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FORO DE LECTORES


Johnny Sáurez Sandí

| Sábado 19 junio, 2010


No debemos olvidar a Haití

El magno evento telúrico que desafortunadamente azotó y dejó en ruinas a Puerto Príncipe, capital de Haití el 12 de enero de este año, ha causado una terrible tragedia, no solo a ese sufrido pueblo hermano de nuestro continente, sino que es también dolorosa desgracia para toda la humanidad.
La naturaleza inesperadamente hizo lo suyo, esta devastación que vimos en Haití, acaecida en cuestión de segundos, pudo haber sucedido en cualquiera de nuestros países o ciudades, pudo haber sido un huracán, un tsunami o una inundación, pero las proporciones y destructividad de ese holocausto, tanto material como humano, pocas veces se han visto.
Ahora, mañana, pasado mañana, sin demora, debemos todos al unísono, países, organizaciones internacionales y regionales y especialmente, todas las personas de buena voluntad, extender las manos, extender millones de manos y abrir corazones para ayudar a Haití a levantarse, para que de una buena vez pueda caminar por sí solo, para que pueda de nuevo dibujar el mapa de su futuro y de sus sueños.
Urge no olvidar, hay que seguir enfrentando una tragedia que le compete a toda la humanidad, que nos compete a todos los americanos, es hora de poner en práctica toda la lista de los derechos humanos, de ponerlos en práctica, para que no sean solo meros enunciados, para poder de esta manera ayudar a sacar adelante a este sufrido y noble pueblo caribeño que es Haití.
En mundo no tiene excusa, los países ricos no tienen excusa, hay suficientes recursos en el planeta que se pueden destinar para llevar un alivio duradero a nuestros hermanos. Basta con que los poderosos y no solo los poderosos se abstengan de comprar unos cuantos aviones, de construir algunos navíos destructores o que dejen de contratar unos cuantos miles de ametralladoras, y en su lugar, destinen esos recursos para la compra de alimentos, medicinas, carpas, retroexcavadoras, materiales de construcción, en fin, para seguir llevando los primeros auxilios, tan necesarios en estos momentos para los haitianos.
Es de esperar que el asunto de la ayuda y la cooperación internacional no quede ahí en los inicios de la gran cobertura mediática, hay que ayudar a los haitianos a reconstruir su agricultura, sus sistemas de salud, sus escuelas, sus viviendas, sus acueductos; hay que ayudarles a reforestar el país, a generar infraestructura industrial y turística para que se reactive, poco a poco, su estructura productiva, para que esta sea el motor que empuje los cambios necesarios en las condiciones de vida de este pueblo.
Dichosamente la ayuda ha fluido casi de manera inmediata, son muchos los aviones cargueros que han llegado, son muchas las promesas de ayuda económica que ha hecho la comunidad internacional, solo esperemos que se hagan realidad en el corto, mediano y largo plazo.
Es necesario ayudar a Haití en estos momentos y en los años venideros para que logre un orden mínimo que permita la atención de los heridos, los lisiados, la digna sepultura de sus fallecidos, la distribución equitativa de la ayuda y la reconstrucción, todo, de ser posible de una manera planificada y expedita
Hagamos votos para que esta tragedia que viven nuestros hermanos de Haití sea superada con prontitud y que nos sirva como lección de lo que le puede suceder a cualquiera de nuestros países en determinado momento y hagamos todo lo que esté a nuestro alcance, para que la solidaridad y el amor al prójimo sean los que triunfen alrededor de Haití.

Johnny Sáurez Sandí





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