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Domingo, 28 de abril de 2024



FORO DE LECTORES


Inseguridad espanta inversión

Daniel Suchar Zomer daniel.suchar@hotmail.com | Miércoles 06 marzo, 2024


DS


Daniel Suchar Zomer, PhD

Analista Financiero. Profesor Universitario.

Email: daniel.suchar@hotmail.com

La seguridad ciudadana es un pilar fundamental de toda sociedad, no solo en términos de bienestar y tranquilidad para sus habitantes, sino también en lo que respecta al desarrollo económico y la atracción de inversiones. Y de estas, los síntomas y apetitos de seguir invirtiendo a lo largo de los años venideros.

En los últimos días e incluso meses, Costa Rica ha sido testigo de una escalada de violencia alarmante, con el sicariato y el crimen organizado sembrando el terror en suelo costarricense. Esta situación no solo amenaza la estabilidad y el bienestar de la población, sino que también representa un obstáculo significativo para el crecimiento económico del país.

La economía, como dicta la bibliografía profesional, es una ciencia social, que está intrínsecamente ligada al comportamiento de la población y al clima de seguridad que prevalece en una sociedad. La inseguridad generalizada y la violencia callejera generan un clima de temor que disuade a los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros, de apostar por Costa Rica como destino para sus negocios.

Esta falta de confianza se traduce en una fuga de capitales y en la pérdida de oportunidades de crecimiento y desarrollo económico. Aquí resaltan variables como Empleo, Pobreza y PIB como las mas vulnerables en corto plazo y a la orden del día.

Para comprender la importancia de la seguridad ciudadana en el contexto económico, es instructivo observar experiencias pasadas en otros países de la región. En Colombia, a finales de los 90 y principios de los 2000, la violencia desenfrenada y el terrorismo hicieron que una gran parte de la población colombiana se viera obligada a emigrar en busca de seguridad y oportunidades. Incluso, Costa Rica fue receptor de hermanos neogranadinos que escapaban de las fechorías de las FARC y otros grupos insurgentes de aquel país.

Lo mismo ha ocurrido en El Salvador, donde la presencia de pandillas como la Mara Salvatrucha ha generado una crisis de seguridad que ha llevado a una migración masiva hacia Estados Unidos. De hecho, se calculan la misma población cuzcatleca tanto en suelo salvadoreño como fuera del mismo, indicador nada agradable para un país.

La violencia y la inseguridad no solo afectan a la población en términos de seguridad física, sino que también socavan la confianza en las instituciones y el estado de derecho. La falta de seguridad jurídica e institucional, como se ve en países como Cuba o Venezuela, crea un entorno poco propicio para la inversión y el desarrollo económico sostenible. Esto sería el acabose de un país cosa que Costa Rica aun sigue muy alejado de estas ideas de izquierda, por ahora eso sí.

En este contexto, es urgente que Costa Rica tome medidas enérgicas para abordar el problema de la inseguridad ciudadana. La mano dura, tanto en términos policiales como judiciales, es necesaria para disuadir a los delincuentes y restaurar la confianza en el Estado de derecho.

Se deben implementar leyes más estrictas y efectivas que castiguen severamente a aquellos que perpetran actos violentos con armas blancas o de fuego. ¡¡¡Y cuando se habla de hacer ejercicio de estas leyes, es de implementación y ejecución INMEDATA !!!...

El famoso refrán reza claramente lo que Costa Rica debe evitar: "Árbol que nace torcido, nunca su rama endereza", significando una llamada de atención para actuar con prontitud y determinación.

Si Costa Rica quiere evitar caer en la espiral de violencia y inseguridad que han experimentado otros países de la región, debe actuar con determinación y celeridad para promover un clima de seguridad que proteja a sus ciudadanos y atraiga inversiones.

Nuevamente y forma trillada que “nunca pasa de moda”, es que la seguridad ciudadana es un requisito indispensable para el desarrollo económico y social de Costa Rica. La inseguridad no solo amenaza la tranquilidad y el bienestar de la población, sino que también ahuyenta a los inversionistas y debilita la economía del país en mediano plazo.

Es hora de tomar medidas firmes y decididas para combatir la violencia y garantizar un futuro próspero y seguro para todos los costarricenses. No puede olvidar que la inseguridad espanta definitivamente a la inversión.







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