Inequidad presiona calidad de vida
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 15 noviembre, 2007
Desigualdad entre ricos y pobres se agrava y aproxima a su máximo nivel histórico
Inequidad presiona calidad de vida
• Desequilibrio genera complejas tensiones que se reflejan en el ámbito social y político
• Ultimo informe Estado de la Nación calificó a 2006 como “el año de los contrastes”
Israel Aragón
iaragon@larepublica.net
La desigualdad es un mal síntoma para las sociedades en crecimiento económico. En Costa Rica, el aumento en el ingreso de los hogares y en las oportunidades de empleo no ha contribuido de igual forma a reducir la brecha entre ricos y pobres, lo que a su vez podría explicar la descomposición de importantes indicadores sociales.
Mientras en los últimos años el país enfrenta una bonanza económica reflejada en el crecimiento del ingreso nacional disponible y el producto interno bruto, los índices de delincuencia no muestran intenciones de ceder desde hace tres años.
La tenencia de armas creció un 118% en los últimos cuatro años y la cantidad de empresas dedicadas a la seguridad privada pasó de 380 a 430 durante 2006, año en que la producción aumentó un 8,2%.
Las anteriores estadísticas ayudan a revelar la importancia del indicador de la desigualdad para la calidad de vida.
Hace 15 años el Coeficiente de Gini —indicador utilizado en el país para medir la desigualdad entre ricos y pobres— no sobrepasaba el 0,38. Cuanto más se acerque a cero representa mayor igualdad.
Desde 1990 muestra una tendencia creciente y actualmente se encuentra cerca de su mayor nivel histórico, al pasar de 0,42 en 2006 a 0,43 este año.
El margen que lo separa del récord de desigualdad histórico para Costa Rica, es mínimo. Este nivel se produjo en 2001 cuando el índice marcó casi un 0,44.
De seguir esta tendencia, analistas consideran que en menos de 12 meses se superaría ese récord, pues bastaría avanzar lo mismo que en el último periodo.
Las cifras contrastan con el crecimiento en otros indicadores sociales y económicos. El XIII Informe Estado de la Nación, el cual hace referencia a índices macroeconómicos de 2006, estableció que durante ese año la incidencia de la pobreza se mantuvo estancada en el 20%.
Pese a ello, la producción creció un 8,2%, el ingreso promedio real de los hogares aumentó un 2,4% y el ingreso laboral de los ocupados un 3,8%.
Sin embargo, el aumento del ingreso fue desigual en los diferentes niveles de la población, pues el acceso a más oportunidades solo se presentó especialmente en el 20% de los ciudadanos más adinerados del país.
Esta desigualdad genera conflictos y roces sociales, pues se percibe que una parte de la población considerada como de las clases más adineradas es la que más se beneficia del desarrollo económico, lo cual genera oposición y bloqueo, a juicio de Miguel Gutiérrez, coordinador del programa Estado de la Nación.
“Estamos atrapados en una disputa distributiva que ha aumentado la polarización y genera un tenso desequilibrio”, afirmó Gutiérrez.
Además, el 20% de la población con menos recursos presentó un descenso en el crecimiento de sus ingresos.
El estudio es enfático al afirmar que “el crecimiento económico se está traduciendo en aumentos de la desigualdad absoluta”, pues la “riqueza aumenta pero se distribuye de manera cada vez más desigual”.
Asimismo, la cifra récord de $8.198 millones exportados durante 2006 fue acompañada de un aumento en el déficit de la cuenta corriente y del subempleo invisible (personas que trabajan menos horas de las que desearían), “lo que denota la baja calidad de muchos de los empleos que se están generando”, indica.
Entre las razones que adjudica a la situación están la falta de encadenamientos productivos, ausencia de generación de empleos de calidad, el entrabamiento general en materia política y una incapacidad de las instituciones del Estado para adecuarse a los acelerados cambios de la sociedad, lo cual resta competitividad.