Quienes investiguen a la Caja no pueden ser juez y parte, tampoco actores con cálculos político electorales
Investigar a la Caja sin trampas
Un proceso de intervención a la Caja Costarricense de Seguro Social, liderado por el Ministerio de Salud con ella a la cabeza, era lo que quería María Luisa Avila, hoy exministra de esa cartera. Pero la presidenta Laura Chinchilla quiere otra cosa, según manifestó Avila, y por eso ella renunció al cargo.
En opinión de Avila, la propuesta del Ejecutivo no es conveniente. Esta consiste en que una junta directiva que ya tiene un año y resto de dirigir el funcionamiento de la Caja sea la que nombre a un equipo encargado de hacer una investigación de la institución, con un supuesto acuerdo de confidencialidad. La exministra piensa que ese trabajo debería hacerlo un grupo totalmente independiente a esa directiva y a la jerarquía institucional.
Sin embargo, una tercera opción es la saludable para llegar al fondo de los problemas y esclarecer desde cuándo y de qué forma se ha venido permitiendo que la Caja entre en la crisis actual. Esa opción es que se integre un grupo externo tanto a la jerarquía de la institución como al Ejecutivo, con probada capacidad técnica y ética, y con total independencia y autoridad para acceder a toda la información concerniente al funcionamiento de la entidad.
No es válido que quienes investiguen ahora a la Caja sean juez y parte en el asunto, y tampoco que sean actores en los cuales puedan existir cálculos político electorales. Tampoco entes externos que deban trabajar solo a partir de información proporcionada por los investigados.
La única posibilidad real de limpiar y sanar las heridas por las que sangra hoy la entidad, es alejar del tratamiento a quienes causaron sus lesiones durante muchos años: gobernantes, directivos y jerarcas. Ellos no deben obstaculizar el proceso que viene y que es ineludible.
Los costarricenses, dueños de la institución, han venido siendo estafados y no pueden exigir menos.
El daño es enorme para los asegurados y para el país es una vergonzosa situación que lo exhibe ante el concierto de naciones como incapaz de haber mantenido libre de malos manejos a una entidad que, al fundarse, demostró cómo había que hacer las cosas para que primara el bienestar de todos los habitantes, no de intereses particulares.
La Caja es un poderoso instrumento de democracia. Los diferentes regímenes que opera han permitido el desarrollo de una sociedad sana que a partir de eso pudo educarse y convertirse en la valiosa y productiva Costa Rica actual.
Este logro no puede ponerse en riesgo hoy bajo ninguna circunstancia.
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