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Hoy fui feliz

Leopoldo Barrionuevo leopoldo@amnet.co.cr | Sábado 12 junio, 2010



ELOGIOS
Hoy fui feliz

Primer sábado de junio, faltan apenas días para el Mundial de Sudáfrica. No me quejo, pero me inquieta el tiempo que se me va entre ejercicios, silla de ruedas, andador, camilla ortopédica siempre mirando hacia el techo y en medio de los regaños y el aliento de mi terapeuta, Sandra.
S-lo ahora comprendo el dicho tico “andar con toda la pata”, mientras repaso los poemas de Nicolás Olivari “La musa de la mala pata”. Estoy agüevado, lo confieso, aunque solamente por comparación con los 15 años que festeja mi nieta Valeria, a quien no podré acompañar, sin embargo me motiva la cantidad de mensajes de muchos queridos amigos que me envían correos de todas partes.
Armando Casafuz, compañero de estudios desde la primaria me sorprende con pura estadística que me van cambiando el ánimo desde el inicio y dice así: “Querido Polo, es posible que estés padeciendo por tus impedimentos físicos momentáneos, como suele pasarnos cuando ocasionalmente las cosas no nos suceden como esperamos. Voy a intentar mostrarte que no tienes motivo para ver sino lo que quieres ver, es decir no la realidad sino la percepción de esa realidad, que siempre es tuya.
Costa Rica, esa joyita que te adoptó es pequeña y es un buen ejemplo representativo para encerrar el mundo en ella pero con solo 100 habitantes. Imaginemos que toda la humanidad cabe en esas cien personas: 60 serían asiáticos, 11 europeos, 15 africanos y 14 americanos (de los cuales seis del norte).
Blancos 30, no blancos 70, cristianos 30, no cristianos 70, mientras habría 52 mujeres y 48 hombres, pero 89 heterosexuales y 11 homosexuales.
Lo doloroso de estas proporciones sería: seis personas manejarían el 59% de toda la riqueza, 80 vivirían en condiciones subhumanas y 70 no sabrían leer.
¿Quieres más? Una sola tendría computadora y una sola también habría cursado estudios universitarios, 65 irán a dormir hoy con hambre ¿y tú te quejas? Pues yo creía conocerte, mi querido Polo”.
No me abrumes, Armando Casafuz, pero a veces flaqueo. Vivir no es una tarea fácil y compartir partir el pan con los otros no es algo que practiquemos de tiempo completo. Cada día nos levantamos con alegría, entusiasmo y actitud mental positiva, a pesar de todo, luego el día nos golpea y soportamos golpes y caemos, nos levantamos y volvemos a empezar porque vamos aprendiendo que después de 40 días de borrascas vuelve a salir el sol y lo que más cuenta es que cada uno de nosotros, por un milagro de voluntad, logra que salga el sol en su interior, no solamente en la circunstancia que nos rodea.
Y aunque lo diga mal, porque se presta a interpretaciones y críticas que me resbalan, hoy soy feliz no porque hay otros más desgraciados que yo sino porque no tengo derecho alguno a sentirme mal en lo absoluto al enumerar todo lo que poseo, todo lo que obtuve y disfruto en esta tierra de paz y no se trata de otros bienes más que espirituales, es decir lo que traje y acumulé a lo largo de la vida y lo que dejaré como legado cuando me vaya.
Hoy soy feliz, carpe diem, vive intensamente el día de hoy, espero que me dure mañana, aunque el mañana no existe: cuando amanezca, mañana será hoy. Siempre será más romántico que las líneas de Mike Wynne desde Chicago:” Me encanta que hayas tenido esa experiencia con la enfermera Nancy pero, conociéndote, no te rompas la otra pierna para verla otra vez; hay alternativas menos dolorosas. Por ahora, hazme el favor de mejorarte pronto.
Abrazos, Mike

Leopoldo Barrionuevo
leopoldo@amnet.co.cr

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