¿Inflará o desinflará emociones?
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 23 julio, 2010
Este domingo arranca el campeonato nacional de fútbol…
¿Inflará o desinflará emociones?
Los clubes todavía cuentan con el apoyo de al menos una parte importante del público, mientras enfrentan retos económicos cada vez más duros
Los equipos del campeonato nacional de fútbol enfrentan lo que podría ser su último chance de mejorar su administración, de lo contrario, algunos podrían desaparecer, sobre todo ante las presiones económicas que cada día pesan más sobre ellos.
Además, las señales mixtas, obtenidas de dos sondeos realizados la semana pasada por LA REPUBLICA, indican que existe la posibilidad de que hayan perdido la confianza de muchas personas de clase ejecutiva y profesional
Desde una perspectiva positiva, parece que cuentan con una reserva de apoyo de parte de al menos algunos segmentos importantes del público, según un sondeo realizado en San José por este medio.
No obstante, siguen creciendo las presiones económicas sobre ellos, desde la Caja Costarricense de Seguro Social, hasta los gremios internacionales del deporte.
A esta situación se suma el hecho de que los datos económicos del campeonato 2009-2010 fueron bastante desalentadores.
Ante estas circunstancias, el reto para los clubes consiste en transformar el apoyo del público en un concepto deportivo y económico exitoso.
Posiblemente, no les quede mucho tiempo.
Actualmente, algunos clubes mantienen deudas importantes con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que está aplicando nuevas formas para presionar por el cobro de planillas atrasadas, como la de solicitar a las municipalidades que no den permisos para realizar trabajos en los estadios de equipos que se mantienen morosos con la institución.
Esto pone en jaque a muchos clubes y los obliga a negociar, como fue el reciente caso con el Deportivo Saprissa, al que le detuvieron los trabajos para el cambio de su gramilla sintética.
La Caja también quiere acabar con los cuestionados reportes salariales que realizan algunos equipos y que están lejanos a la realidad.
La “trampa” consiste en separar del salario los derechos de imagen; mediante el voto No 2006-961 de la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia, en octubre de 2006 quedó claro que tales derechos, así como el fichaje, son parte del salario.
Con ello, la Caja obtuvo luz verde para cobrar a los clubes el dinero que estos le adeudaban.
La diferencia en los montos se pasó a cobro por medio de una planilla adicional, que en casos como el de Saprissa y Alajuelense fue de muchos cientos de millones de colones. Actualmente los morados adeudan una planilla adicional por ¢730 millones y los rojinegros por ¢593 millones, ambos equipos están negociando un arreglo de pago con la CCSS.
Mientras tanto, la Caja sigue cuestionando los montos de salario reportados por otros clubes; el más alto que se pagó en las planillas reportadas por el Club Sport Herediano entre marzo y junio del presente año asciende a ¢500 mil, según datos de la CCSS, sueldo que sería utópico para futbolistas del calibre de Ricardo González y Cristian Montero.
Como si esta presión fuese poco, en los próximos meses los equipos deben enfrentar el cumplimiento de los requerimientos que les pide la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), para que las respectivas federaciones les avalen las licencias; dichas medidas regirían a partir de enero de 2011.
Esas disposiciones incluyen contar con asientos numerados en las graderías, camerinos amplios, higiénicos y seguros, malla entre aficionados y gramilla, estadio cerrado hacia el exterior, y un terreno conforme a las normas de calidad de la FIFA, lo cual implica nuevas inversiones de parte de los clubes.
En caso de incumplir estas normas, ellos podrían ser sancionados con la pérdida de puntos en la tabla de posiciones, y hasta la anulación de su licencia y con ello su lugar en la categoría de honor.
Ante tan duro panorama económico, los clubes buscan el equilibrio financiero, por un lado, al evitar la inflación en las contrataciones de los jugadores.
“La industria del fútbol se está acomodando por sí sola y no genera para gastar más allá de lo establecido en un presupuesto realista”, dijo Jorge Hidalgo, presidente del Alajuelense.
Esta compleja perspectiva económica llega después de un campeonato 2009-2010 bastante desalentador, en el cual la taquilla bajó a tan solo 398 mil personas, en comparación con las 526 mil del anterior.
En estas circunstancias, todo apunta a que en un futuro no muy lejano, los clubes más débiles de la categoría mayor desaparezcan consolidándose, con los que sobrevivan, una liga profesional con menos pero mejores equipos.
“La idea es que los equipos se hagan profesionales”, dijo Joaquín Hernández, presidente de la Unión de Clubes de Fútbol de la Primera División (UNAFUT, su nombre abreviado), consciente de que eso puede significar el adiós de quienes no marchen al ritmo de las circunstancias y la disminución de equipos en la primera división, en aras de mayor calidad y competitividad.
