Internet es pasado, presente y futuro
| Viernes 05 junio, 2015
Hace algunos años Andrew Grove, el entonces presidente de Intel, dijo que “a mediados de los 2000’s todas las compañías serán empresas de Internet, o no serán empresas en absoluto”.
Si bien no se puede decir que todas las empresas se hayan ajustado a esto, en los últimos 15 años quedó claro que quienes logran sobrevivir al mercado y a la economía son quienes consiguen adaptar su negocio y cambios que han generado la tecnología e Internet.
El advenimiento de la red cambió todos los ámbitos y hábitos del ser humano, es común escuchar que las personas se especializan en temas como economía digital, derecho informático, community manager, blogs, programación web, periodismo electrónico, lo cual denota un cambio radical en la forma en que el mercado laboral tuvo que adaptarse al acelerado avance de la tecnología.
Ya no se habla del tamaño de los libros o de las bibliotecas, se habla de gigas, de petas y de zetas. Lo mismo ocurrió en el ambiente personal, muchos ya no corremos a casa para ver nuestro programa de televisión favorito, lo buscamos en Netflix o YouTube mientras que otros ya no salen con sus amigos sino que socializan por medio de Facebook o Twitter. Internet nos ha cambiado, positiva o negativamente, pero la transformación es evidente.
Ya no socializamos ni interactuamos como lo hacíamos hace 15 años, hemos cambiado la manera como trabajamos, los métodos de enseñanza y en especial podemos ver una gran diferencia en la participación cívica, esto por cuanto la función primordial de Internet ha sido democratizar la información.
Aunque muchos intenten no utilizar estos recursos, es imposible aislarse del mundo que nos rodea, pues Internet no es el mañana. Internet es pasado, presente y futuro.
Es entonces que aceptando lo inevitable, debemos establecer nuestra proyección a futuro de forma que podamos aprovechar y utilizar Internet a nuestro favor. El Internet de las Cosas es por mucho uno de los mejores ejemplos de cómo la tecnología y la red de redes pueden utilizarse para generarle beneficios a la humanidad.
Claro está que aún falta mucho por recorrer, pues el acceso a este medio no es igual para todos y eso genera desigualdad social. Si vemos cómo Internet avanza, lo ha hecho de una manera mucho más rápida que cualquier otra tecnología disruptiva del siglo XX, tal y como lo fueron en su momento la electricidad, el teléfono o los vehículos, lo que significa que también en los casos en que no exista acceso a Internet, esta desigualdad es mayor.
Basándonos en el último “Estado de Internet” que publica Akamai, actualmente Costa Rica se encuentra muy lejos de ser un país desarrollado en este tema, pues la velocidad de conexión es cercana a la mitad del promedio mundial y el acceso a banda ancha todavía es muy limitado.
La revolución de Internet se ha mantenido desde que nació, y cada año que pasa se renueva, lo que le ha permitido que en si solo tenga una constante, el cambio. Empresas, organizaciones, personas, el Gobierno y todo aquel que forma parte del ecosistema de Internet debe aprender, adaptarse y aplicar los cambios que se formulan día a día para continuar siendo parte del mundo 2.0 en el que actualmente vivimos, y así construir una sociedad apoyada sobre la tecnología y en la asombrosa ventana de posibilidades que nos da la interconexión de la red de redes a nivel global.
Juan Ignacio Zamora Montes de Oca
Máster en derecho informático