Ingenio y solidaridad: los valores que Costa Rica necesita retomar
Jack Loeb jackloeb23@gmail.com | Viernes 31 diciembre, 2021
Al final del día, y del año, deberíamos formularnos tres preguntas: ¿Qué hice mal? ¿Qué hice bien? ¿Qué puedo hacer mejor?. Así, llevaríamos un registro de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones, para ser más en lugar de tener más.
Tras dos años de padecer los efectos devastadores del Covid 19, y su estela de más de medio millón de personas contagiadas y casi 7,400 muertos, el país recibió un impacto devastador en las fibras que lo unen desde hace 200 años: los valores humanos.
El cierre del 2021 no nos dejó, como en la canción de Tony Camargo, ni una buena chiva, ni una burra negra ni una buena yegua; al contrario, quedó una economía en escombros por el confinamiento obligatorio y absurdo a que nos sometió el gobierno.
Será la empresa privada, con la ayuda de todos los costarricenses, la que de nuevo arrollará sus mangas y con ingenio -y mucho sacrificio- volverá a generar riqueza para que Costa Rica siga siendo un país libre, próspero y pacífico.
Podemos recuperar los índices socioeconómicos previos siempre que conservemos los valores humanos, que como sociedad, nos distinguen desde hace 200 años, cuando nuestros ancestros fundaron esta nación, en 1821.
El virus más letal que existe es el que ataca a los valores humanos. Los síntomas de esa pandemia social son claros: la corrupción, la mentira, la irracionalidad, la intolerancia, el miedo, la desesperanza y el egocentrismo, la peor enfermedad del alma humana.
Estamos en el amanecer de un año nuevo y la lista de buenos propósitos debe encabezarla valores como: solidaridad, respeto, honradez, justicia, laboriosidad, sencillez, responsabilidad, por citar los más urgentes de rescatar.
Solo así podremos superar el abismo de la desigualdad, adonde nos llevaron gobernantes inescrupulosos, con ideologías extrañas a nuestra manera de ser, y empeñados en saquear las arcas públicas para ellos y sus amistades peligrosas.
En pocas semanas los costarricenses tomaremos una decisión trascendental: elegir presidente y 57 diputados, quienes marcarán el rumbo del país durante cuatro años y sus designios impactarán el futuro de toda la nación.
Pensemos bien a quiénes elegiremos y qué clase de persona es. Está bien calibrar los atestados académicos, la carrera profesional y la experiencia; pero más allá de esos datos debemos atisbar al ser humano.
Me duele el viraje de América Latina hacia gobiernos extremistas, de cualquier signo, con ideologías deshumanizadas e intolerantes, dispuestas a llevar a la ruina moral al individuo con tal de imponerle sus creencias e insanas costumbres.
Los valores son la brújula de la vida; ellos marcan el rumbo correcto a cada persona y a la sociedad; para fortalecerlos debemos conocerlos y practicarlos; solo así este año podremos recuperar la esperanza, la fe y la confianza.