Jóvenes reciben efectivo para prevenir sida
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 17 marzo, 2011
Jóvenes reciben efectivo para prevenir sida
De camino hacia la verdulería Mbare en Harare, Zimbabue, Sandra Tembo pasa frente a un cartel donde se da un consejo que, dice, sus amigas no pueden darse el lujo de seguir: “Tu futuro es más brillante sin un viejo amante adinerado”.
“Estoy segura de que reconocen el riesgo”, dijo Tembo, una estudiante de corte y confección de 20 años, refiriéndose a sus amigas. “Pero dicen que estar sin dinero todo el tiempo también presenta sus peligros, pues podrías morirte de hambre”.
Las jóvenes africanas que se venden por sexo a hombres mayores, conocidos en inglés como “sugar daddies”, están alimentando una epidemia de SIDA en África Subsahariana, donde viven dos tercios de todas las personas infectadas con el virus de VIH. Las muchachas de la región presentan tasas de infección con VIH tres veces más altas que los varones jóvenes: 3,4% de las mujeres de 15 a 24 años y 1,4% en los hombres del mismo grupo de edad.
Ahora, el Banco Mundial propone pagarles a jóvenes como las amigas de Tembo una suerte de incentivo para mantenerlas en la escuela y prevenir el SIDA. El efectivo podría ser “el instrumento de política ética” del siglo XXI, dijo Mead Over, economista en el área de salud del Centro de Desarrollo Global, una organización de investigación en Washington.
“Es evidente, pero a nadie se le ocurrió nunca dar dinero efectivo a las muchachas para contribuir a evitar el sexo transaccional”, dijo en una entrevista Mayra Buvinic, directora de género y desarrollo del Banco Mundial. “Necesitaban dinero y, bueno, como lo recibieron, no necesitaron relacionarse con hombres mayores”.
El Banco Mundial encabezó un estudio en Malaui, donde aproximadamente uno de cada ocho adultos padece esta enfermedad incurable. Se inscribieron alrededor de 3.800 jóvenes en edad escolar y desertoras escolares con edades que varían de los 13 a los 22 años.
Un grupo recibió un promedio de $10 por mes y el pago de las cuotas escolares si asistían regularmente a clase. Las otras no recibieron nada. A un año y medio de iniciado el programa, las tasas de infección fueron 60% más bajas entre las jóvenes escolares que recibieron efectivo: 1,2% en comparación con 3%.
Buvinic dijo que los pagos constituyen el primer enfoque no biomédico para la prevención del SIDA, conocido por ella, que ha tenido un “efecto significativo”. Las técnicas biomédicas como la circuncisión masculina han demostrado reducir el riesgo de infección.
En el estudio de Malaui, 25% de las muchachas que eran sexualmente activas al comienzo del programa dijeron que tenían relaciones porque “necesitaba su ayuda” o “quería regalos/dinero”. Nueve de cada 10 jóvenes en edad escolar sexualmente activas dijeron que recibían un promedio de $6,50 mensuales de sus parejas sexuales masculinas. El producto interno bruto de Malaui por persona fue de $339 en 2009, en comparación con $45.934 en los Estados Unidos, según el FMI.
Washington
De camino hacia la verdulería Mbare en Harare, Zimbabue, Sandra Tembo pasa frente a un cartel donde se da un consejo que, dice, sus amigas no pueden darse el lujo de seguir: “Tu futuro es más brillante sin un viejo amante adinerado”.
“Estoy segura de que reconocen el riesgo”, dijo Tembo, una estudiante de corte y confección de 20 años, refiriéndose a sus amigas. “Pero dicen que estar sin dinero todo el tiempo también presenta sus peligros, pues podrías morirte de hambre”.
Las jóvenes africanas que se venden por sexo a hombres mayores, conocidos en inglés como “sugar daddies”, están alimentando una epidemia de SIDA en África Subsahariana, donde viven dos tercios de todas las personas infectadas con el virus de VIH. Las muchachas de la región presentan tasas de infección con VIH tres veces más altas que los varones jóvenes: 3,4% de las mujeres de 15 a 24 años y 1,4% en los hombres del mismo grupo de edad.
Ahora, el Banco Mundial propone pagarles a jóvenes como las amigas de Tembo una suerte de incentivo para mantenerlas en la escuela y prevenir el SIDA. El efectivo podría ser “el instrumento de política ética” del siglo XXI, dijo Mead Over, economista en el área de salud del Centro de Desarrollo Global, una organización de investigación en Washington.
“Es evidente, pero a nadie se le ocurrió nunca dar dinero efectivo a las muchachas para contribuir a evitar el sexo transaccional”, dijo en una entrevista Mayra Buvinic, directora de género y desarrollo del Banco Mundial. “Necesitaban dinero y, bueno, como lo recibieron, no necesitaron relacionarse con hombres mayores”.
El Banco Mundial encabezó un estudio en Malaui, donde aproximadamente uno de cada ocho adultos padece esta enfermedad incurable. Se inscribieron alrededor de 3.800 jóvenes en edad escolar y desertoras escolares con edades que varían de los 13 a los 22 años.
Un grupo recibió un promedio de $10 por mes y el pago de las cuotas escolares si asistían regularmente a clase. Las otras no recibieron nada. A un año y medio de iniciado el programa, las tasas de infección fueron 60% más bajas entre las jóvenes escolares que recibieron efectivo: 1,2% en comparación con 3%.
Buvinic dijo que los pagos constituyen el primer enfoque no biomédico para la prevención del SIDA, conocido por ella, que ha tenido un “efecto significativo”. Las técnicas biomédicas como la circuncisión masculina han demostrado reducir el riesgo de infección.
En el estudio de Malaui, 25% de las muchachas que eran sexualmente activas al comienzo del programa dijeron que tenían relaciones porque “necesitaba su ayuda” o “quería regalos/dinero”. Nueve de cada 10 jóvenes en edad escolar sexualmente activas dijeron que recibían un promedio de $6,50 mensuales de sus parejas sexuales masculinas. El producto interno bruto de Malaui por persona fue de $339 en 2009, en comparación con $45.934 en los Estados Unidos, según el FMI.
Washington