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NACIONALES


Inestabilidad en el gabinete es un mal común

Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Jueves 17 marzo, 2016


El gobierno de Luis Guillermo Solís enfrenta una salida cada dos meses y medio, en promedio. La última se dio esta semana. Archivo/La República


Cada dos meses y medio el gobierno de Luis Guillermo Solís ve cómo uno de sus ministros deja el cargo.
Sin embargo, las nueve renuncias que ya suma esta administración, incluida la de esta semana de Víctor Morales, ministro de Trabajo, por contratar a una sobrina, no deberían sorprender a nadie, ya que la inestabilidad en los gabinetes es un mal común desde la administración de Miguel Ángel Rodríguez, de acuerdo con el Estado de la Nación.
Aun así, las salidas que registra Solís por el momento están muy lejos de los 15 movimientos que enfrentó Laura Chinchilla durante sus primeros dos años de gobierno.
De hecho, el mandatario cuenta con el segundo mejor registro de salidas, al contar con la misma cantidad de Abel Pacheco, quien “abrazó” a nueve personas, tal y como él decía cuando quería despedir a alguien.
Mientras tanto, la última administración de Óscar Arias es la que registra menos salidas en 24 meses, ya que apenas contabilizó siete cambios, incluido por partida doble a Alfredo Volio, quien dejó los puestos de ministro de la Producción y de Economía, Industria y Comercio, para encabezar el movimiento del “Sí al TLC con Estados Unidos”.
El gobierno de Rodríguez tuvo 11 salidas en ese mismo periodo.
Los constantes cambios en el gabinete, se podrían traducir en atrasos de proyectos, o en el peor de los casos, en el freno de iniciativas.
Asimismo, se corre el riesgo de que una persona sin experiencia tenga que iniciar desde cero su aprendizaje en la función pública.
La salida más polémica que enfrentó el gobierno de Solís hasta el momento la protagonizó Melvin Jiménez, exministro de la Presidencia, quien tuvo desde el comienzo de su gestión una férrea crítica de la prensa y la oposición, no solo por su supuesto trabajo deficiente, sino también porque tuvo que enfrentar una acción de inconstitucionalidad para ser removido, porque era al mismo tiempo obispo luterano y ministro.
Al final, el 15 de abril de 2015 y sin haber cumplido ni siquiera un año en el puesto, el propio Presidente anunció su salida.
Otros casos polémicos de esta administración los protagonizaron Elizabeth Fonseca, exministra de Cultura, por el desastre en la organización del FIA 2015 en el que se canceló el 70% de las actividades y, por supuesto, la renuncia de Carlos Segnini en la cartera del MOPT, por tener engavetados unos $2 mil millones en préstamos para infraestructura.

 







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