiento de la cancha del Estadio Nacional de Puerto Príncipe, donde se realizaría el partido, millares de haitianos agotados, hambrientos y horrorizados no encontraban forma de sobrevivir ante la catástrofe sufrida en su país por el paso de la tormenta tropical Fay, el huracán Gustav, la tormenta Hanna y el ciclón Ike.
Es difícil imaginar cómo es que se producen los procesos de deshumanización. Cuesta comprender cómo las entidades encargadas de organizar estos eventos deciden continuar adelante con ellos, contra viento y marea (o huracanes, ciclones y muertes) en medio de una tragedia de tal magnitud que la Organización de Naciones Unidas lanza la voz de alarma y manifiesta que se necesitarían $100 mil millones para que pueda recuperarse ese país, el más pobre de América Latina, de una situación que ha calificado de “verdaderamente desesperada”. Quizás el gran negocio del fútbol podría aportar dinero además de jugar.
Pero nos preguntamos: ¿Es posible disfrutar de un partido de fútbol sabiendo que se juega en un territorio en estado de luto nacional por la muerte de más de 600 de sus conciudadanos, en el cual miles de sus habitantes han llegado al extremo de asaltar un camión con alimentos de la ayuda humanitaria para intentar mitigar el hambre que los está matando y agotando su vida?
¿Es posible jugar donde cientos han muerto y sus familiares, además del dolor del duelo, tienen como expectativa quizás una muerte lenta por falta de agua y alimento?
De nuevo, el asombro ante la forma en que muchas, demasiadas personas, responden con indiferencia ante la tragedia y, más bien, se anteponen compromisos, intereses económicos y cualquier otra sinrazón para mantener la programación de un partido de fútbol en medio del dolor y la desesperación.
El periódico LA REPUBLICA se solidariza profundamente con el duelo del pueblo haitiano y también con el que embarga al resto de los países caribeños que se han visto azotados, en mayor o menor medida, por la inclemencia de los huracanes.