Intrigas y fracciones bloquean a Laura
Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Viernes 11 mayo, 2012
Panorama complicado en Congreso para tercer año
Intrigas y fracciones bloquean a Laura
Trabas dificultarán aprobación de leyes urgentes
Los anhelos de la presidenta Laura Chinchilla de sacar adelante una agenda-país, están hoy día bloqueados por el fraccionamiento y las intrigas en el Congreso.
Asimismo, el panorama para este tercer año se vislumbra complicado y lo peor es que hay reformas urgentes que no pueden esperar más, como la rebaja a las multas de tránsito, la ley de electricidad y algunos proyectos para luchar contra la inseguridad ciudadana.
La composición de la Asamblea Legislativa con ocho fracciones, hace que Cuesta de Moras sea una especie de Torre de Babel.
Cada fracción tiene una agenda propia de trabajo, además de intereses particulares.
Por ejemplo, mientras el Movimiento Libertario rechaza todo lo que huela a nuevos impuestos y favorece la apertura comercial en sectores estratégicos como la generación de energía, el Partido Acción Ciudadana (PAC) es más receptivo a los gravámenes, pero defensor del aparato estatal.
Por su parte, los socialcristianos promueven iniciativas más sociales, mientras que Accesibilidad Sin Exclusión busca favorecer a las personas con discapacidad.
Cuatro de las ocho fracciones están agrupadas en la Alianza por Costa Rica, un bloque opositor que logró el control del Congreso el año pasado, pero que se desmoronó este año por las diferencias.
En medio de todo eso, la bancada oficialista de Liberación Nacional (PLN) apenas cuenta con 24 legisladores, los cuales no le alcanzan para aprobar ningún proyecto de ley, si no tiene el apoyo de una o dos fracciones más.
Esto ha hecho que durante sus primeros dos años de administración, la mandataria haya promovido la negociación uno a uno con las fracciones, de acuerdo con los proyectos que impulsa, ante la imposibilidad de llegar a un consenso nacional.
Desde que este gobierno empezó, el Poder Ejecutivo ha cambiado de socio en tres ocasiones.
Primero firmó un acuerdo de gobernabilidad con los libertarios, el año pasado impulsó un plan fiscal con el PAC y más recientemente en mayo, se alió al PASE, para retomar el control de la Asamblea.
El problema es que esto le ayuda parcialmente a sacar sus temas de interés, pero no le da el espacio para proponer proyectos que requieran un gran apoyo como la reforma a la ley de tránsito, la ley de electricidad o el plan fiscal.
“La realidad legislativa nos obliga a ser abiertos con todos, esa ha sido la vocación de doña Laura, para trabajar en circunstancias complejas. Lo ideal es sumar a la mayor cantidad de diputados posible en un acuerdo, pero ante la realidad de esta Asamblea, el aliado coyuntural por temas se impone”, expresa Francisco Chacón, exdiputado de Liberación y actual ministro de Comunicación.
Otro elemento que podría complicar el trabajo del Gobierno en el Congreso este año son las intrigas.
Los resentimientos que acumulan los diputados tras dos años de gestión no se pueden obviar.
Por ejemplo, el apoyo del PAC al paquete de impuestos que pretendía la mandataria y que fue negociado a espaldas de la Alianza, generó heridas que parecen no sanar.
En el caso de los rojiamarillos, hay una división interna, mientras que el resto de diputados de oposición los mira con recelo.
Por otra parte, la supuesta traición del PASE a ese bloque opositor para unirse de forma súbita al PLN, y repartirse el control de las comisiones y los puestos del directorio legislativo, crearon también desconfianza hacia el oficialismo y sus nuevos aliados.
De esta forma, es difícil poner las bases para establecer un acuerdo en cualquier proyecto, pues la oposición teme que el PASE o el PLN no cumplan los acuerdos.
Asimismo, hay otro nivel de intrigas que se manejan en el Congreso y que tienden a generar ruido.
La crítica de varios legisladores a la gestión de Carlos Ricardo Benavides, ministro de la Presidencia para que dimita y su lugar sea ocupado por Chacón, es cada vez más explícita y agresiva.
A ello se suman los ataques personales como el que sufrió Carlos Góngora, jefe de fracción de los libertarios, en días pasados.
