Inflación y Brasil son claves para Fernández
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 25 octubre, 2011
Inflación y Brasil son claves para Fernández
La amenaza de altos índices de inflación y de conflictos comerciales con Brasil aparecen hoy como los problemas prioritarios a abordar por la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, reelegida el domingo con una avalancha de votos.
Ambos factores se conjugan con una economía "recalentada" por incentivos al consumo interno, presiones sobre el tipo de cambio y una tendencia bajista del superávit comercial en el contexto de la crisis que afecta a EE.UU. y países de la Unión Europea (UE).
Mientras la Unión Industrial Argentina, la mayor patronal del país, muestra su beneplácito por la reelección de Fernández y reclama profundizar la "re-industrialización" del país, la mandataria ha ratificado la relación estratégica "vital" con Brasil y la apuesta a reforzar la integración regional para afrontar la crisis externa.
Tanto Fernández como sus principales colaboradores han mostrado además la intención de fomentar pactos entre sindicatos y empresas que moderen la disputa por el ingreso, uno de los factores que impulsan el alza del coste de vida.
Fuentes oficiales han dejado trascender la intención de reducir los millonarios subsidios al consumo, en especial los que se decantan en las tarifas de energía, sin afectar a las capas más bajas de la población.
La economía de Argentina lleva ocho años de fuerte crecimiento, pero desde 2007 el coste de vida se disparó a tasas del 20% al 25% anual, según cálculos privados que casi triplican a las cifras oficiales y sitúan al país entre los de mayor inflación de América Latina.
Mientras se multiplican las conjeturas postelectorales, destaca el hecho de que Argentina acogerá el miércoles próximo una reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para avanzar en medidas de protección regional.
La cita, segunda de ese tipo que la Unasur celebra en Buenos Aires, fue convocada por consenso entre Amado Boudou, vicepresidente argentino electo y ministro de Economía, con su colega brasileño, Guido Mantega, según fuentes oficiales argentinas.
Una vez que Fernández comience su segundo mandato, el 10 de diciembre próximo, Boudou pasará a ser presidente del Senado y los dirigentes que aparecen como candidatos a sucederle tienen un perfil "pragmático" similar al del ministro de Economía saliente.
Argentina, que coloca en Brasil el grueso de su producción de automóviles y otras manufacturas industriales, se verá en problemas si se cae el crecimiento brasileño, coinciden los expertos en momentos en que se vislumbran nuevos conflictos comerciales entre ambos países, los socios de Paraguay y Uruguay en el Mercosur.
El asunto es motivo de permanentes consultas entre los Gobiernos mientras se suceden las quejas de empresarios brasileños por trabas al ingreso de sus productos, trascienden presuntas represalias y determinadas industrias argentinas claman por no perder protección.
Argentina y Brasil, que forman el lote de países en desarrollo que comparten el G20 con las grandes potencias, tienen vigentes acuerdos comerciales y de asistencia mutua que son mostrados como ejemplo en la Unasur para "blindar" a Suramérica.
La consultora Ecolatina advirtió en estos días que Argentina sufrirá este año una fuga de capitales superior a $22 mil millones, nivel que puede causar una "abrupta desaceleración" de la economía el año próximo si se agudiza la crisis que sufren estadounidenses y europeos.
Hay cierta incertidumbre sobre la evolución de las reservas monetarias y por el tratamiento de los vencimientos de la deuda pública argentina por un total de unos $13.230 millones el año próximo.
Para pagar parte de esas deudas, el presupuesto oficial de 2012, a estudio del Parlamento, fija el uso de reservas monetarias "de libre disponibilidad" (el excedente de lo necesario para cubrir el dinero en circulación) por $5.674 millones, cuando las divisas en esa condición oscilan en unos $2.700 millones.
Buenos Aires
EFE
La amenaza de altos índices de inflación y de conflictos comerciales con Brasil aparecen hoy como los problemas prioritarios a abordar por la presidenta de Argentina, Cristina Fernández, reelegida el domingo con una avalancha de votos.
Ambos factores se conjugan con una economía "recalentada" por incentivos al consumo interno, presiones sobre el tipo de cambio y una tendencia bajista del superávit comercial en el contexto de la crisis que afecta a EE.UU. y países de la Unión Europea (UE).
Mientras la Unión Industrial Argentina, la mayor patronal del país, muestra su beneplácito por la reelección de Fernández y reclama profundizar la "re-industrialización" del país, la mandataria ha ratificado la relación estratégica "vital" con Brasil y la apuesta a reforzar la integración regional para afrontar la crisis externa.
Tanto Fernández como sus principales colaboradores han mostrado además la intención de fomentar pactos entre sindicatos y empresas que moderen la disputa por el ingreso, uno de los factores que impulsan el alza del coste de vida.
Fuentes oficiales han dejado trascender la intención de reducir los millonarios subsidios al consumo, en especial los que se decantan en las tarifas de energía, sin afectar a las capas más bajas de la población.
La economía de Argentina lleva ocho años de fuerte crecimiento, pero desde 2007 el coste de vida se disparó a tasas del 20% al 25% anual, según cálculos privados que casi triplican a las cifras oficiales y sitúan al país entre los de mayor inflación de América Latina.
Mientras se multiplican las conjeturas postelectorales, destaca el hecho de que Argentina acogerá el miércoles próximo una reunión de ministros de Economía y Finanzas de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para avanzar en medidas de protección regional.
La cita, segunda de ese tipo que la Unasur celebra en Buenos Aires, fue convocada por consenso entre Amado Boudou, vicepresidente argentino electo y ministro de Economía, con su colega brasileño, Guido Mantega, según fuentes oficiales argentinas.
Una vez que Fernández comience su segundo mandato, el 10 de diciembre próximo, Boudou pasará a ser presidente del Senado y los dirigentes que aparecen como candidatos a sucederle tienen un perfil "pragmático" similar al del ministro de Economía saliente.
Argentina, que coloca en Brasil el grueso de su producción de automóviles y otras manufacturas industriales, se verá en problemas si se cae el crecimiento brasileño, coinciden los expertos en momentos en que se vislumbran nuevos conflictos comerciales entre ambos países, los socios de Paraguay y Uruguay en el Mercosur.
El asunto es motivo de permanentes consultas entre los Gobiernos mientras se suceden las quejas de empresarios brasileños por trabas al ingreso de sus productos, trascienden presuntas represalias y determinadas industrias argentinas claman por no perder protección.
Argentina y Brasil, que forman el lote de países en desarrollo que comparten el G20 con las grandes potencias, tienen vigentes acuerdos comerciales y de asistencia mutua que son mostrados como ejemplo en la Unasur para "blindar" a Suramérica.
La consultora Ecolatina advirtió en estos días que Argentina sufrirá este año una fuga de capitales superior a $22 mil millones, nivel que puede causar una "abrupta desaceleración" de la economía el año próximo si se agudiza la crisis que sufren estadounidenses y europeos.
Hay cierta incertidumbre sobre la evolución de las reservas monetarias y por el tratamiento de los vencimientos de la deuda pública argentina por un total de unos $13.230 millones el año próximo.
Para pagar parte de esas deudas, el presupuesto oficial de 2012, a estudio del Parlamento, fija el uso de reservas monetarias "de libre disponibilidad" (el excedente de lo necesario para cubrir el dinero en circulación) por $5.674 millones, cuando las divisas en esa condición oscilan en unos $2.700 millones.
Buenos Aires
EFE