Luis Rojas
lrojas@larepublica.net
¿Inflará o desinflará emociones?
Los clubes todavía cuentan con el apoyo de al menos una parte importante del público, mientras enfrentan retos económicos cada vez más duros
Los equipos del campeonato nacional de fútbol enfrentan lo que podría ser su último chance de mejorar su administración, de lo contrario, algunos podrían desaparecer, sobre todo ante las presiones económicas que cada día pesan más sobre ellos.
Además, las señales mixtas, obtenidas de dos sondeos realizados la semana pasada por LA REPUBLICA, indican que existe la posibilidad de que hayan perdido la confianza de muchas personas de clase ejecutiva y profesional
Desde una perspectiva positiva, parece que cuentan con una reserva de apoyo de parte de al menos algunos segmentos importantes del público, según un sondeo realizado en San José por este medio.
No obstante, siguen creciendo las presiones económicas sobre ellos, desde la Caja Costarricense de Seguro Social, hasta los gremios internacionales del deporte.
A esta situación se suma el hecho de que los datos económicos del campeonato 2009-2010 fueron bastante desalentadores.
Ante estas circunstancias, el reto para los clubes consiste en transformar el apoyo del público en un concepto deportivo y económico exitoso.
Posiblemente, no les quede mucho tiempo.
Actualmente, algunos clubes mantienen deudas importantes con la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), que está aplicando nuevas formas para presionar por el cobro de planillas atrasadas, como la de solicitar a las municipalidades que no den permisos para realizar trabajos en los estadios de equipos que se mantienen morosos con la institución.
Esto pone en jaque a muchos clubes y los obliga a negociar, como fue el reciente caso con el Deportivo Saprissa, al que le detuvieron los trabajos para el cambio de su gramilla sintética.
La Caja también quiere acabar con los cuestionados reportes salariales que realizan algunos equipos y que están lejanos a la realidad.
La “trampa” consiste en separar del salario los derechos de imagen; mediante el voto No 2006-961 de la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia, en octubre de 2006 quedó claro que tales derechos, así como el fichaje, son parte del salario.
Con ello, la Caja obtuvo luz verde para cobrar a los clubes el dinero que estos le adeudaban.
La diferencia en los montos se pasó a cobro por medio de una planilla adicional, que en casos como el de Saprissa y Alajuelense fue de muchos cientos de millones de colones. Actualmente los morados adeudan una planilla adicional por ¢730 millones y los rojinegros por ¢593 millones, ambos equipos están negociando un arreglo de pago con la CCSS.
Mientras tanto, la Caja sigue cuestionando los montos de salario reportados por otros clubes; el más alto que se pagó en las planillas reportadas por el Club Sport Herediano entre marzo y junio del presente año asciende a ¢500 mil, según datos de la CCSS, sueldo que sería utópico para futbolistas del calibre de Ricardo González y Cristian Montero.
Como si esta presión fuese poco, en los próximos meses los equipos deben enfrentar el cumplimiento de los requerimientos que les pide la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), para que las respectivas federaciones les avalen las licencias; dichas medidas regirían a partir de enero de 2011.
Esas disposiciones incluyen contar con asientos numerados en las graderías, camerinos amplios, higiénicos y seguros, malla entre aficionados y gramilla, estadio cerrado hacia el exterior, y un terreno conforme a las normas de calidad de la FIFA, lo cual implica nuevas inversiones de parte de los clubes.
En caso de incumplir estas normas, ellos podrían ser sancionados con la pérdida de puntos en la tabla de posiciones, y hasta la anulación de su licencia y con ello su lugar en la categoría de honor.
Ante tan duro panorama económico, los clubes buscan el equilibrio financiero, por un lado, al evitar la inflación en las contrataciones de los jugadores.
“La industria del fútbol se está acomodando por sí sola y no genera para gastar más allá de lo establecido en un presupuesto realista”, dijo Jorge Hidalgo, presidente del Alajuelense.
Esta compleja perspectiva económica llega después de un campeonato 2009-2010 bastante desalentador, en el cual la taquilla bajó a tan solo 398 mil personas, en comparación con las 526 mil del anterior.
En estas circunstancias, todo apunta a que en un futuro no muy lejano, los clubes más débiles de la categoría mayor desaparezcan consolidándose, con los que sobrevivan, una liga profesional con menos pero mejores equipos.
“La idea es que los equipos se hagan profesionales”, dijo Joaquín Hernández, presidente de la Unión de Clubes de Fútbol de la Primera División (UNAFUT, su nombre abreviado), consciente de que eso puede significar el adiós de quienes no marchen al ritmo de las circunstancias y la disminución de equipos en la primera división, en aras de mayor calidad y competitividad.
Luis Rojas
lrojas@larepublica.net