Esteban Arrieta
earrieta@larepublica.net
Intrigas y fracciones bloquean a Laura
Trabas dificultarán aprobación de leyes urgentes
Los anhelos de la presidenta Laura Chinchilla de sacar adelante una agenda-país, están hoy día bloqueados por el fraccionamiento y las intrigas en el Congreso.
Asimismo, el panorama para este tercer año se vislumbra complicado y lo peor es que hay reformas urgentes que no pueden esperar más, como la rebaja a las multas de tránsito, la ley de electricidad y algunos proyectos para luchar contra la inseguridad ciudadana.
La composición de la Asamblea Legislativa con ocho fracciones, hace que Cuesta de Moras sea una especie de Torre de Babel.
Cada fracción tiene una agenda propia de trabajo, además de intereses particulares.
Por ejemplo, mientras el Movimiento Libertario rechaza todo lo que huela a nuevos impuestos y favorece la apertura comercial en sectores estratégicos como la generación de energía, el Partido Acción Ciudadana (PAC) es más receptivo a los gravámenes, pero defensor del aparato estatal.
Por su parte, los socialcristianos promueven iniciativas más sociales, mientras que Accesibilidad Sin Exclusión busca favorecer a las personas con discapacidad.
Cuatro de las ocho fracciones están agrupadas en la Alianza por Costa Rica, un bloque opositor que logró el control del Congreso el año pasado, pero que se desmoronó este año por las diferencias.
En medio de todo eso, la bancada oficialista de Liberación Nacional (PLN) apenas cuenta con 24 legisladores, los cuales no le alcanzan para aprobar ningún proyecto de ley, si no tiene el apoyo de una o dos fracciones más.
Esto ha hecho que durante sus primeros dos años de administración, la mandataria haya promovido la negociación uno a uno con las fracciones, de acuerdo con los proyectos que impulsa, ante la imposibilidad de llegar a un consenso nacional.
Desde que este gobierno empezó, el Poder Ejecutivo ha cambiado de socio en tres ocasiones.
Primero firmó un acuerdo de gobernabilidad con los libertarios, el año pasado impulsó un plan fiscal con el PAC y más recientemente en mayo, se alió al PASE, para retomar el control de la Asamblea.
El problema es que esto le ayuda parcialmente a sacar sus temas de interés, pero no le da el espacio para proponer proyectos que requieran un gran apoyo como la reforma a la ley de tránsito, la ley de electricidad o el plan fiscal.
“La realidad legislativa nos obliga a ser abiertos con todos, esa ha sido la vocación de doña Laura, para trabajar en circunstancias complejas. Lo ideal es sumar a la mayor cantidad de diputados posible en un acuerdo, pero ante la realidad de esta Asamblea, el aliado coyuntural por temas se impone”, expresa Francisco Chacón, exdiputado de Liberación y actual ministro de Comunicación.
Otro elemento que podría complicar el trabajo del Gobierno en el Congreso este año son las intrigas.
Los resentimientos que acumulan los diputados tras dos años de gestión no se pueden obviar.
Por ejemplo, el apoyo del PAC al paquete de impuestos que pretendía la mandataria y que fue negociado a espaldas de la Alianza, generó heridas que parecen no sanar.
En el caso de los rojiamarillos, hay una división interna, mientras que el resto de diputados de oposición los mira con recelo.
Por otra parte, la supuesta traición del PASE a ese bloque opositor para unirse de forma súbita al PLN, y repartirse el control de las comisiones y los puestos del directorio legislativo, crearon también desconfianza hacia el oficialismo y sus nuevos aliados.
De esta forma, es difícil poner las bases para establecer un acuerdo en cualquier proyecto, pues la oposición teme que el PASE o el PLN no cumplan los acuerdos.
Asimismo, hay otro nivel de intrigas que se manejan en el Congreso y que tienden a generar ruido.
La crítica de varios legisladores a la gestión de Carlos Ricardo Benavides, ministro de la Presidencia para que dimita y su lugar sea ocupado por Chacón, es cada vez más explícita y agresiva.
A ello se suman los ataques personales como el que sufrió Carlos Góngora, jefe de fracción de los libertarios, en días pasados.
Esteban Arrieta
earrieta@larepublica.net